capitulo 12

-¡Ehhh, estate quieta y no hagas comedias! -dijo Peter mirándola fijamente a los ojos-. Es un jersey viejo. Me lo ponía cuando estaba en Vietnam. «Probablemente, esto le ha traído recuerdos que preferiría olvidar», pensó Lali sintiéndose culpable. -Esta mañana no té has levantado chillando y dando golpes en el suelo -dijo Peter-. ¿Significa eso que has dejado de luchar ante la idea del matrimonio? -No lo he hecho por Katy, está tan ilusionada... -Sí. Ya te lo dije. Lali le miró llena de ira. -¡Yo no te quiero, Peter Lanzani! -dijo Lali con voz firme. -¡Qué decepción! -contestó Peter-. Pensé que ocultabas una gran pasión por mí. -Siento echar a perder tus sueños. No me acostaría contigo por nada del mundo. -Lo que te ocurre es que no sabes nada acerca del sexo. En cambio, yo sí lo sé. Lali se quedó parada ante esta inesperada e íntima observación y se sonrojó. -Yo nunca he dicho lo contrario -dijo Lali. -Pero estabas pensándolo -dijo Peter con una sonrisa-. Yo no me encontré a Katy debajo de un repollo. La discusión estaba llegando demasiado lejos y, a Lali no le gustaba. Ella no sabía nada sobre el sexo, tan sólo lo que había leído en algunos libros. Y de la última persona que ella quisiera aprender eso, sería de Peter. No podía imaginárselo siendo tierno y delicado con una mujer. -¿Dónde está Katy? -preguntó Peter. -La llamó su amiga Deanne -murmuró Lali. -Deanne es una chica de ciudad. Está muy espabilada para su edad. No me gusta que Katy se junte con ella. -¿Porque lleva vestidos? ¿Te crees que Katy, cuando se haga más mayor, va a correr por el rancho y va a ir detrás de un toro con un látigo en la mano? Peter la miró a los ojos y Lali apartó la mirada. -Muchas veces he deseado que hubiera sido un chico -dijo Peter dejando sorprendida a Lali-. Pero no es culpa suya. -Casi tiene diez años. Es la edad apropiada para las fiestas, los trajes y que los chicos la rodeen. Sería muy triste si se la privase de esas cosas. Peter la miró y tiró el cigarrillo con rabia. -¿Por qué no te metes en tus cosas? Vete a cortar flores o algo así. Es para lo único que sirves. Peter se bajó de la valla y las lágrimas aparecieron en los ojos dé Lali. Se dio la vuelta y se fue hacia la casa. Un silbido la hizo detenerse. -¡Qué! -gritó Lali.