Sunday, March 13, 2016

capitulo 29

-Oh, sí. Te deseo. Lali se puso de pie y sintió lo imprudente y lo prohibido al mismo tiempo. Se esforzó por mirarle a los ojos. Deslizó el camisón por su cuerpo y lo dejó caer al suelo. Peter la miró como si nunca hubiera visto a una mujer en su vida. -Eres la gracia y la elegancia juntas -le dijo Peter-. Me imaginaba que serías orgullosa incluso cuanto te entregaras a mí. Eres encantadora, Lali. Demasiado encantadora. No me provoques, cariño. Hace tiempo que no hago el amor y tengo muchas ganas. Peter fue a apartarse, pero Lali le agarró del brazo. -¿Es tan duro para ti? -susurró Lali. -No. Todo lo contrario. Pero si te quedas embarazada... -Oh, me encantaría. Me gustaría tener un hijo tuyo. Peter se puso nervioso. -Lali... -¿No quieres un hijo, Peter? Peter se acercó a Lali y acarició su cuerpo desnudo, apoyando el rostro sobre su pelo. -Sí -contestó Peter-. Quiero un hijo y te quiero a ti. Pero... -¿Pero, qué? -Lali, ¿tú sabes que yo estuve en Vietnam? -Sí. -Mi unidad se encontró con una emboscada y a mí me metieron mucha metralla en el cuerpo. Mi cadera derecha y el muslo parecen el mapa de una carretera. Las cicatrices se han borrado un poco con el paso de los años, pero he conocido mujeres que me pedían que apagara la luz... Peter sonrió al decir esto, pero a Lali le dolió. ¡Cuánto debía haber sufrido! -Yo nunca te pediría que apagaras la luz -le dijo Lali al oído-. A mí no me importaría que hubieses perdido un brazo o una pierna... al fin y al cabo, sigues siendo Peter. -Mañana puedes lamentarte de lo que ocurra. -Me preocuparé de ello por la mañana, Peter, por favor... -¡Dios mío, no tienes que suplicar! ¿No te das cuenta de lo que yo lo deseo? Peter se inclinó y la besó con pasión. Lali sintió como la levantaba en brazos y a continuación la tumbaba en la cama. Peter comenzó a quitarse la ropa con mucha agilidad. Ella sabía que Peter no estaba del todo sobrio y que no había barreras entre ellos. Lali no apartó los ojos cuando Peter se puso de espaldas y ella pudo ver las cicatrices de la cadera y del muslo. Esa parte no la tenía muy morena. Quizás fuera porque nunca iba a nadar ni tampoco se ponía pantalones cortos. Las cicatrices no eran muy agradables, pero tampoco tan horribles como Peter había dicho. Todo el resto de su cuerpo era musculoso. El contorno de arriba era ancho y al llegar a las caderas se estrechaba. -¿Algún comentario? -le preguntó Peter. -¿Esperabas que me desmayara? -le preguntó con una sonrisa-. Casi estuve a punto, pero no fue por las cicatrices. -¿Nunca habías visto a un hombre desnudo? Lali movió la cabeza. -Intentaré tener cuidado -dijo Peter y le dio un beso-. Pero yo soy muy torpe, señora Lanzani. Hace mucho tiempo que no estoy con una mujer en la cama.

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