Thursday, March 17, 2016

capitulo 50

-¿Qué quiere usted, señora Lanzani? -le preguntó Peter a Lali con una expresión de alegría en su rostro que Lali nunca había visto. -Me gustaría... una sortija -contestó Lali. -¿Una sortija? -Sí, con una piedra preciosa. Peter se inclinó en la estantería y le dijo a Lali que echara un vistazo. Lali eligió una de plata con incrustaciones de turquesa. Lali se puso la sortija y después, en el mismo dedo, el anillo de boda. Peter lo pagó, pero no fue tan caro como el regalo de Crystal. -¿Sólo quieres eso? -le preguntó Peter. -Sí -contestoLali mientras miraba la sortija-. Gracias, Peter. -Debiste tener un anillo de boda mejor -le dijo Peter. -No importa -contestó Lali-. Me gusta el que tengo. Es muy sencillo, pero tiene una elegancia y una dignidad que no tienen los diamantes. -Eres una mujer muy extraña. -¿Por qué piensas eso? -le preguntó Lali-. Te casaste conmigo. -Sí -contestó Peter-. Me casé contigo. -Sin tener ninguna elección. -Acerca del matrimonio, Lali... -No te molestes -interrumpió Lali-. Ya hemos hablado una y otra vez de eso y siempre es lo mismo. Al final, terminamos discutiendo. -Deberías intentar conocerme aunque fuera sólo un poco y entonces, no ocurriría eso. Debes tratar de cambiar y no alejarte de mí. -Es más seguro alejarme de ti -dijo Lali un poco áspera-, es menos doloroso. El rostro de Peter se quedó pálido y la miró con amargura. -Sé que no he sido muy amable contigo. Y por si acaso tú no te das cuenta, estoy intentando portarme mejor estos días, pero parece que tú me lo quieres poner más difícil. -¿Lo estás intentando? ¿Para ti ir detrás de Crystal significa intentarlo seriamente? -¿Estás celosa? -No lo estoy. Y si lo estuviera, me moriría antes de que tú lo supieras. Yo no revelaría mis secretos al enemigo, señor Lanzani. -¿Soy yo tu enemigo? -¿Tú qué piensas? -Trato de no pensar en nada, Lali. En ese momento, Katy se acercó corriendo a ellos. -¡Daos prisa para ver la ardilla! Hay un hombre que le está dando nueces. Cuando Lali llegó, el hombre todavía estaba dándole nueces y la ardilla las cogía de su mano. -Tiene carácter -dijo el hombre riéndose mientras el roedor cogía las nueces de su mano-. Seguro que impresiona a los turistas. Ellos no pueden entender lo domesticada que está. -Me hubiera gustado haberme traído la cámara -dijo Lali-. ¡Qué fotografía tan bonita! Otro turista debió pensar lo mismo y se acercó con su cámara para hacerle una foto. Lali pensó que después de aquella excursión cualquier persona habría vuelto a su casa, pero ellos se fueron a dar vueltas por todo el centro de la ciudad. Fueron a La Villita, donde había puestos de artesanía y continuaron por el Paseo del Río. Pasaron por montones de restaurantes y pubs que tenían terrazas donde los turistas se sentaban en verano y primavera para contemplar el río. Lali dio un suspiro mientras paseaba por allí, y deseó que el tiempo fuera mejor para poder sentarse en una mesa y contemplar el río. Estaba muy cansada. Debía de ser a causa del embarazo.

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