Sunday, February 28, 2016

capitulo 5

-La gente nos está mirando -había dicho Lali. -¡Pues que miren! -había gritado Peter-. Si te crees con derecho a decirle a la gente cómo tiene que cuidar de sus hijos, cuéntaselo a todo el mundo. ¡Adelante, señorita Esposito, dígame cómo tengo que educar a mi hija! Lali había sido humillada, pero se mantenía con la cabeza bien alta y mirándole fijamente. -No creo que tenga que volver a repetirlo – le había contestado Lali. Peter se enfadó más al ver que Lali no se irritaba y empezó a blasfemar. -Eres una niña presumida -le había dicho Peter-. ¿Por qué no te casas y tienes tus propios hijos? ¿No puedes encontrar a un hombre lo bastante bueno? ¿O lo que te ocurre es que no puedes encontrar a un hombre? Peter se dio la vuelta y se marchó, dejando a Lali con los ojos llenos de lágrimas. Ella se marchó entonces al hotel para hacer las maletas. Ésa fue la última vez que tuvo contacto con Peter, hasta ahora. -Tan callada y tan distinguida -dijo Peter haciéndola volver a la realidad-. Sin una queja y sin ningún grito. ¿Es esto un comportamiento humano para ti? Lali levantó la cabeza y le miró. -¡Mira quién está hablando de ser humano! -exclamó Lali. -Yo nunca dije que lo fuera. -Si hubiera dudado de ello, tú me habrías hecho cambiar de opinión hace dos veranos. -Tú te marchaste. No lo esperaba. Nunca te habías alejado de mí -dijo Peter. La frase fue insólita, pero Lali no quería enredar más las cosas. -Yo no me marché. Simplemente, no veía ninguna razón para quedarme ni un solo día más aguantando tus insultos. -Aquello fue por lo de Katy. No quiero que sea una muchacha de sociedad, ¿está claro? Tú le echaste una mano en su vestuario, pero no quiero que vuelva a ocurrir. -No te preocupes. No estaré mucho tiempo por aquí y así no le haré ningún daño. -¡Estarás aquí! ¡Y cállate ya! -dijo Peter mirándola con rabia-. No me gusta discutir cuando estoy pilotando. No querrás que tengamos un accidente, ¿verdad? -El avión no se atrevería -dijo Lali muy enfadada-. Como a la mayoría de las cosas que te rodean, le resultaría demasiado amenazador aventurarse. Peter se echó a reír, pero en seguida cambió de expresión, y puso la cara que él acostumbraba a poner. Por la noche, aterrizaron en el aeropuerto de San Antonio. Lali estaba muy cansada. Apenas reconocía los alrededores, hasta que se dirigieron a la salida y entonces vio las paredes. Todas tenían posters publicitarios y con temas del Oeste. -¡Oh, qué maravilloso! -exclamó Lali cuando se fijó en uno que mostraba un rancho con un molino de viento. Se parecía al Oeste de Tejas y Lali se quedó prendada con él. -¡Por todos los cielos, vamos! -gritó Peter y la agarró del brazo. El contacto de la mano de Peter parecía como si la estuviese quemando. -¿Podrías parar de quejarte un minuto? -le dijo Lali a Peter. -¿Por qué no dejas de criticar a todo el mundo que te rodea y te echas un vistazo a ti misma? -le reprochó Peter-. ¿Qué te hace pensar que eres perfecta? Lali sabía que no era perfecta, pero le hicieron mucho daño esas palabras. -No me casaré contigo. Tendrás que pasar por encima de mi cadáver. -Deja de decir tonterías. Tú te vas a casar conmigo quieras o no. No quiero hablar más del asunto.

capitulo 4

«Esto no puede estar ocurriendo», se dijo Lali una hora más tarde cuando estaba sentada al lado de Peter en la cabina del avión. El sonido del motor era real y Peter estaba a su lado, concentrado en pilotar el avión. Peter no confiaba su vida a otro piloto. Le gustaba controlar todo. Ahora Lali entendía por qué ninguna mujer le había llevado al altar. Enamorarse sería también dar el control a alguien. Lali se inclinó en el asiento y se preguntó cómo podría salir de ese lío. Pensó que podría venderle las acciones, pero de pronto recordó la frase exacta del testamento. Gimena también había tenido cuidado en ese punto. La única manera que Peter tenía de conseguir esas acciones, era casándose con Lali. Y esto, Gimena lo había pensado, pero estaba segura de que nunca lo haría. Lali le era antipática a Peter y todo el mundo lo sabía. Siempre estaban regañando. Peter y ella tuvieron una pelea por Katy. Lali llegó a sonrojarse por el lenguaje que Peter utilizó. Katy le contó a Lali una pelea que tuvo en la escuela por afirmar que podría vencer a dos chicos de su tamaño. Lali pensaba que eso era terrible y así se lo dijo a Peter cuando una noche fueron a cenar a un restaurante del Paseo del Río. Siempre solían acabar en el restaurante después de la excursión y del rodeo anual. -¿Qué tiene de malo que Katy se defienda a sí misma? -había dicho Peter-. El maldito chico le pegó primero. -Es una chica -había contestado Lali sin poderse aguantar-. ¿Qué estás intentando hacerle? -Enseñarle a defenderse. -Enseñándole a ser caprichosa -había dicho Lali sin acobardarse. Esto hizo estallar a Peter. Tenía los ojos resplandecientes y una mirada peligrosa. -Katy es mi hija. Yo decido lo que es bueno o malo para ella y no necesito la ayuda de una señorita. ¿Quién eres tú para decirme cómo tengo que criar a mi hija? ¿Qué cualidades tienes para ser la madre de alguien? Peter levantó bastante la voz. Lali hubiese querido esconderse.

capitulo 3

Bess se dio la vuelta recordando que todavía era la señorita Esposito de Oakgrove y llevó a Peter a un salón que no estaba muy decorado. -Veo que todavía eres una chica de sociedad -dijo Peter sentándose en el sofá-. ¿Me pueden servir un café, señorita Esposito? o, ¿es que no trabajan hoy los criados? -Hace dos días que murió mi madre -dijo Lali-, por lo tanto, deja tus sarcasmos para otra ocasión. Sí que hay café, pero no hay criados. ¿O no sabes que la única cosa que hay en pie entre mí y la inminente miseria, son esas acciones en las que tú estás deseando poner las manos? Peter la miró como si le hubiese sorprendido. -Traeré el café -dijo Lali. Mientras lo preparaba, intentó calmar sus nervios. El ponerse así no la ayudaría nada con Peter, y sería mejor que se controlara. Lali llevó el café al comedor y encontró a Peter mirando un retrato de Gimena y Lali. Peter vio entrar a Lali con el servicio y no le ofreció ninguna ayuda. -Gracias por tu ayuda -dijo Lali. -¿Pesaba mucho? -preguntó Peter. Lali casi se echó a reír. La situación era increíble. Al sentarse derramó el café, pero no se dio cuenta de ese desliz. -¿Debería adularte por acordarte de cómo me gusta el café? -preguntó Peter mientras la miraba insolentemente de arriba abajo. -No hace falta que me adules -contest Lali cogiendo la taza de café-. Yo te conozco. -Creo que tienes toda la razón. -¿Cómo está Katy? -preguntó Lali. -Crece muy deprisa -dijo Peter con la mirada fija en Lali-. Me preguntó por ti cuando vio a toda la familia este verano. -Siento no haber podido ir. No podía dejar a mi madre sola. -Bueno, ya hemos hablado bastante. Te vas a venir conmigo a San Antonio. -¿Qué has dicho? -preguntó Lali sorprendida. -Me has oído muy bien. La única manera que tengo de controlar esas acciones es casándome contigo. El cuerpo de Lali se quedó inmovilizado, como si Peter le hubiera golpeado. Lali debió haber imaginado eso antes. -No -contest Lali tajantemente. -Sí -dijo Peter-. He esperado mucho tiempo para tener esas acciones y las voy a tener. Si tú aceptas el trato, yo cumpliré mi parte lo mejor posible. Lali se sonrojó y se puso derecha en el sillón. -¿Qué te hace pensar que voy a aceptar? -preguntó Lali con un tono de voz frío-. Tú eres arrogante y egoísta, y no te preocupas por nadie en el mundo excepto por Katy. -Eso es verdad -afirmó Peter-. Pero tú vendrás conmigo al altar, aunque tenga que llevarte atada y amordazada. -No puedes obligarme a casarme contigo. -¿Crees que no? Peter se puso de pie. En su rostro se apreciaba el mal humor y la ira. Salió de la habitación y Lali se le quedó mirando. Unos minutos más tarde, Peter volvió con el abrigo y el bolso de Lali en las manos. -He quitado la caja de fusibles. Puedes llamar a un corredor de fincas de San Antonio para que ponga la casa en venta. Las cosas pequeñas te las puedes llevar. Ahora, ponte el abrigo. Lali no podía creer que aquello estuviese ocurriendo. «Debe ser una alucinación», se dijo. Un instante después, Peter le puso el abrigo y le dio el bolso. -¡No iré! -gritó Lali. -¡Ni hablar, tú vendrás! Peter la agarró del brazo y la sacó de la casa.

capitulo 2

-Sí, claro. Tú vas al rancho todos los veranos, ¿verdad? Pero no fuiste este verano... -Tuve que cuidar a mi madre -había dicho Lali con firmeza. -Sí, ya lo sé. Yo pude haber ayudado, pero... ¿Qué piensas hacer con las acciones? -Desearía no tenerlas. No me gusta tener que enfrentarme a Peter. Si mi madre hubiera arreglado lo de las acciones de otra manera... -Ella le odiaba. Recuerdo que no iba a las fiestas porque sabía que él iba a estar allí. ¿Por qué se llevaban tan mal? -Porque ella era una chica de sociedad. Y no había nada en el mundo que Peter odiara más. La madre de Katy también era así, ya lo sabes. Ella rompió su compromiso mientras él estaba en Vietnam y se casó con otro. Por esa razón parece que odia a todo el mundo, incluso a mí. Yo pensé que la batalla se acabaría cuando ella muriera. -Creo que podrás manejarle. -¿A Peter? -había dicho Lali sonriendo-. La primera vez que le vi fue cuando estuve con mi padre en el rancho de Lanzani. Yo tenía catorce años. Mi padre se tomó unas cuantas copas y se acercó a él con una pistola cargada. Peter no dio ni un paso atrás. Fue derecho a la pistola, se la quitó y le golpeó en las rodillas. -Te brillan los ojos cuando hablas de él -le había dicho Euguenia a Lali-. Te entusiasma, ¿verdad? -Me asusta. -Eres terriblemente ingenua para los años que tienes. No es miedo, lo que pasa es que no tienes experiencia para saber lo que es -le había dicho Euguenia dándose la vuelta para marcharse-. Me tengo que ir Pablo me está esperando en el aeropuerto. Ya me contarás cómo van las cosas. Y eso fue todo. Lali se quedó sola. No tenía familia, ni ningún amigo en quien confiar. No tuvo la ocasión de tener amigos porque tenía que cuidar a una madre inválida. Tan pronto como Peter se diera cuenta de que Lali controlaba sus acciones le haría la vida imposible. Aunque no había conseguido convencer a Gimena, eso no quería decir que no lo intentara con Lali. Se apartó de la ventana al sorprenderle las luces de un coche. El ruido de la lluvia amortiguaba el ruido del motor. Lalise fue al vestíbulo y se sentó en la escalera. Se tocó la cara y se comparó a Euguenia. Tenía una nariz perfecta y unos labios rojos muy perfilados. Sus ojos eran grandes y atrayentes, v aunque no era tan hermosa como su hermanastra, tampoco era muy fea. Algún día encontraría a un hombre y se casaría con él. Pensó en Peter y supo que él nunca se casaría. Él ni siquiera había propuesto matrimonio a la madre de Katy. Lali se quedó mirando toda la enorme casa que había formado parte de la herencia de los Esposito desde hacía más de cien años. Euguenia tenía razón. Debería vender la casa. Los dividendos de sus acciones eran suficientes para que ella pudiera vivir, pero no para mantener la casa. Lali se puso de pie. Podría ponerse a ordenar los cajones y así estaría ocupada. Hubiera sido una bendición si hubiera tenido un trabajo, pero tan sólo había llevado el funcionamiento de esa enorme casa. Y muy pronto, no tendría ni eso. Lali sonrió y pensó que tenía que buscar un trabajo. El timbre de la puerta la sobresaltó. No esperaba a nadie. Se miró en el espejo y vio que estaba algo despeinada, pero no le daba tiempo a arreglárselo. Estaba pálida y sin nada de maquillaje. Esperaba que no fuesen más facturas. Ya había tenido bastante desde que se hizo pública la muerte de su madre. Un estremecimiento recorrió todo su cuerpo cuando abrió la puerta. El hombre que tenía enfrente era el sueño de cualquier mujer. Era alto, fuerte y llevaba un traje a rayas que parecía ser bastante caro. Se parecía a un modelo de una revista. Pero su rostro era inescrutable y su boca firme. Sus cejas tenían el mismo color azabache que su pelo, que llevaba oculto bajo un sombrero. La imagen de aquel hombre era tan fabulosa que Lali dio un paso hacia atrás sin darse cuenta. -Me imagino que me estabas esperando -dijo Peter. -Oh, sí, junto con el diluvio, el terremoto y las erupciones volcánicas -dijo Lali con ese toque de humor que siempre le salía a flote cuando estaba nerviosa-. No debería molestarme en preguntarte por qué estás aquí. Es obvio que has visto el testamento. Peter entró y cerró la puerta. El agua le caía del borde del sombrero. -¿Dónde podemos hablar?

capitulo 1

Un trueno retumbó. en una elegante casa de las afueras de Georgia. Pero su habitante, una mujer joven que estaba mirando por la ventana, no sintió ningún estremecimiento. Una experiencia penosa ocurrida dos días antes le había dejado insensible. Mariana Esposito tenía veintidós años, pero parecía tener cincuenta. La lenta enfermedad de su madre la había atormentado bastante, pero su pérdida no la había traumatizado. Sólo deseaba que todo volviera a su cauce, pero no se estaba dando cuenta de lo vacía que se estaba quedando su vida. Ahora no tenía a nadie. Su hermanastra se había ido a París esa misma mañana con su parte de la herencia. No habían tenido una relación muy íntima, pero Lali esperaba que después de lo ocurrido todo cambiase. Debería haberlo pensado mejor. Euguenia nunca había cuidado a su madrastra y siempre le decía a Lali que había suficiente dinero en la herencia como para pagar a una enfermera. Mucho dinero. Al oír esto, Lali se podría haber echado a llorar. Desde luego que lo había, pero fue hasta que el padre de Lali murió y su madre volvió a casarse con Nicolas y todos los negocios pasaron a él. Gimena nunca se había preocupado de las finanzas, excepto para asegurarse de que Peter no pudiera poner sus manos en las acciones de la sociedad de petróleo de Tejas que su padre y el de Lali habían creado. Lali temblaba al pensar en Peter. Ella siempre le había visto como un hombre tosco e invulnerable. Peter no había asistido al funeral, pero Lali sabía que le vería tarde o temprano. Lali se quedó mirando la lluvia que caía sobre las hojas de los árboles que estaban caídas en el suelo. Apoyó la frente en el cristal de la ventana y cerró los ojos. «Oh, mamá, nunca había conocido la soledad. Nunca la conocí», pensó Lali. Gimena tenía un cáncer que no respondió a ningún tipo de tratamiento, ni de radiación. Se puso muy enferma y Lalise hizo la fuerte y la cuidó para que no se muriera. Su madre había sido exigente y perversa y se mostraba siempre irritada e intolerante. Pero Lali la quería. Y estuvo cuidándola hasta que fue al hospital. Todo lo hizo casi sin ninguna ayuda de Euguenia porque estaba muy ocupada con su trabajo y no podía perder el tiempo yendo a casa. Tan sólo fue a coger la parte de dinero que le había quedado. Lali le recordó que los recibos del hospital y el médico habían disminuido los recursos de la familia. Pero entonces Euguenia le preguntó sobre las acciones de petróleo... Lali se pasó la mano por la nuca. Le dolía mucho la cabeza. Se sentía bastante mal porque no había descansado ni había comido. Las acciones de las que habló Euguenia quedaron grabadas en su mente. -Incluso tendrás que vender la casa, Lali. Está hipotecada hasta la última cosa -le había dicho Euguenia. -En cuanto se entere, Peter vendrá rápidamente a verme y tú lo sabes. -Es un hombre muy sexy -había dicho Euguenia-. Podría tener todas las mujeres que quisiera y lo único que desea es divertirse con el petróleo, el ganado y el bebé que tiene. -Katy no es un bebé. Tiene casi diez años.

Algo mas que el interes

El interés había sido el principal motivo de aquella boda, pero descubrieron que había algo más...
Peter Lanzani se había llevado a Lali a su rancho de San Antonio en lo que había sido casi un secuestro. Tenía la intención de casarse con ella para conseguir unas acciones, y a Lali no le quedó más remedio que acceder a ese matrimonio.
Lali siempre había visto a Peter como un hombre duro y arrogante, pero no tardó en descubrir otras facetas mucho más agradables. ¿Sería Lali capaz de conformarse con un matrimonio de conveniencia?

Friday, February 26, 2016

capitulo 59

— Te lo mereces – murmuró Lali, acariciándole los muslos. Al darse cuenta de lo que hacía, se ruborizó y él la miró con adoración. — Sí, lo merecía – la abrazó — . No lamenté el tenerte de nuevo a mi lado, siempre nos hemos pertenecido uno al otro. Debo de recordarlo siempre – le besó la boca con frenesí y pasión. — ¿Qué te hizo venir a mí? – preguntó Peter, cuando ella todavía se sentía lánguida, después de haber hecho el amor. Lali ocultó el rostro contra el hombro de él y lo abrazó con fuerza. — Athene me visitó – al escucharla, Peter se tensó y levantó la cabeza — . Sí. Ella me lo dijo, a pesar de lo que le dolió. Te ama mucho, Peter. El dejó escapar el aire con fuerza. — Ella no amó a mi padre, ¿admitió eso? El la adoraba. Después de aquel día, no soporté ver cómo él le dedicaba toda su atención. Temí que a mí me sucediera lo mismo con mujer... sí, eso me influenció cuando nos casamos por primera vez. Nuca pude aceptar que me amabas de la misma forma como yo te amaba. — Sin embargo es así como te amo ... y el amarme no es una debilidad, Peter. Peter le tomó la barbilla y sonrió. — Sin embargo, soy débil cuando te amo. Mi vida es un infierno sin ti, ¿cómo podría ser de otra manera? Tantos años perdidos porque fui demasiado orgulloso para acercarme a ti...¡Qué tonto fui! Nada compensa lo que sufrimos separados... tanta infelicidad...tantos errores – al escucharlo,Lali sintió un nudo en la garganta. Antes de abrazarla, la miró con ojos vulnerables — . Esta vez te amaré, sin importar lo que nos depare el futuro. Es probable que nunca tenga palabras para expresarte lo mucho que significas para mí – Peter suspiró. — No lo sé. El supermarido no actuaba mal – bromeóLali — . Fui muy lenta para comprender. — ¿Super...marido? — Toda esa afabilidad...— murmuró Lali y él sonrió. — No fue sencillo. Esperaba alejarte de Steven, mas la paciencia no es mi punto fuerte. No sé cómo pude mantener las manos alejadas de ti...fue una tortura – confesó él, con voz ronca — . No volverá a suceder. Lali se recostó de manera invitadora. — Secundo la moción – musitó ella. —¿Por qué siempre tienes que decir la última palabra? – preguntó Peter y Lali sonrió antes de entregarse a Peter. FIN

capitulo 58

— ¿Hablaste en serio? – preguntó Peter. — Sí – respondió Lali y notó que los ojos de Peter brillaban. — ¡Y tenía que estar ebrio! – exclamó él. Caminó hacia la puerta — . Necesito darme una ducha...y un café. No te vayas. Cuando él salió de la habitación, Lali se secó los ojos. En el rostro de Peter vio reflejado lo que no podía decirse con palabras...la misma pena, el mismo temor y la misma soledad que ella sintiera. Quería sentarse y llorar. Si Peter se alejó de ella, no fue porque quisiera dejarla. Casi una hora después, él reapareció. Ya estaba sobrio, una poción milagrosa, o la fuerte impresión, lograron que sucediera. Era el Peter de siempre, aunque no parecía tan confiado como antes. Salió del baño y se sorprendió al verla sentada sobre la cama. — Pensé que habías desaparecido – comentóLlai ruborizada. — Y yo creí que estabas con Steven – dijo él. Peter escuchó de labios de Lali y lo que ella le dijera esa misma tarde a Athene — . ¿El quiere a otra? ¿Cómo es posible? — Se conocen desde que eran adolescentes y algunas veces no se ven durante meses – explicó Lali — . Es un milagro... – dudó — , no me sentiría atraída a él de otra forma. Puede llegar a ser muy molesto. — Muy molesto... – repitió Peter — , y lo único que yo vi durante meses, fue la manera como te miraba – sonrió. — Vi esa fotografía – dijo Lali — . Me espiaste, ¿por qué? — ¿Acaso siempre hay una buena explicación para lo que hacemos? – preguntó Peter — . Me decía que tenía derecho a saber lo que hacías, puesto que tenías a mi hijo, pero cuando empezaste a salir con Steven, no lo soporté y me preguntaba qué podría suceder detrás de las puertas cerradas. Temía que te casaras con él. Cuando volví a verte, todo lo que me negué durante años, renació. Durante unos días fui como un hombre poseído. No me importaba lo que tuviera que hacer para recuperarte y ni siquiera me pregunté por qué lo hacía. Una tierna sonrisa apareció en los labios de Lali. — Estás perdonado – le aseguró Lali — . Si no hubieras ejercido presión, no estaríamos juntos ahora. — ¿Cómo puedes decir eso? Me comporté como un salvaje y tú lo dijiste. — Te amo, Peter – al escucharla, él se acercó. — Comprendí que todavía te amaba la primera vez que volvimos a hacer el amor, pero creí que tu querías a Steven. Pensé que al menos me tolerabas y después del incidente en la playa, estuviste tan fría en mis brazos, que imaginé que también había matado eso. — Estaba enfadada y asustada por tus celos – explicó Lali. — Lo sé – la miró con culpabilidad — . Sin embargo, todavía no podía dejarte partir. No podía enfrentarme al hecho de perderte y al final, sentí alivio cuando supe que esperabas otro hijo, pues era otra manera de no dejarte ir. No importaba que ya no pudiera hacerte el amor, no me importaba que te interesara otro hombre, pues todavía te tenía y eso era suficiente. Cuando Vickie y Jeff me contaron la verdad, todo se rompió en pedazos...antes, pensaba que tenía derechos y buscaba como justificarme, pero cuando ya no fue así, lo único que podía hacer era dejarte ir. Lali empezó a perder la paciencia y se preguntó si él pensaba quedarse de pie toda la noche, tratando de convencerla de que ella no lo merecía. Se acercó a él, y colocó las manos sobre las mejillas de Peter, mientras lo miraba a los ojos. — No quería que me dejaras partir...te amo – murmuroLali — . Mas no iba a suplicarte que te quedaras. — Pero... – musitó Peter. — No hay peros – lo aseguró, y colocó un dedo sobre sus labios. Se estremeció junto a ella. Lali correspondió a su afecto. Peter hundió la cara en su cabello y murmuró: — ¿Sabes lo que fue el tener que dejarte? Espero que sepas lo que haces, pues no podría volver a alejarme – la mantuvo prisionera en sus brazos durante mucho tiempo y cuando se movió fue para colocarla sobre la cama con un suspiro — . Te confesaré algo... nunca hubo otra mujer. — No creo que... – empezó Lali. El la miró divertido. — Tengo...una complicación – dijo Peter. Sus dedos jugaron con los botones de la blusa mientras los desabrochaba — . Siempre que me acercaba a una mujer, pensaba en ti y el deseo..se apagaba. ¿No notaste los desesperado que estuve aquella noche en Londres? Cuatro años es mucho tiempo para sentir que uno es la mitad de un hombre por no querer admitir que todavía se ama a la esposa – al escucharlo, ella sonrió — . No fue muy gracioso.

capitulo 57

Demasiado tarde, comprendí lo que había hecho. Me alejé de Tomaso y nunca volví a verlo, pues tenía que pensar en mis hijos y en mi esposo. Peter guardó silencio, comprendió que si hablaba lo único que lograría sería herir a su padre y desilusionarlo. Al escuchar la triste confesión, Lali supo que no debería de demostrarle compasión, puesto que la señora no se la aceptaría. Athene suspiró y añadió: — Peter no me traicionó, pero ese día perdí al hijo que amaba y respetaba a su madre. Nunca volvió a mencionar el incidente. ¿De qué otra manera podría comportarse? El amor que sentía por su padre lo obligaba a guardar silencio. Ese día Peter maduró, pues aprendió que las apariencias engañan. Ahora comprenderás por qué para él resulta muy difícil confiar en una mujer. Lali comprendió que Peter se divorció de ella y no se acercó debido a que temía terminar en la posición débil en que estuvo su padre durante su matrimonio. La alejó de su vida para evitar ese peligro. — ¿Por qué me habla de esto? – preguntó Lali. — Por Peter...es el pago de una deuda – dijo Athene con énfasis — . Ahora tal vez te acerques a él para decirle que en tu vida no hay otro hombre. — No es tan sencillo como eso...Peter no me ama – dijo Lali. — ¿Eso importa si él te necesita? – preguntó Athene, como si fuera una leona que defiende a su cachorro — . ¡Si hubiera una cura para que él te olvidara, yo se la hubiera dado! Eres la única debilidad de Peter. No sé cómo pudo estar alejado de ti durante cuatro años... y tú dices:”El no me ama” – la imitó — . ¿Crees que me resultó fácil venir aquí a pedirte ayuda? El está en la isla y cuando lo vi la semana pasada, estaba ebrio. ¡Mientras tú pintas tus paredes, mi hijo se rompe en pedazos! Cuando Athene se encaminó a su coche, Lali imaginó a Peter de pie junto a la puerta, aquel mismo día...El no habló, sólo la miraba por última vez. Recordó que él le dijo: “Nunca estás conmigo cuando te necesito”. Lali sintió un nudo en la garganta. Se dijo que si Peter tenía problemas, ella iría a su lado y una vez más apartaría su orgullo. Esa noche cuando bajó del helicóptero y el piloto colocó el cuerpo dormido de Santino en sus brazos, Lali pensó que se apresuró demasiado para ir al lado de Peter. No lo llamó, no quería que Peter tuviera tiempo para prepararse para su llegada. Sofía salió a recibirla, vestía camisón y la seguía Spiros. Lali colocó a Santino en los brazos de Spiros y suspiró. Creía que Peter aparecería sorprendido por su arribo inesperado, mas no fue así. Sofía intentó persuadirla par que se fuera a la cama. Un rayo de luz salía por debajo de la puerta del estudio y al verlo,Lali la abrió. Las cortinas estaban cerradas y el aire invadido por el olor a whisky. Peter estaba en un sillón y Lali no necesitó preguntarse por qué él no salió a recibirla. No se había afeitado en días y tenía una palidez enfermiza. Estaba más delgado y la veía sin enfocar la vista, como un borracho que acepta la presencia de elefantes color de rosa. — ¡Oh...Peter! ¿Cómo pudiste hacerte esto? – murmuró Lali con pesar. Corrió las cortinas y abrió las ventanas. Pisó algo y se inclinó para recoger una fotografía arrugada, en la cual ella salía de la tienda charlando animada con Steven. Peter murmuró algo incoherente, cerró los ojos y volvió a abrirlos. — ¿Lali? ¡No vuelvas a irte! Lali se colocó frente a él con los brazos cruzados. — ¿Me amas? – exigió, con voz temblorosa, segura de que él le revelaría la verdad, debido a la condición en que se encontraba. — Desaparecerás si digo que sí – murmuró Peter con voz acusadora. — No desapareceré, estás equivocado – protestó Lali. Peter se pasó los dedos temblorosos por el cabello. — Sí – respondió él. — Entonces, silo – pidió Lali. — Te amo – logró decir Peter — ...te amo demasiado para aferrarme a ti. — ¡No...no! – exclamó Lali — . Eso es típico en ti, Peter. Ni siquiera puede pronunciar esas dos palabras de la manera como yo quiero escucharlas. He esperado seis años...y durante esos seis años, sólo una vez las pronunciaste, pero en tiempo pasado...y ahora las dices condicionadas. Si tuviera un poco de orgullo, no estaría aquí dispuesta a decirte te amo...— Lali se apartó, impresionada por haber perdido el control. — La alucinaciones no gritan... – dijo Peter, se puso de pie. — No fue mi intención gritar – respondió ella con voz temblorosa. Peter extendió la mano para tocarle el cabello.

capitulo 56

— Tal vez debí avisarte que vendría – dijo Athene. Lali la llevó a un pequeño recibidor, pues estaban redecorando la sala — . Si no es una pregunta impertinente, ¿quién era el hombre que te visitó? – sorprendida, Lali la miró — . Tu ama de llaves es parienta de una de mis sirvientas y esas noticias viajan con rapidez. Lali se ruborizó y se dijo que Athene podía compararse con el iceberg que hundió al Titanic. Le dio una explicación a Athene, insistiendo en la existencia de Bárbara en la vida de Steven. La mirada fría de Athene fue un poco más cálida. — ¡Ah! Eso tiene más sentido. No pareces muy feliz con la ausencia de mi hijo. — Eso es asunto de opiniones – respondió Lali con orgullo. — Todavía no estoy senil –aseguró Athene y casi sonrió — . La ropa que usas sólo puede ser una explicación de pena – hizo una pausa — . No me resultó sencillo venir. Tú y yo sólo tenemos algo en común: A Peter, y vine por el bien de él. — Peter me dejó... – comenzó Lali, y Athene movió una mano. — Creo que no es necesario que me des detalles. Desde el primer momento en que te vi, hace seis años, supe que Peter y tú sólo podrían tener una relación tormentosa. Dada tu personalidad, nada más era cuestión de tiempo para que comenzaran los problemas... — ¿Mi personalidad? — Eres demasiado defensiva. ¿Me dejarás hablar? – preguntó Athene — . Si Peter se hubiera casado con una joven más tranquila que se contentara con agradarlo, es probable que el matrimonio hubiera durado. Tu eras muy comunicativa y alegre y Peter sentía que no podía confiar en ti. La falta fue de él. Pude haber puesto un alto al hablar con él, pero escogí conservar mi dignidad, por lo que no intervine... — Me temo que no comprendo a qué se refiere – dijo Lali y suspiró. Athene sonrió. — Habrás notado que Peter y yo no estamos muy unidos. ¿Alguna vez te preguntaste el motivo? Peter fue mi primogénito y mi favorito; sin embargo, creo que su lealtad siempre fue primero para su padre. No obstante, cuando era niño éramos bastante unidos, hasta que ocurrió cierto episodio – su voz se escuchaba dudosa — . Perdí el respeto de mi hijo. ¿Te habló él de ello? Lali estaba sorprendida por las palabras de Athene y se maravillaba de que hubiera podido hacer algo que la hiciera caer ante los ojos de su hijo. — Peter no me hubiera dicho algo de esa naturaleza, a menos que de que fuera necesario que yo lo supiera – murmuró Lali y Athene suspiró. — Una necesidad que él no hubiera reconocido, además, ha hecho todo lo posible por olvidar el episodio. Cuando me casé con el padre de Peter, Lorenzo, lo admiraba mucho. Era apenas una adolescente cuando comprendí que el mayor deseo de mis padres era que me casara con el hijo de sus mejores amigos. No fue un matrimonio arreglado, aunque sí esperado. — ¿Fue infeliz con el padre de Peter? – preguntó Lali sorprendida. — Cuando me enamoré, por primera y única vez en mi vida, fue cuando fui infeliz – respondió Athene. El rostro de Lali se tensó al comprender que Athene admitía haber amado a otro hombre. — ¿Por qué no yo? – continuó Athene — . Nadie nace siendo santo. Me sentía satisfecha con Lorenzo, él era un buen hombre y un marido fiel y me amó hasta el día de su muerte. Nunca supo que durante unas cuantas semanas de nuestro matrimonio yo tuve una aventura con otro hombre. Le hubiera causado un gran dolor descubrir ese secreto. El siempre me tuvo una fe ciega. Lali comprendió que a Athene le costó un gran esfuerzo hacer esa confesión. — Nos conocimos casi por accidente – siguió Athene — . El era un hombre de negocios, aunque no rico. Para mí fue algo como una locura, no pensé en las consecuencias cuando me involucré con él. Cada momento que podía robarle a mi familia lo pasaba al lado de Tomaso y fue inevitable que nos descubrieran. La voz de la mujer era casi un susurro. — Deseaba con desesperación estar con él en algún sitio en donde estuviéramos a solas. Teníamos una casa de campo en Cannes. Peter estaba en un internado en esa época y pasaría allí conmigo sus vacaciones. Hubo un epidemia en la escuela y lo dejaron salir antes de tiempo. Peter fue a la casa de campo para sorprenderme y me encontró en los brazos de Tomaso. Entonces tenía apenas trece años y yo quedé aterrada pensando que podría decírselo a su padre.

capitulo 55

— Te casaste conmigo nada más para vengarte, ¿no es así? – preguntó Lali — . Una vez que lo lograste, ya no tiene objeto seguir casados. — Sé que el darte la libertad que nunca te debí haber quitado es una recompensa pobre, pero es todo lo que puedo dar. — ¿Y ahora qué se supone que debo hacer? – preguntó Lali. — Haz lo que quieras, yo no haré nada – respondió Peter — . Puedes tener el divorcio o la separación, lo que escojas. También es decisión tuya decidir el lugar para vivir. Por supuesto que te dejaré esta casa... — Eso no es muy amable de tu parte, mas yo también puedo ser generosa – le aseguró Lali con voz temblorosa — . ¡Te haré el equipaje! — Ya le pedí a Lucrecia que se encargue de eso – murmuró él — . Esto es lo que deseas, ¿ no es así? — Por supuesto que es lo que deseo. ¿Pensabas que iba a suplicarte que te quedaras? – preguntó Lali con voz aguda. Un músculo del extremo de la boca de Peter brincó, como si sus palabras lo golpearon. Atormentada y ciega por la ira y la desesperación, Lali vio como abandonaba la habitación. Escuchó sus pasos cuando subió la escalera y cuando poco después bajó, ella todavía no se movía. Por la ventana escuchó el ruido producido por la puerta de un coche al cerrarse. Inesperadamente, Peter volvió a entrar en la habitación, sin su arrogancia habitual, la miró con frialdad, y preguntó: — ¿Olvidaste algo? Lali se preguntó cómo podía él hacerle eso de nuevo, mas no dijo nada. Cuando Peterse volvió para partir, ella se llevó una mano temblorosa a la boca e inclinó la cabeza. ¿Por qué, sin importar lo que ella hiciera, él se alejaba? Lali esperaba que sintiera el mismo alivio que ella sintió después de escuchar la confesión de Vickie, pero olvidó que Peter no la amaba y que reaccionó de acuerdo a sus principios. El la forzó a ese matrimonio y para disculparse, se alejaba de nuevo de su vida. Lali agradeció el haberlo dejado marcharse creyendo que eso era lo que ella deseaba, pues el amarlo la humilló de nuevo. Un silencio sepulcral se extendió en Casa de Fiore. Lucrecia la miraba con compasión. Una semana más tarde, Lali ya no tenía más lágrimas. Su tristeza hizo que Santino se sintiera inseguro y ella tuvo que controlarse por el bien del niño. Después de la tensión producida por tener que sonreír todo el día, una noche, Lali terminó por telefonear a Steven. Fue una llamada larga y cuarenta y ocho horas más tarde, Steven llegó a su puerta. Santino lo saludó con júbilo y ante la mirada atónita de Lucrecia, Lali lo abrazó— — ¡Eres un gran apoyo! – le aseguró Lali y é sonrió. — Esa es una de las pocas cosas para las que soy bueno – respondió Steven. — ¿Por qué no le dijiste lo que sientes? – le preguntó más tarde Steven cuando Santino ya estaba en la cama. — No tenía objeto hacerlo – respondió Lali. — No conozco a Peter... — ¿Acaso no eres de las personas con suerte? – murmuroLali, limpiándose la nariz — . La primera vez, él fue sumamente celoso; sin embargo, esta vez fue más...al final, fue demasiado agradable, era como vivir con un santo durante las últimas semanas. Esa no es mi idea de Peter. — Mi opinión es que él pensó que hacía lo adecuado al irse, como uno de los personajes de esas obras melodramáticas que tanto disfrutan en Grecia. — Si él no quisiera dejarme no lo hubiera hecho. Pero hablemos de algo más agradable. El se fue y es todo...no quiero volver a vero. ¿me escuchas? – Lali tomó otro pañuelo desechable y se secó los ojos. Steven estuvo allí tres días y mencionó que vendería el negocio, puesto que Bárbara lo convenció de que para él sería mejor atender una tienda sencilla, en una ciudad en donde hubiera más demanda de sus servicios y le dijo que ella buscaría un trabajo más cercano. Lali tuvo la sensación que los de ella iban en aumento. Volvió a contratar a los trabajadores en la casa y se dijo que su vida no se destruiría de nuevo. Con anterioridad logró vivir sin Peter y lo lograría de nuevo. Se mantuvo ocupada y todas las noches se acostaba agotada. Tres semanas después de que Peter se fue, Athene llegó sin previo aviso. Sorprendió a Lali con una pañoleta alrededor de la cabeza, con pantalón y una camiseta de Peter.

capitulo 54

Peter llegó a casa al día siguiente, después del mediodía. Estaba tan elegante e inmaculado como siempre; no obstante, parecía como si hubiera estado despierto toda la noche. Además de su ligera palidez y de la tensión que se notaba reflejada alrededor de su boca, Lali no notó otra emoción reflejada en su semblante o en su mirada. Peter la miró y se dejó caer sobre le sofá. Por un momento mantuvo la cabeza inclinada, después la levantó y el aire de vulnerabilidad había desaparecido. — Debí llamarte, mas creo que es el menor de mis pecados – dijo Peter. — Vickie y Jeff vinieron anoche. Sé que los viste – le inform Lali y una fría sonrisa apareció en la boca de él. — Estuve a punto de hacer un mal comentario respecto a ellos, mas tú tienes un dicho acerca de la gente que vive en casas de cristal...— Peter hizo una pausa — . Pasé la noche en el coche. No sabía qué decirte...necesitaba tiempo. Tu hermana me informó que te dijo la verdad antes de casarte conmigo. ¿Por qué no me lo dijiste? — Sabía que no me creerías – respondió Lali. Peter soltó una carcajada y se estudió las manos. — Me conoces demasiado bien, no debí hacer esa pregunta. Un marido más cariñoso y menos intimidante hubiera invitado a la confidencia. No te culpo por mantenerte en silencio. Jeff...¿fue él quien te llamó cuando estábamos en la isla? Ese día estabas muy feliz – su tono de voz no reflejaba ninguna emoción. — Por supuesto que estaba feliz...después de todo el tiempo transcurrido, al fin tuve esperanzas de que todo pudiera aclararse – dijo Lali. Ya todo está aclarado – indicó Peter y dejó salir el aire de sus pulmones despacio, mientras la miraba— . Una disculpa, sin importar con cuánta sinceridad la dijera, sería otro insulto a los muchos que ya te he hecho. En mi deseo de venganza, te hice un daño incalculable. Nada de lo que pudiera hacer o decir borraría el dolor que te causé. Al escucharlo, Lali palideció y sus dedos se cerraron sobre el brazo del sillón. Se sentía enferma porque tenía miedo. Si él la amara podría hacer muchas cosas, pero no era así. Peter sentía el peso de su conciencia por haberla juzgado mal y no encontraba palabras para expresar su pesar por todo lo sucedido entre ellos desde aquel día en Venecia. — Dijiste que el reloj no camina hacia atrás – le record Peter — . Tenías razón, y aún antes que ellos se pusieran en contacto conmigo ayer, ya lo había comprendido. También comprendí que un...marido amoroso no se hubiera comportado de la manera como lo hice hace cuatro años. Debí sabe que si mi esposa terminó en los brazos de otro hombre, mi comportamiento contribuyó a esa traición, sin duda alguna...mas entonces no era capaz de entenderlo... — Peter...yo...— Lali no pudo seguir hablando. Le dolía verlo sufrir, mas su control frío la detenía. Peter se puso de pie de pronto y movió una mano para silenciarla. — No, no digas que no hable de ello...tengo que decirlo. Me enamoré de ti porque estabas llena de vida y después me dediqué a quitarte esa alegría. Peor aún, ni siquiera me di cuenta de lo que te hacía. Lali enterró las uñas en el terciopelo del sillón. — No fue tan malo – murmur Lali con voz débil. — No seas tan generosa conmigo – pidió Peter — . ¿Cuándo lo fui yo contigo? Si te hubiera permitido vivir a tu gusto, ahora no me sentiría como un tirano de Edad Media... pero no fue así. Una vez más tuve que acercarme a tu vida y convertirla en una ruina, hasta llegar al punto de dejarte embarazada otra vez. ¿Y por qué sucedió eso? Porque te chantajeé hasta llevarte a la cama... fue como si te hubiera violado. Lali se estremecía al notar la comprensión en Peter, la cual con seguridad existía desde antes del día anterior, pues él no podía haber llegado a esa conclusión en una noche. No obstante, lo que escuchaba era tan extremoso, que no sentía consuelo. Peter se sacó algo del bolsillo y dijo: — Este es el contrato que te obligué a firmar – rasgó el documento por la mitad — . Ahora no tienes ataduras. Dejaré que vivas tu vida como lo desees. Si no quieres que vea a Santino...lo aceptaré. La emoción la dominaba. ¡Todo se repetía de nuevo! Sólo que esta vez, Peter tenía la decencia de no enviar a un abogado para que se encargara del trabajo sucio. Lali recordó las cartas que escribiera y las llamadas que hiciera y esto selló sus labios. Si él quería alejarse, ella se lo permitiría. ¿Por qué decirle que lo amaba, si él no sentía lo mismo?

capitulo 53

— Yo no tenía idea – dijo Jeff — . De haberlo sabido puedes creerme que no hubiera permanecido callado. — Ese día cuando tú me dejaste...me sentí molesta – murmuró Vickie — . Telefoneé a Jeff y le conté todo. — Y de inmediato volé a Atenas, sin meditar la situación – explicó Jeff — . Tu reacción cuando te llamé, me hizo comprender que se necesitaría más que unas palabras. Vickie se sentó, sin dejar de mirar el rostro ansioso de Lali. — Como es probable que hayas adivinado, al principio me negué a venir. No me siento orgullosa de esto, fue algo imperdonable. No soy valiente y no hubiera podido venir sin la ayuda de Jeff. Amé a Peter, Lali. Sin embargo, no de la misma forma como amo a Jeff. Me alegra que todo haya terminado, no tienes ni idea del alivio que siento... Jeff aclaró la garganta con impaciencia. — Creo que en este momento Lali está más interesada en escuchar que ya hablamos con Peter. — Lo vieron... – murmuroLali. Pero...¿cómo? — Pensé que sería mejor que viéramos a tu esposo en sus oficina y no mezclarte a ti hasta saber lo que sucedería. — ¿Qué dijo él? – preguntó Lali. — Fue... espantoso – dijo su hermana con voz temblorosa — . Se quedó callado, fue como si de pronto comprendiera todo. Un minuto él estaba furioso, y al siguiente, se sentó. — ¿Pero...te creyó? – preguntó Lali exasperada. Jeff se pasó los dedos por el cabello. — Creo que nos creyó – intervino Jeff. Nos estoy seguro de que lo hiciera de no estar los dos allí. — Dicen que se quedó callado...¿Callado contento o callado enfadado? – preguntó Lali. — Estaba horrorizado ...sorprendido— manifestó Vickie. — Todavía no ha llegado a la casa – indicó Lali. — Tiene mucho en qué pensar – comentó Vickie, con semblante culpable y triste — . Se divorció de ti y al descubrir la verdad, ahora que es demasiado tarde para hacer algo al respecto...— Vickie dudó — . Verás, nunca pensé en lo que sería para él. El decirle la verdad no fue darle algo para tener motivo para celebrar. Esa es la mejor manera como puedo explicarlo... Lali la observó sin comprender. Peter debía de apresurarse a llegar a casa para...¿qué? ¿Arrojarse a sus pies y pedirle disculpas? Al igual que Vickie, Lali nunca pensó en lo que haría Peter al enterarse de la verdad, nunca se preguntó cómo reaccionaría. — Creo que ya es hora de que nos vayamos – señaló Jeff — . Estamos hospedados en un hotel y lo que menos necesita Peter, es encontrarnos aquí cuando regrese. — Crees que si esperamos para casarnos unos cuantos meses, Peter y tu asistirían a nuestra boda? – murmuró Vickie con inseguridad. — Con franqueza, creo que tu hermana tiene otras cosas más importantes en mente en este momento – intervino Jeff, y Vickie se ruborizó. Lali flaqueó al ver los ojos rojos e irritados de su hermana y la abrazó brevemente. El hielo estaba roto. Sin embargo, todavía no podía mirar a los ojos a Vickie y decirle que la perdonaba, puesto que el precio que pagó fue demasiado alto. Lali logró sonreír cuando los despidió. El retraso de Peter la preocupaba cada vez más, por lo que telefoneó a la casa de la familia en Roma, para hablar con Mario, quien ahora trabajaba ayudando a Peter. Lali se enteró de que Peter salió de la oficina antes de la hora de almuerzo. Cuando colgó el auricular se lamentó de haber llamado, ya que Athene tomó el teléfono para preguntar si había algún problema. A las dos de la mañana, al fin se fue a la cama y la ansiedad quedó reemplazada por la ira. ¿Cómo podia Peter hacerle eso? ¿No se daba cuenta de lo preocupada que estaría?

capitulo 52

— Espero que sí ...creo que sí te gustará – dijo él y en su boca apareció una sonrisa infantil mientras dejaban la vía Tornebuoni — . — Pensé en esto en Grecia – Lali se preguntó si con tanta anticipación él recordó su cumpleaños. Eso le agradaba. Peter le tomó con impaciencia la mano — . Cierra los ojos – la abrazó para obligarla a caminar unos pasos más antes de volverla — . Ahora puedes abrir los ojos. — ¿Se supone que debo ver algo? — preguntó Lali al observar los escaparates decorados en verde y oro de la tienda aparentemente vacía que tenían enfrente. — Mira el nombre – le sugirió Peter. Lo que ella leyó la dejó inmóvil. “Antiques Fayre— Firenze”. Mientras Peter colocaba la llave en la cerradura de la puerta, Lali intentó mantener la boca cerrada. ¿Peter le compró una tienda? — . ¿No vas a entrar? Lali permaneció de pie en el espacioso interior. El suelo estaba cubierto de cajas y basura. La tienda era con facilidad cuatro veces mayor que la anterior. — ¿Cómo...lo conseguiste? Está en un sitio muy céntrico...debe de haberte costado una fortuna...¿o es rentada? — Te pertenece a ti. Al dueño anterior le hice una oferta que no pudo rechazar. Con ese precio, debió llevarse la basura – se quejó Peter. — ¿Quieres que me dedique a este negocio? – preguntó Lali y deseó que hubiera dónde sentarse, pues las piernas le temblaban. Temía que fuera un gigantesco mal entendido. — Esa fue la idea, pero... — Sabía que habría un pero – manifestó Lali. — El niño – dijo Peter y extendió las manos de manera expresiva — . No sabía que estaba en camino. ¿Crees poder esperar hasta después de que nazca para inaugurar este lugar? Me temo que el comenzar ahora, sería poco indicado, mas cuando nazca el pequeño podemos contratar a una niñera... Lali se relajó al darse cuenta de que no era el pero que ella temía. Hubo un silencio. Estaba muy sorprendida, Peter le abría la puerta de su jaula de oro. Después de un momento, él suspiró y dijo: — Sé que te gusta estar ocupada. Tienes mucha energía. Cuando termines con la casa y Santino esté en la escuela, ¿qué harás con tu tiempo libre? Sugiero que contrates a un gerente para que no estés demasiado atada al negocio, pero eso depende de ti. Lali deseaba llorar. Cuando Athene se enterara de eso, pensaría que su hijo se había vuelto loco. — ¿Decidiste esto en Grecia? – preguntó Lali. — Sabía lo mucho que te aburriste antes en casa, necesitabas un estímulo. Esta vez quiero que te sientas contenta al estar casada y aquí tendrás un desafío, tú... — ¡Peter, es lo más maravilloso que alguien ha hecho por mi! – lo interrumpió Lali. Al comprarle ese negocio, Peter dominó su necesidad de tenerla encerrada. Al observarlo, Lali comprendía que él todavía se cuestionaba respecto a la decisión que tomó. Sin embargo, lo que importaba era que él lo hizo por ella, a pesar de que temía darle tanta libertad. Dudosa, Lali extendió la mano para tomar la de él — . Nunca tendrás motivo para lamentarlo. — tengo que confiar en ti. Tuviste razón cuando lo señalaste. El problema era mío. Aquel día en la isla, perdí el control y no volverá a suceder. De pronto Lali comprendió que tenían alguna esperanza, aun sin Vickie o Jeff. Cinco días más tarde, Peter voló a Roma. Se suponía que regresaría a casa para pasar el fin de semana, mas la tarde transcurrió sin que él apareciera. Por la noche temprano, Lali estaba sentada junto a la ventana del salón y se preguntaba por qué él no había telefoneado. En ese momento, advirtió que un pequeño Fiat amarillo que producía mucho ruido aparecía por el sendero. Sorprendida, vio que del coche bajaban Jeff y Vickie y que su hermana tomaba la mano de Jeff.Lali quedó inmóvil. Un momento después, Lucrecia los pasó. — Peter está en Roma – fue lo primero que Lali dijo. Jeff extendió la mano para saludarla, mientras con el otro brazo abrazaba a su hermana. — No espero que me recibas bien, pero ya tengo cuatro años más y soy un poco más sabio – comentó Jeff. — Supongo que te habrás preguntado qué sucedía – intervino Vickie — . Jeff nunca supo que tú y Peter se separaron desde ese día. No quiero que pienses que él es igualmente culpable. Transcurrieron más de dos años antes que volviéramos a vernos. Cuando encontré de nuevo a Jeff, no le comenté nada de lo sucedido. No podía llevarlo a casa, no hablarte de él. Estaba atrapada en mi propia trampa.

capitulo 51

Ya en la cama, pensó en él, acostado en el lecho individual en la pequeña habitación contigua y se dijo que sería mejor acostumbrarse a la idea, puesto que él nunca cambiaba de opción cuando tomaba una decisión. Lali soñó que estaba encerrada en una casa sin ventanas ni puertas y que cuando corría queriendo escapara, siempre chocaba con un muro blanco. Abrió los ojos y sollozó. Peter estaba inclinado sobre ella. — Es sólo un sueño – la calmó Peter — . ¿Quieres tomar algo? Adormilada, Lali negó con la cabeza. Se mordió el labio y dijo. — No te vayas... Peter estaba a punto de ponerse de pie y se quedó muy quieto. Lali se sintió avergonzada al notar su sorpresa. — Vuelve a dormir – murmur Peter y se acostó a su lado. Cuando llegó la mañana, Peter tenía la cabeza apoyada sobre el hombro de Lali y su cabello acariciaba su barbilla. Tenía el brazo extendido sobre los senos. Lali sintió una mezcla de ansiedad y ternura y él abrió los ojos, apartándose de inmediato y le dijo: — No creo que el compartir la cama sea una buena idea – habló con tono irónico — . La próxima vez que despiertes por la noche, dejaré encendida la luz. Lali fingió una carcajada y lo miró partir, estaba casi segura de que él vio la invitación reflejada en sus ojos. Comprendió que para Peter ella ya no era una tentación. Durante las semanas que siguieron,Lali mandó a levantar la alfombra del vestíbulo y quedó al descubierto el hermoso suelo de mármol Gavorrano, de un tono rosa pálido, también contrató los servicios de un decorador de interiores. Peter habló de abrir una sucursal de su empresa en Florencia. Lali estaba sorprendida al ver que él se interesaba en todos los detalles de la casa y que visitaba tiendas en donde vendían ropa para infantes. A cada momento, Peter demostraba que ella no tenía motivo para quejarse de abandono de parte de él. Sin embargo, todas las noches Peter dormía solo y eso no parecía causarle ninguna tensión. Una tarde, cuando regresaron de hacer compras en Florencia, otra carta de Steven la esperaba. Peter se la entregó con una brillante sonrisa. — El quiere mantenerse en contacto, ¿no es así? – dijo Peter — . Tal vez te gustaría que nos visite este verano. Dejándola aturdida, Peter se dirigió a la biblioteca. ¿Acaso Lali había imaginado que él sentía celos de Steven. Tuvo que admitir que le dolía que él no sintiera celos. También recibió una carta de su madre en la que le decía que estaba preocupada por Vickie, puesto que no iba a visitarlos desde que Lali se fuera. “En teléfono se le escuchaba muy tensa, no es la misma”, le decía su madre en la carta. “¿Crees que su estado de ánimo se deba a algún hombre?” tengo esperanza de que ella haya confiado en ti” Lali no tenía noticias de Vickie. Suponía que Jeff no logró convencer a su hermana y con eso moría su deseo de dejar al descubierto el pasado. Ya habían transcurrido casi cuatro semanas desde que él la llamara desde Atenas. Tarde o temprano, Lali tendría que escribirle a Vickie, pues no quería que sus padres sufrieran al enterarse de que sus hijas estaban en desacuerdo. No obstante, para Lali era demasiado pronto para escribir esa carta. Su ira y amargura ya eran menores, mas todavía estaba pagando el precio de esa mañana. Al día siguiente, Lucrecia le llevó el desayuno a la cama. Peter entró en su habitación acompañado por Santino, quien saltaba entusiasmado. — Es tu cumpleaños – dijo Peter y Lali parpadeó. Lo había olvidado por completo. — Feliz cumpleaños – gritó Santino. Colocó un sobre sobre su taza de té y una caja a un lado. — Feliz cumpleaños – le deseó Peter y le besó la mejilla sonrojada. Le entregó una tarjeta de felicitación, de esas que no tienen mensaje. Lali supuso que él tuvo que recorrer Florencia para poder encontrar una tarjeta que tuviera u dibujo adecuado a su situación. Al abrir la tarjeta se encontró con una enorme llave pegada con cinta adhesiva. Lali lo miró esperanzada y pensó que tal vez era la llave de la puerta que comunicaba sus dos dormitorios, puesto que la cerradura estaba vacía de los dos lados. — Es una sorpresa – dijo Peter y sonrió — . Necesitamos salir para encontrar la cerradura de esa llave. Kerry asintió y lamentó haberse equivocado al tratar de adivinar a dónde pertenecía la llave. Después de eso, le resultó imposible desayunar. Santino se quedó en casa, y Peter la llevó a Florencia. Estacionó el coche cerca del Amo y caminaron por las calles angostas y llenas de gente. — ¿Me gustará...la sorpresa? – preguntó Lali.

Thursday, February 25, 2016

capitulo 50

— Veo que la idea te confunde. ¿De qué otra manera podríamos vivir en paz? Cuando te forcé a casarte conmigo, pedí algo imposible y ya lo acepté. — Sí – dijo Lali. Comprendió que él había dominado el deseo que sentía por ella y si ya no la veía como mujer sexualmente atractiva, no sentiría celos. Amigos... no quería a Peter como a un amigo, no podía cambiar sus sentimientos, ya era demasiado tarde. El le sonrió. — Ya no habrá escenas angustiosas entre nosotros. Me siento feliz al saberlo. Lali no se sintió feliz al escucharlo. ¿No comprendía Peter que esos días que pasaron en Kordos fueron un período necesario de ajuste? Antes de que sucediera la desagradable escena en la playa, se formaba un entendimiento frágil entre ellos, a pesar de los celos que él sentía. Su comportamiento ese día la estremeció y tal vez sucedió lo mismo con Peter. Ahora él actuaba de una manera previsible, comprendía que había cometido una falta. Tal vez ella fue la causante de esa falta. Ahora, Peter trataba sus problemas con lógica y Lali apreciaba eso. APARTE de la náuseas durante el vuelo a Pisa, Lali estaba bien, pero cuanto más se acercaban al final del viaje, más tensa se sentía. Casa del Fiore fue su prisión durante su separación y asociaba a la villa del siglo dieciocho con recuerdos felices. Peter no parecía sentimental al respecto. La casa estaba en las afueras de Florencia, en las colinas toscanas. La primavera florecía. Lali recordó que su primer día que visitaron Casa del Fiore, ésta estaba rodeada de hierbas crecidas y flores silvestres y que su descuidada fachada color de rosa brillaba bajo el sol que se ponía. Después de que el agente se fue, Peter le hizo el amor entre las flores. Lali se ruborizó y en seguida palideció, parecía que los recuerdos era su único consuelo. Peter se cansó de ella mucho antes de su primer incidente. Lali estaba convencida de ello.¿Cuándo se negó Peter algo que todavía deseaba? — Bienvenida a casa – murmuroPeter cuando el auto cruzo los pilares al principio del largo sendero. Lali recordó que fue ella quine escogió la casa, no Peter. Se entusiasmó por todas las mejoras que tendrían que hacer su voluntad. Lali se encargó de transformar el interior de la casa y de luchar con los trabajadores italianos que siempre le decían domani y pasaban sobre ella para hablar con Peter, quien nunca tuvo tiempo o el interés para tratarlos. Al separarse, suspendió las obras, dejando sólo unos cuartos terminados. Santino fue el primero en bajar del coche, ansioso por explorar. Peter nunca lo llevó a visitar esa casa, puesto que cerró la villa y nada más dejó un vigilante. Todo el personal era nuevo y sonriente los recibió en el vestíbulo. La horrible alfombra rojo cereza que ella escogiera para el suelo todavía estaba allí. Lucrecia, el ama de llaves, le sonrió y tan pronto como terminaron las presentaciones, Lali se olvidó de Peter y se dedicó a explorar. Era como regresar en el tiempo, todo estaba como ella lo dejara. — Veo que no usaste la casa – comentó Lali al escuchar los pasos de Peter detrás de ella — . No tiene buena apariencia. — Me agrada – dijo Peter — . Tiene un encanto especial. En el piso superior, Lali sintió un nudo en la garganta al mirarla puerta de la habitación que compartieran. ¿Cómo podia Peter llevarla a esa casa? ¿No tenía sentimientos? Hacia cualquier lado que volviera la cara, veía algo del pasado.Peter le tomó la mano y dijo: — ¿Fue un error traerte acá de nuevo? Amaste esta casa. — ¿En dónde colocaremos a Satino? – preguntó ella sin responder y caminó por el corredor para mirar las habitaciones vacías. Sólo había amueblado una habitación para huéspedes y Peter tampoco cambió eso. — Yo usaré el vestidor de nuestra habitación – dijo Peter, como si pudiera leerle la mente. Lali asintió y se ruborizó. Lo primero que tendría que hacer era amueblar esa pequeña habitación para que Peter la ocupara. — Tengo mucho que hacer – murmuró Lali. — No debes cansarte demasiado . estaré aquí y podrás pedirme lo que necesites. Lali rió. — Peter, la última vez que te presenté un muestrario de papel tapiz, colocaste un expediente encima de él. — Con seguridad a menudo herí tus sentimientos – comentó — , eso no volverá a suceder. — No espero que te dediques a las trivialidades de la casa – comentó Lali. Más tarde lo vio desde la ventana de su habitación. Jugaba a la pelota con Santino. Lali observaba cómo abrazaba con afecto a su hijo, parecía feliz. Peter colocó un muro entre ellos, el cual ella no quería y sin embargo, él parecía feliz. Peter sólo luchó contra su orgullo al decidir que debería optar por una relación platónica.

capitulo 48 y 49

— ¿Te sientes bien? – le preguntó Carina durante el desayuno — . Estás muy pálida. — Pasé una mala noche – respondió Lali y estudió la mesa. Se sentía como si alguien le hubiera pintado una cruz en la frente y no quería mirar la dirección a Peter. Recordó todo su sufrimiento durante los meses cuando a Santino. Si Peter descubría lo que le sucedía, no la dejaría ir. Mas tarde, nunca supo cómo pudo soportar el viaje en el helicóptero. Cuando esperaba a Santino, sufría de náuseas hasta al viajar en coche, pero lo peor de todo era el viajar en avión. Durante el viaje a Roma, su mente no pudo controlar las náuseas y pasó la mayor parte del viaje en el baño. Carina murmuró algo respecto a la comida en mal estado. Peter estaba muy pálido y silencioso, después de una mirada de reproche de Lali. La única vez que la vio con náusea durante un vuelo fue cuando estaba embarazada de Santino, por lo que él no necesitaría demasiada imaginación para sospechar la causa. Peter insistió en cargarla al bajar del avión. El ya había recuperado el color, aunque tenía expresión de culpa, lo cual le dio un gran placer a Lali. Un médico la esperaba en la casa. Carina la ayudó a acostarse. — Yo nunca estuve así – dijo Carina — . Resulta difícil estar contenta cuando te sientas tan enferma. — No siempre es igual – dijo el médico — . Ningún embarazo es igual a otro. Puede haber pequeñas similitudes, pero con descanso y calma, gozará de excelente salud esta vez. Lali se sentía miserable. Tan pronto como el médico se fue y las hermanas de Peter y Athene la dejaron sola, después de darle consejos, Lali se volvió y empezó a llorar sin consuelo. ¡Qué sencillo resultaba para los demás hablar acerca de la alegría de la maternidad, cuando no habían vivido un purgatorio como el que le esperaba durante los siguientes ocho meses, puesto que su matrimonio ya no era tal. — El médico quiere que permanezcas en cama durante unos días – le recordó Peter. — ¡Te odio! – exclamó Lali. Peter tenía el cabello alborotado, la corbata floja y se notaba su tensión. Lali se dijo que él no la amaba, que volvería a abandonarla en Florencia para que sufriera lejos de él. Ese médico no sabía de qué hablaba al decir que las cosas serían diferentes esa vez. — Comprenderás...debes entender que no puedo estar de acuerdo con un aborto – manifesto Peter y la miró — . No podía vivir con eso. Desearía poder, mas no puedo. Tal vez sea una falsa alarma – parecía como si deseara que así fuera. ¿Qué clase de hombre era para pensar en una solución así? Lali sintió horror. Una vez más, Peter estaba condenado a la paternidad con una mujer a la que no amaba, a la que no podía respetar y con quien no podía vivir. — Nunca te perdonaré por mencionar esa posibilidad – murmur Lali — . ¿Cómo pudiste pensar en eso aunque fuera por un momento? ¿Cómo puedes decir algo así? — ¿Yo? – preguntó Peter perdiendo su control habitual. Habló tan fuerte que ella levantó la cara para mirarlo — . Yo...¿yo no quiero a mi propio hijo? ¡Estoy feliz! Y no me disculparé por ello. Esta vez observaré cómo crece mi hijo, esta vez no estaré lejos. Era las once de la noche cuando Peter volvió a aparecer. — Tomaré tiempo libre para asegurarme de que te cuides – anunció él con agresividad en la oscuridad — . Si pudiera sufrir por ti, lo haría, pero no puedo. No quiero que pienses que te dejo sola le asió el cuerpo con manos firmes y deslizó los dedos sobre su vientre en un movimiento muy revelador — . ¿Cuándo lo sabremos? – preguntó con impaciencia. La abrazaba, el niño le inspiró una actitud de preocupación. Lali comprendió que estaba contento. Durante los días siguientes, Peter tuvo muchas atenciones con Lali. Le regaló ropa de dormir primorosa, los últimos libros y se aseguró de que ella no moviera ni un músculo. Parecía que la mantendría acostada durante los veinte años siguientes. Una de las hermanas le regaló a Peter un libro sobre embarazo y después de leerlo, un simple dolor de cabeza de Lali habría bastado para que se apresurara a llevarla al hospital más cercano. — ¿Te estás muriendo? – le preguntó una tarde Santino — . Escuché que la abuela decía que papá pensaba que te estabas muriendo. Al escucharlo, Lali rió. El comentario del pequeño la hizo ver el aspecto gracioso de la sobreprotectora actitud de Peter. Cuando llegó el médico, Lali le pidió que hablara con su marido. De otra manera, él nunca creería que estaba en condiciones para viajar a Florencia. Una hora más tarde, apareció Peter. — A mí no me pareces saludable – le dijo Peter — . ¿He exagerado? Lali comprendió que era culpa de ella que actuara de esa manera, ya que en numerosas ocasiones comentó sus sufrimientos durante su primer embarazo. A Lali no le gustaba lo que ahora sucedía, pues él parecía muy preocupado por el niño y ella no era una inválida. — Creo que el médico tiene razón – dijo Lali — . No va a ser un embarazo semejante al anterior, además, en el primero, tampoco hubo peligro de perder a Santino. — ¿Por qué tiene que ser de esa manera? – preguntó él con amargura — . Lo único que te pido es que tengas al niño y que lo ames, aunque sea mi hijo. Lali parpadeó para controlar las lágrimas. — No tienes que pedirme eso, Peter. ¿No comprendes? Sentí pánico y es probable que mis nervios me hicieron sentirme enferma. No tienes que sentirte... — ¿Culpable? – preguntó él con mirada sombría — . Aquella noche no cuidé de ti, sólo pensé en mis necesidades. No era necesario que esto sucediera. — Peter, yo también soy una persona adulta. Yo tampoco pensé y no es...no tiene que ser un desastre – aseguró Lali — . Los dos queremos al niño, ¿no lo comprendes? Eso es algo que podemos compartir. — Será lo único que compartamos – señaló él y frunció el ceño — . Viviremos separados en la misma casa. Eso es lo que quisiste desde un principio y no fue razonable de mi parte el exigir más. — ¿No fue razonable? – preguntó Lali — . — Así es. Tú viste con más claridad que yo. Esperemos que seamos mejores amigos que amantes, eso será menos explosivo. — ¿Amigos? – preguntó Lali y apretó la mano sobre las sábanas. Peter soltó una carcajada.

capitulo 47

En la intimidad del baño, Lali comprendió que en unas cuantas horas, Carina cambió de opinión. Ahora no creía culpable a Peter y se decía que él actuó con violencia porque fue provocado por unos turistas escandalosos. Con seguridad pensaba que Lali cometió un error al hablar con ellos o tal vez sospechaba, al igual que Peter, que ella fue la culpable, al ver que su hermano hacía algo que no era característico en él, como el embriagarse. Por el bien de los dos, Peter tenía que dejarla partir. En la playa, Lali vio cómo se desvanecían sus esperanzas de un futuro juntos. Aunque Vickie y Jeff hablaran con Peter, Lali dudaba que él quisiera escucharlos. — ¿Amas...a Peter? – preguntó Carina, mientras cenaban. — No siempre el amor es suficiente – dijo Lali — . El no me ama, pero tiene que mantenerme a su lado . el dejarme ir sería tan saludable para él como para mí. No podemos vivir en el pasado. — ¿Cómo puedes hablar de dejarlo? – preguntó Carina y se mordió el labio — . Acaban de volver a casarse. Peter estaba feliz cuando nosotros llegamos. ¿Por qué eres tan dura con él? MAS tarde, Lali se volvió en la cama y parpadeó al notar la silueta oscura en un sillón que estaba en una esquina. — ¿Peter?...¿Qué hora es? – preguntó Lali, impresionada por su presencia silenciosa. — ¿Importa eso? — preguntó él. Ella volvió a recostarse. Estaba deprimida. — No— dijo Lali. — No deberías tenerme – indicó Peter — . Antes te comportaste conmigo como si yo fuera... – se puso de pie — . Eres mi esposa, la madre de mi hijo... Lo que sucedió hoy no fue culpa mía. Al verte de nuevo...con otro hombre, perdí el control. — Algún día lo perderás conmigo... – sugirió Lali. — ¡No! Hicieras lo que hicieras, no te tocaría. No soy hombre violento. Lali se dijo que sus pasiones sí eran violentas en lo referente a ella. En todo lo demás, Peter se controlaba. Era puntual, ordenado, organizado y su apariencia, inmaculada. Tenía grandes responsabilidades. Era el pilar para sus hermanos y hermanas. En todo lo demás él era fuerte, un hombre con principios y honorables, merecedor de respeto, pero ella era quien lo desequilibrada. — Tienes que dejarme ir – repitió Lali. Peter se sentó en la cama y se inclinó sobre ella. — Estos son pequeños problemas. Eres demasiado sensitiva y en lo único que puedes pensar es en escapar. Yo no huyo de los problemas. Los enfrento... y tú los enfrentarás conmigo. — Somos veneno uno para el otro – señaló Lali. — ¡Qué melodrama! – se lamentoPeter — . No estés allí como si fuera a atacarte – al escucharlo, Lali volvió la cabeza y al hacerlo cometió un error, puesto que él le acarició el cabello y le besó la boca con ansiedad. Lali no respondió, se sentía vacía, como si fuera una muñeca de trapo. Peter apartó la cara — . Nunca estás allí cuando te necesito. ¿Por qué debo maldecirme con una esposa que no me ama? Perdóname por olvidar que estás aquí obligada, no volveré a molestarte. Lali supo que era sólo cuestión de tiempo para que Peter la dejara ir. Era demasiado orgulloso para aferrarse a una esposa que no le respondía en la cama. Esa era la última ofensa que él soportaría. Lali no comprendía por qué las lágrimas humedecían sus mejillas, si estaba a punto de obtener lo que quería. ¿Por qué debería lamentar porque él creyera que le daba la espalda cuando la necesitaba? Peter nunca habló de eso...¿por qué lo hacía ahora? TRES días más tarde, Lali se sintió muy mal en el instante en que se levantó de la cama. Una de las doncellas la escuchó volver el estómago en el baño y fue en busca de Sofía, quien apareció con una significativa sonrisa en los labios. Los dos días anteriores, Lali también despertó con náuseas y no quiso pensar en ello diciéndose que todavía no tenía prueba física, por lo que no estaba embarazada. Lali oraba pidiendo no estar esperando otro hijo. Esa mañana partirían a Roma. Peter había estado distante y cortés durante las últimas cuarenta ocho horas. Todo parecía indicar que poco a poco él se iría alejando de ella. — ¿Sucede algo? – preguntó Lali, deseando borrar la sonrisa esperanzada de Sofía. — ¿Se siente enferma la señora? — Creo que el pescado que cené anoche no me cayó bien. Me sentí intranquila toda la noche – respondió Lali y levantó la barbilla. Sofía se retiró y Lali se mojó la cara con manos temblorosas. Se decía que eso no podría sucederle, que su sistema se había alterado por el viaje, el cambio de clima y de dieta...por los nervios. Sin embargo, no podía apartar de su mente el recuerdo de aquella noche especial en Londres...se dejó dominar por la pasión en el momento equivocado. Esa náusea, esos mareos y esa lasitud, le resultaban muy familiares. Peter la embarazó y ella deseaba gritar. No era justo...

capitulo 46

Lali se dijo que no fue diferente y que ella siempre habló con las personas que tenía cerca, pues le gustaba hacer nuevos amigos. Peter se sintió atraído por su vivacidad y por eso mismo quería mantenerla encerrada. El olvidaba que esos jóvenes turistas venían de un medio superior al de ella. — ¿Fue así como se conocieron? – preguntó Carina con intención de aligerar el ambiente. — El prácticamente me negó el saludo – aseguró Lali. — ¡Por Dios!... – exclamó Peter — . Te quejas después de seis años. .Los dejaré solos – manifestó Carina, sintiéndose incómoda. Cuando la puerta se cerró, Peter se colocó en donde ella no podía evitar verlo. — ¿Qué sucede contigo? – la miró con desdén — . Estabas coqueteando. ¿De qué otra manea ibas a llegar a es situación? Ellos siquiera sabían quien eras. Mi esposa no se mezcla con gente que invade propiedad privada. ¿No tienes sentido de decoro y de discreción? ¿Debo vigilarte en cada lugar al que vayas? Lali no tenía respuestas que darle, una pared de cristal los separaba del entendimiento. Ella apenas tenía veintitrés años y un año de su vida lo pasó con la sociedad elitista a la que él pertenecía. Peter nunca confió en ella, pues la confirmó con su familia y nunca aprobó a nadie que ella conociera. Su única ruta de escape fue a través de Vickie. Desde el principio, Peter se comportó como si su traición estuviera escrita en los astros. Fue posesivo en exceso, mucho antes de tener motivo que lo justificara. — Quiero irme con Ricky y Carina – fue lo único que pudo decirle Lali. Su relación era imposible. Peter estaba dominado por los celos y la desconfianza. Si miraba con coquetería o charlaba con cualquier hombre entre veinte y veinticinco años, Peter sospecharía y cada vez las cosas empeorarían. La tendría presa y la sofocaría hasta que entre ellos hubiera resentimiento y enemistad. — ¡No! – dijo Peter y la miró con ira. A Lali le dolía saber con exactitud lo que pensaba de él. Peter reaccionaba con incredulidad al saber que ella quería irse sólo porque él actuó como lo haría cualquier marido griego con un hombre que se acercara a su esposa. Estaba furioso porque ella no le dio una explicación más detallada y porque Lali no se sentía avergonzada de su comportamiento. Además, Peter pensaba que ella animó a Dave y sentía ira al saber que castigó al que cometió la falta, pero no a la instigadora. Su código de honor no le permitía golpear a una mujer, pero, ¿por cuánto tiempo podría controlarse? Lali durmió un rato y cuando despertó, Carina estaba a su lado. — Me quedaré unos días – anunció Carina. Lali se enderezó en la cama. — Se supone que esta noche partirían a Nueva York – señaló Lali y Carina sonrió. — Ricky puede sobrevivir solo unos cuantos días. En el apartamento hay servicio y él estará trabajando todo el tiempo. — No es necesario que te quedes – aseguró Lali. — Peter me lo pidió. Está preocupado por ti. — Quiere asegurarse de que me acompañes la próxima vez que camine por la playa, supongo – comentó Lali con desagrado. — No, por supuesto que no – le aseguró Carina — . Piensa que necesitas la compañía de una mujer. ¿Quieres cenar? Lali asintió con la cabeza y dijo: — ¿En dónde esta Peter? — En la taberna, emborrachándose – dijo Carina y se ruborizó — . Ricky lo dejó allí. Tú te impresionaste mucho por lo que hizo, ¿no comprendes lo molesto que está? Lali se levantó de la cama para darse una ducha y cambiar su ropa. — Estoy segura que no es remordimiento lo que siente – manifesto Lali — . ¿Cómo está Dave? — El está bien – le aseguró Carina con tono de reproche. Pensaba que no era correcto que Lali preguntara por segunda ocasión por le hombre que la atacó, cuando su marido se emborrachaba en el pueblo para olvidar — . Sus amigos se lo llevaron. No son gente decente, Lali. Ese mismo joven insultó a la hija de un pescador anoche en el pueblo y comenzó una riña. Dos chicas y tres hombres viajan en el mismo yate y ninguno de ellos está casado. Eso habla por sí mismo. Eres demasiado confiada, Lali.

Wednesday, February 24, 2016

capitulo 45

— La gente del pueblo no es muy amistosa – comentó Hillary, una rubia — . Anoche nos corrieron de la taberna porque Dave tuvo problemas con uno de los hombres. Nos dijeron que ésta es una isla privada y un policía nos acompañó hasta el muelle, por lo que tuvimos que levar anclas. ¿Te hospedas en la taberna? Lali  no quería decirles quien era, puesto que la aceptaron como a uno de ellos. Disfrutaba escucharlos hablar su idioma. — No, estoy en una casa privada, con mi marido. — ¿Estás casada? – le preguntó Dave, quien primero le hablara. — Tengo un hijo que tiene casi cuatro años – respondió Lali y rió. — Con seguridad tu marido te robó cuando estabas todavía en la cuna – dijo Ann, la otra chica — . La vida es demasiado corta para atarse tan joven. — Eso depende del hombre – murmuró Lali. Hablaron de los sitios que habían visitado y de los que querían visitar, antes que terminaran sus vacaciones. — Me muero por beber algo fresco – le dijo Hillary a su novio— . Ve hasta el pueblo, la tienda está en las afueras. Dos de los hombres fueron al pueblo y Lali permaneció sentada, charlando con Hillary acerca de Antiques Fayre. Ann decidió que estaba hambrienta y nadó hasta el yate. Lali permaneció acostada sobre la arena. Debió quedarse dormida, pues lo siguiente que supo fue que alguien jugaba con su cabello. Abrió los ojos y se encontró con Dave, quien estaba inclinado sobre ella, demasiado cerca. — ¿En dónde están los demás? – preguntó Lali. — Convencí a Hillary para que se fuera – respondió Dave. — ¿Por qué? – preguntó Lali y miró su reloj — . ¡Oh, no!... Dave le tomó del brazo y le impidió ponerse de pie. — Oh, no puedes irte – dijo él — . Viniste hasta aquí en busca de compañía y yo estoy deseoso de dártela – sonrió de manera sugestiva — . Podríamos ir a algún sitio más tranquilo. — ¿Estás loco? – preguntó Lali. Antes que pudiera apartarse de él, el peso de Dave la detuvo contra la arena, mientras colocaba una mano sobre su hombro e intentaba besarla. Atemorizada, puesto que él era más grande y pesado que ella, Lali intentó levantar la rodilla, pero Dave fue apartado de su lado con rapidez. Cuando Dave cayó sobre la arena, a cierta distancia, Lali se enderezó de manera automática y de su boca escapó una exclamación de horror al ver que Peter levantaba a Dave con una mano. El rostro de su marido tenía expresión de ira. Al ver que su puño golpeaba a Dave, Lali gritó: — ¡Peter...detente! – toda su vida odió la violencia y quería terminar con ese episodio, pero no podía mover los pies porque paralizada por el temor. Al ver que Peter golpeaba al joven por tercera ocasión, Lali sintió que una nube negra la rodeaba y cayó en la arena. Cuando volvió en sí, estaba acostada en su cama y varias caras la miraban — . ¡Ese joven...oh, Dios! Alguien le oprimió la mano y escuchó que a lo lejos Peter hablaba en italiano. — El está bien, Lali – era la voz de su cuñada — . Ricky detuvo a Peter a tiempo. — Pensé que iba a matarlo... – manifestó Lali. Carina se sentó en el borde la cama y ordenó a la servidumbre que se marchara. Le dio vuelta a la toalla húmeda que Lali tenía sobre la frente. Lali no podía dejar de temblar al recordar la manera como Peter atacó a un joven de apenas veinte años. Se asió a la mano de Carina y dijo — : tienes que sacarme de aquí... – murmuró con desesperación. — ¿Qué sucede entre Peter y tu? – Carina estaba pálida y preocupada — . Un joven intenta besarte en la playa y Peter pierde la cabeza. Nunca lo había visto perder el control, pero mi hermano no te dañaría – Lali la miró desolada. Se sentía derrotada. Peter rompió el último hilo que los mantenía unidos y Lali sentía la necesidad desgarradora y desesperada de escapar de su dominio. Ya no le importaban Jeff y Vickie y sus esperanzas de que su matrimonio sobreviviera — . Caminábamos por la playa para encontrarte. Siempre te olvidas del tiempo...Peter reía, no estaba enfadado... — Desearía que me hubiera golpeado a mí – dijo Lali sin escuchar. — ¿Cómo puedes decir eso? Peter nunca te golpearía. Pensó que te estaban atacando, cualquier hombre... – hizo una pausa — . No, no fue correcto lo que hizo. Nosotros vimos una cosa y él vio otra. Nosotros vimos cómo la chica nadó hacia el yate, resultaba obvio que no había nada dudoso, pero Peter... Peter siente muchos celos por ti. Peter entró en la habitación, Lali ni siquiera quiso mirarlo y él palideció. Sabía que no la dejaría en paz sin una explicación, por lo que comenzó a hablar de la hora que pasó charlando con los turistas mas él la interrumpió diciendo: — Ah...hablas con extraños que ni siquiera son de tu clase. Turistas corrientes. Tal vez olvidas quien eres, no perteneces a esa gente. — Te hablé por primera vez en un ascensor – le recordó Lali. — Eso fue diferente.

capitulo 44

— ¿Estás loco? – siseó Lali — . No puedes hacerlo, no debes venir aquí. El te matará antes de... — Si tu esposo todavía siente de esa manera, tuve razón en venir. — ¿Deseas morir? – murmuró Lali, e intentó pensar con rapidez, lo cual le era difícil cuando sentía pánico — . No vengas a la isla. Espera hasta que lleguemos a casa en Florencia y lleva a Vickie contigo. Eso es esencial. — ¿Entonces, quieres que cuente la vieja historia? — Sí, por supuesto – respondió ella. — Te debemos eso...todo se aclarará – prometió Jeff — . Convenceré a Vickie y si es necesario, la secuestraré. Verás, tengo mis propios motivos para hacer esto... quiero casarme con tu hermana. Lali se apartó del teléfono muy impresionada. Vickie le dijo muchas mentiras, mas su silencio en Londres quedaba ahora explicado. Vickie protegía a Jeff. ¿De Peter? ¿O no quería que se enterara de su comportamiento? Después de todo, si Jeff quería casarse con su hermana, con seguridad Vickie no deseaba perder la buena opinión que él tenía de ella. Resultaba obvio que se llevaban bien y que siguieron en contacto. Lali comprendió que después de que su hermana le confesó todo, también habló con Jeff. Lali movió la cabeza para aclarar sus pensamientos. Era como una reacción en cadena y si esta continuaba...tal vez Lali lograría que su matrimonio tuviera un futuro. — Era Steven. Esa es su idea de hacer una broma – mintió Lali, sin sonrojarse. Asomó la cabeza por la puerta del estudio de Peter y sonrió. Tenía un aso de whisky en la mano y su semblante tenso. La esperanza renacía en Lali con la llamada que recibió — . Peter, por favor confía en mí. — ¿Cómo, vigilándote siempre? Estuve a punto de levantar el auricular para escuchar tu llamada y el pensar que he llegado a ese punto, me enferma. Lali contuvo la respiración y se dijo que si Peter no pudiera controlarse, era probable que la hubiera lanzado por la ventana. Durante la cena, Peter estuvo muy silencioso. Cuando Lali se fue a la cama, se quedó dormida de inmediato, puesto que pensaba que las agonías de la larga pesadilla pronto terminarían. — Me da gusto verte tan feliz – comentó Peter con ironía al día siguiente, en el desayuno. Lali frunció la nariz al probar el café, pues tenía un sabor curioso, sin embargo, no parecía que Peter encontrara algo extraño en el suyo. — ¿Nos vamos pronto a Florencia? – preguntó Lali. Cuando él la miró, ella se inquietó un poco. — No, estoy contento aquí por el momento. — Dijiste que estaríamos aquí una semana, tal vez dos – le record Lali — . Extraño a Santino. — El puede venir aquí para estar con nosotros – comentó Peter y encogió los hombros — . Si quieres hacer compras, te llevaré a Atenas. — Por el momento no pienso en mi guardarropa – respondió Lali. — Entonces, ¿en qué piensas? – murmuró él con ironía. Antes de responder, Lali contó hasta diez. — Tengo ganas de respirar aire fresco. Iré a la playa a caminar. — No vayas lejos. Carina y Ricky vendrán a almorzar – le inform Peter — . Mañana parten a Nueva York. El se hará cargo de nuestro departamento de relaciones públicas allá. Lali sonrió al escuchar la noticia. Carina era la que más apreciaba de las hermanas de Peter, pero su mente pensaba en cómo reuniría a Peter, Vickie y Jeff en Florencia. Jeff le dijo que ese día regresaría a Londres. Se sentía dominada por la impaciencia al bajar por lo escalones que conducían a la playa. La aterraba pensar que Jeff pudiera perder interés, o que Vickie lo convencería de no seguir adelante con el plan. Tal vez Jeff voló hasta Grecia dominado por la impresión que recibió y Lali cortó su entusiasmo. ¿Y si Jeff abandonaba la idea? Vickie querría pretender que todo estaba en el pasado ahora, y temía enfrentarse a Peter. Lali caminó por la playa iluminada por el sol. Ya tenía un rato caminando, cuando llegó a una pequeña ensenada donde estaba anclado un yate. Un grupo de jóvenes estaba en la playa tomando el sol, escuchando una cinta de Bruce Springsteen a todo volumen. — ¡No puedes ser nativa de la isla! – le dijo un joven con cabello negro — . No con ese primoroso cabello. Me niego a creerlo. — Eres inglés – dijo Lali, y sonrió. Cinco minutos después, estaba sentada con el grupo. Era dos parejas y un hombre solo. Habían rentado un viejo yate para recorrer las islas.

capitulo 42 y 43

SOFIA tenía el café preparado en el salón. Peter revisó los sobres, de pronto se detuvo y se acercó a Lali. — Es para ti – dijo Peter y le entregó una carta. Lali la tomó, reconoció la letra de Steven y metió el sobre a su bolsillo. Al levantar la mirada se encontró con los ojos de Peter que la observaban — . ¿No vas a leerla? – había reconocido el sello. — ¿Por qué, tú también quieres leerla? – preguntó ella exasperada — . Honestamente, Peter, Steven es mi amigo y socio y nunca ha querido ser otra cosa. — Esa no es la impresión que yo recibí – aseguró Peter con voz helada. Si Peter iba a sentir celos por su correspondencia, ¿qué esperanza tenían? ¿El adulterio podía cometerse por escrito? No se sentiría satisfecho hasta que la tuviera encerrada en una pequeña jaula. Lali controló el deseo de golpearlo a controlar tus celos, Peter. — Tendrás que aprender a controlar tus celos, Peter. Apenas pronunció las palabras, se arrepintió al ver la reacción de él. — ¿Celoso? ¿De qué iba a estar celoso? — Tal vez la palabra que debí usar fue “posesivo”, sin embargo, sé que hay un problema. — ¿Y te digo cuál es? Mi esposa no tiene amigos hombres. O le vendes tu parte del negocio o se las regalas. No me importa lo que hagas, más terminarás con esa relación por completo. Peter se fue sin tomar el café. Lali se secó los ojos húmedos. La esperanza de que hubiera un mayor entendimiento entre ellos quedó destruida. Lali ya no se preguntó más por qué Peter la llevó a Kordos. Los hombres del pueblo lo tenían en la más alta estima y ninguno se atrevería a mirar a su esposa. Peter era dueño de la isla y su benefactor. Aunque él no quisiera comprenderlo, lo que quería en realidad era tenerla encerrada y evitar que estuviera en contacto con otros hombres. ¿Qué esperanza tenia Lali de combatir la desconfianza de Peter? Comprendió lo mucho que Vickie los dañó a los dos. Leyó la carta de Steven y pensó que era una fortuna que Peter no intentara leerla. La carta decía: “¿Sientes que ya puedes contarme la verdad? Recuerda que mi hombro siempre está aquí. Sirvo de gran consuelo cuando no estoy desconsolado”. En la carta había muchas preguntas personales, comentarios casuales y también le pedía que le escribiera pronto para informarle dónde tenía escondidas las llaves de repuesto del MG. “Realmente no puedo arreglármelas sin ti, por favor déjalo y ven a casa”. Lali suspiró y comprendió que Steven no podría dirigir solo la tienda, por ser demasiado desorganizado. Mientras hubiera comida sobre la mesa y gasolina para el coche, él estaría feliz, no tenía más ambiciones y se hizo muy dependiente de ella. Si Bárbara era la mitad de la mujer que Lali pensaba, iría en su ayuda. Ese negocio, bien atendido, mantendría con comodidad a una pareja. Fue por la noche temprano cuando llegó la llamada. Spiros entró en la sala y habló directamente con Peter. Lali estaba reclinada en el sofá y leía un periódico, ignorando una atmósfera llena de expectación. No le había dado razón a Peter para sospechar de Steven y el pensar en rebajarse para darle más explicaciones, la hacía sentir un nudo en la garganta y si ahora mencionaba a Bárbara, era probable que las sospecha de Peter aumentaran. — Parece que alguien te busca y no quiere identificarse – dijo Peter. Lali levantó la cabeza. — ¿Tengo un visitante? – preguntó sorprendida. — No, es una llamada telefónica – le explicó Peter. Lali se puso de pie, pero Spiros ya le pasaba la extensión más cercana. Lali esperaba escuchar la voz de su hermana, mas la voz que escuchó hizo que su corazón dejara de latir y volvió a sentarse. — ¿Lali? Si eres tú, por amor de Dios di algo – dijo la voz con acento neoyorkino — . No soy muy bueno para adivinar. — Soy yo – respondió Lali. — Supongo que no me habrás olvidado. Soy Jeff Connors – al escucharlo, Lali acercó todavía más el auricular a la oreja, en caso de que su voz pudiera llegar hasta Peter. Sintió alivio al ver que Peter se ponía de pie y salía de la habitación. — Ahora estoy sola. Puedes hablar – murmuró Lali. — Vickie me contó todo. Tienes que creerme que no tenía idea de que tú y tu marido se hubieran divorciado. No podía dejar las cosas así y vine aquí... — ¿A dónde? – lo interrumpió Lali sin aliento. Su corazón latía con fuerza. — Estoy en Atenas. Trato de conseguir transporte hasta Kordos.

capitulo 41

— Es natural que expresemos todos los sentimientos que no expresamos en aquella ocasión y al hacerlo, los dejaremos descansar – respondió Peter — . No te lastimé con deliberación – miró el mar y las rocas y emitió una carcajada — . No era yo mismo. Si hubieran sido drogas, bebida, locura... cualquier cosa que no fuera la infidelidad, habría permanecido a tu lado – se apartó de la barandilla — . No me pidas otra vez que te deje ir. No me agrada que te consideres una prisionera. Tienes todo lo que cualquier mujer normal podría desear y tomo muy poco a cambio – ya no estaba enfadado. — Tomas todo – lo contradijo Lali, y comprendió que era la única persona que discutía con Peter. Se alejó rumbo a la casa. Hasta la hora del almuerzo fue cuando volvieron a reunirse. Peter estaba de nuevo de buen humor y sugirió que pasaran la tarde en la playa. — Ya ves, no eres infeliz – indicó Peter con énfasis arrogante, la primera vez que ella rió al escuchar sus comentarios — . Sólo piensas que lo eres y tal vez quieras serlo, mas no es así. ¿Fuiste infeliz cuando te dejé en Florencia? – preguntó Peter, esa noche, en su cama. Estaban muy juntos todavía y Lali sentía su aliento en la mejilla. La pregunta era una pequeña intimidad, puesto que por lo general, él se alejaba después de hacerle el amor. También era la primera vez que le hacía una pregunta personal respecto a su estado de ánimo en aquel tiempo. — Estaba asustada y sola – murmuró Lali. El cuerpo de Peter se tensó. — ¿Por él? — ¡Vete al demonio, Peter! – después de un segundo de incredulidad al pensar que él pudiera pensar así, Lali se apartó con violencia — . ¿Cómo puedes decir eso? Yo te amaba...¡Te amaba! – Lali hundió la cara en las almohadas y le dio la espalda. — De un amor tan débil, un hombre no recibe mucho consuelo. El amor que recibí de ti lo compré. Te sentías atraída por mi dinero, mientras tu cuerpo ansiaba ser poseído por otro hombre. ¿Llamas a eso amor? – preguntó Peter y salió de la habitación. Se escuchó que algo se rompía en el pasillo y él se quejó. Se había golpeado con la pequeña mesa que Lali colocara afuera para adornarla con un florero. Se dijo que se merecía el golpe. — Lo siento...¿cuántas veces debo repetirlo? – preguntó Peter al día siguiente. Estaban almorzando — . Sí, Peter, no Peter, si tu quieres, Peter... ¿Qué clase de charla es esa? Al escucharlo, Sofía estuvo a punto de dejar caer la cafetera y se apresuró a retirarse. — No puedo estar muy feliz ante la idea que tienes de que me casé contigo por dinero y sexo – dijo Lali con amargura — . De alguna manera, torciste toda nuestra relación. No te costé mucho si me compararas con cualquier ex esposa. En realidad pagaste muy poco. — Yo no quería pagar poco – aseguró Peter. — ¡Por supuesto que no! Te hubiera encantado que te quitara todo el dinero que me fuera posible, pues eso probaría que era codiciosa. — ¿Qué quieres que haga? ¿Qué me arrodille? – preguntó Peter. — Te patearía si lo hicieras, por lo tanto, no te atrevas – respondió Lali y su ira se disipó. Peter se pasó la mano entre el cabello y la estudió. — Vamos a caminar – sugirió él. Cuando salieron de la casa, colocó un brazo sobre los hombros tensos de Lali — . Perdí la paciencia – suspiró — , y tal vez la perdí porque lo que dijiste me molestó – la volvió y le besó la cabeza. Esa acción al descuido tuvo gran efecto en ella. Era el primer gesto de afecto que él le demostrara en toda la semana. Hasta ese momento nada más la abrazó como un preludio para hacerle el amor y la noche anterior Lali decidió que eso no volvería a suceder, no obstante, volvía a derretirse. ¿Acaso una relación física podría acercarlos? La falta de tal con seguridad los apartaría, pero ella sufría al pensar que cada vez él tenía una opinión más baja de ella. ¿Peter la hubiera respetado más, la hubiera querido escuchar, si ella tuviera la fuerza para negar a ambos ese desahogo? — No fui un marido muy atento – comentó Peter cuando regresaban a la casa — . Con seguridad a menudo te sentiste sola, a pesar de que vivíamos juntos. ¿Por qué demonios no fui contigo a esa fiesta en Venecia? – se preguntó. El semblante de ella entristeció — . ¿Te digo el motivo? Era algo muy trivial. Quería dejar en claro algo. Trabajé hasta tarde y de pronto me enfadé. Levanté el auricular y ordené que prepararan el jet. Me sentí muy justo. — No... –comenzó a decir Lali, y se preguntó si debería intentar explicar la situación. Peter parecía estar de buen humor. Cuando estaba a punto de hablar, alguien salió de la casa y les hizo señas. — Es Spiros. Debe de haber llegado el correo – Peter suspiró — . Recuerda que yo solía trabajar demasiado.

Tuesday, February 23, 2016

capitulo 40

— No puedes regresar el reloj, Peter. Tienes que comprenderlo. Para nosotros, todo terminó hace tiempo. Debiste dejarme sola. Me viste en el hospital y actuaste siguiendo un impulso. No hay regreso. Déjame ir... Peter se apartó de ella y cerró los puños con fuerza. Lali no supo si su demostración de agresión iba destinada a ella o a las personas que se atrevieran a murmurar. Peter se golpeó la palma con un puño cerrado y sus ojos brillaron de ira al mirarla. — Creo que preferiría verte muerta a dejarte partir. Te quiero demasiado y no temo a las murmuraciones. Tú tampoco deberías temerlas, ¿quién se atrevería a insultarte en tu cara? Sería un hombre muy valiente el que se atrevería a ofenderme. Esto es entre nosotros y nadie más, ¿no te das cuenta? — No lo soporto, Peter – murmur Lali — . Estaba contenta como estaba. — Estarás contenta conmigo – aseguró él y levantó una ceja — . Si puedes aceptarme en la cama, es sólo cuestión de tiempo el me aceptes en lo demás. — ¡Nunca! ¡Es demasiado tarde! – dijo Lali con las mejillas ruborizadas debido a que él recordó su debilidad. Intentó alejarse. La intensidad de las emociones entre ellos la dejó exhausto. Peter nunca admitiría haber tomado una decisión equivocada y haría cualquier cosa para convertirla en la decisión correcta. No obstante, cuando hablaba de apartar a Carreras, tocaba la punta de un iceberg y evadía aceptar que había algo más que eso. Carreras sólo fue un instrumento, un profesional bien pagado que hacía su trabajo y fue el hombre que estaba detrás de él quien casi la volvió loca de dolor. Peter era un hombre muy rico y Lali suponía que la única situación que estuvo fuera muy rico y Lali suponía que la única situación que estuvo fuera de control fue su supuesta infidelidad. Ella lo ofendió como nadie se atrevería a hacerlo. Peter pensaba en ella como en una posesión y a nadie se le permitiría tomar lo que le pertenecía, antes que él mismo decidiera dejarlo. El único insulto que Peter recibió, fue de ella y con fervor masoquista intentaba borrar esa mancha en su masculinidad. ¡Qué tonta fue al pensar que Peter quiso volver a casarse por el bien de Santino! Peter comentó: — Desearía poder volver al pasado y cambiar algunas de las acciones que tomé, mas aunque pudiera hacerlo, no creo que actuase de diferente manera... eras muy joven y fui duro, pero yo también sufrí. Durante esos seis meses, en tres diferentes ocasiones volé a Florencia. Una vez llegué hasta las rejas de la casa, antes de decirle al chofer que regresara – sus ojos no tenían brillo — . Debes agradecer que regresara, puesto que cerca de ti no confiaría en mi. Al escucharlo,Lali se sorprendió y por instinto se acercó a él. — ¿Qué...querías decirme? – preguntó Lali con voz apenas audible. — ¿Por qué?... eso es lo que quería preguntare. ¿Fue debido a que él era más joven que yo, más apuesto, más excitante? ¿Fue por necesidad o por maldad? – el tono de su voz la dejó helada — . ¿Fue él bueno? ¿Cuántas veces te tomó, cómo lo hizo? ¡Eso era lo único que tenía en mente! – se asió a la barandilla y sus nudillos quedaron blancos. Lali se quedó muy quieta al comprender lo mucho que su acción lo afectó. Deseó hablar, llevar a su hermana ante Peter para que confesara la verdad, pero el sentido común la mantuvo callada, pues el estado de ánimo en que estaba Peter, la explicación sonaba como una tontería y lo enfadaría todavía más — . Algunas veces aún pienso en eso. Nunca pude ponerle las manos encima... y si alguna vez lo logro, lo mataría... Lali se estremeció. — Si...me hubieras visto...¿no crees que hubiera habido...otras cosas que decir? – murmuró Lali. — Sabía que no estabas bien, tu médico me mantuvo informado. Si me hubiese acercado a ti y perdieras a nuestro hijo, no me lo hubiera perdonado jamás – Lali comprendió que esa no era una respuesta, mas su pregunta fue sentimental — . Ese día en el hospital, después de que nació Santino, te miré y te odié por lo que nos hiciste a ambos. Nunca quise volver a verte; sin embargo, no pude olvidarte. ¿Qué es lo que quería con ese matrimonio? Le confesó que la llevaba en la sangre y con seguridad despreciaba esa debilidad en él. De pronto, Lali se convenció de que lo que intentaba, consciente o inconscientemente, era mirarla con completa indiferencia en el futuro. — ¿Y todavía crees que podemos empezar de nuevo? – preguntó Lali.

capitulo 39

Lali despertó por el ruido producido por un helicóptero al aterrizar. Cuando salió a la terraza, Peter hablaba por teléfono en italiano y dos hombres que vestían traje oscuro estaban con él. Lali palideció al reconocer a uno de ellos. El hombre mayor con cabello gris era Roberto Carreras, el abogado que Peter enviara a Florencia para llevarle los papeles de la separación. Al mirar al hombre, los recuerdos horribles pasaron por su mente. — ¿Quiere tomar café? – preguntó Sofía al pasar a su lado con una bandeja. Los hombres volvieron la cabeza y vieron a Lali, por lo que ya no pudo retirarse. Carreras de inmediato se puso de pie y la saludó. — Buon Giorno, signora – saludó e hizo un comentario ligero acerca del paisaje. Mortificada, Lali se vio obligada a aceptar la silla que él le ofrecía y le sonrió. Lali recordó que cuando ella le rogó para poder hablar con Peter, su respuesta fue: — Ese no es el deseo de mi cliente, signora. Lali no pudo controlarse más, se puso de pie y dijo: — Discúlpeme – sentía las piernas temblorosas — . Los dejaré para que discutan sus asuntos. Al entrar en la casa, sentía la mirada de Peter fija en ella. ¿Cómo podría sentarse a charlar con cortesía con un hombre que atestiguó su humillación? Eso era pedirle demasiado. Peter era tan insensible que probablemente no recordaba que Carreras fue el abogado encargado del divorcio. Lali comprendía que muchas cosas podrían evitar que su matrimonio funcionara. Ni siquiera su inocencia podía borrar el recuerdo de una pesadilla. El día anterior se dejó llevar con la marea debido a que lo amaba y quería aferrarse a la frágil esperanza de que Peter hablara en serio cuando dijo que quería empezar de nuevo y olvidar el pasado. ¡Qué tonta fue! Lali estaba de pie mirando el mar y las rocas, cuando unas manos firmes oprimieron sus hombros desde atrás. — Ya se fueron – dijo Peter y Lali comprendió que él también había recordado. ¿Cómo podría alguno de ellos olvidar? — Tienes que dejarme ir, Peter – murmur Lali y él le oprimió los antebrazos. — No. ¿Por qué hablas así ahora? — Estás lastimándome – dijo Lali. Peter la soltó y sus pulgares frotaron las huellas que dejaran sus dedos. — No fue mi intención, creo que te lastimé, perdóname. Lali soltó una carcajada histérica. Después de un momento él añadió: — Demasiado tarde recordé que debería protegerte de esa vergüenza. No se repetirá, fue un descuido desafortunado. No tendrás que volver a verlo. Lali volvió reír con poca naturalidad. — ¿Qué vas a hacer? ¿Decirle que ya no es bienvenido en tu casa, porque en cierta ocasión hizo un pequeño trabajo en tu nombre? — Lo transferiré a otro sitio. El no sufrirá por eso. No puedo hacer más. Si tanto te molesta verlo, ya no lo recibiré – dijo Peter de manera práctica. — Ya veo. ¿Planeas hacer lo mismo con todos los que pudieran hablar? ¿El personal de la casa en Florencia, los hombres de seguridad, tus secretarias en Roma que nunca te pasaron mis llamadas, el personal que se aseguró de que mis cartas fueran devueltas... y qué hay acerca de los otros abogados que tomaron parte en el asunto? – preguntó Lali. Peter la volvió y la sacudió. — Ya es suficiente – dijo Peter. — No estás siendo lógico, Peter. Tal vez Athene no comente nada, pero muchos de tus amigos deben estar enterados. Sé que la sociedad de Roma ama las murmuraciones. ¿No te importa lo que la gente diga a tu espalda? Peter la soltó y se alejó a varios pasos, como si supiera que al estar cerca, no podría controlarse. Lali movió la cabeza. Peter no quería escucharla porque si esas cosas sucedían, ella sería quien pagara el precio. Lali añadió: — ¿NO te das cuenta de que desquitarás tu ira conmigo? — ¿Cómo puedes creer eso de mí? – preguntó Peter. Lali extendió el brazo y se detuvo de la pared.