Friday, February 12, 2016

capitulo 45

-Lamento que estés aburrido -susurró ahogadamente cuando él llegaba a la puerta. -No estoy aburrido -dijo Peter, deteniéndose. -¿Tienes hambre? -preguntó esperanzada. El deseo de retenerlo la inspiraba a alimentarlo-. Te podría hacer algo de comer. Peter pareció sorprendido ante la oferta. -No tengo hambre de comida -le susurró-. Tengo hambre de ti. Lali sitió cómo el corazón le daba un vuelco y el estómago se le hacía un nudo. -¿Por...por...mí? -tartamudeó. -Sí, tengo un hambre canina, devoradora. Y, por si no lo sabes, tú lo consideraste un terrible error, pero yo no. Lali se quedó paralizada. -¿No? -Yo pensé que la experiencia fue sensacional -confesó roncamente. Lali se estremeció y sus pechos reaccionaron, hinchando sus rosados extremos hasta casi dolerle. -Probablemente porque habías estado bebiendo... -No. Y no hagas eso. ¡No te subestimes! -censuró Peter, los ojos brillantes clavados en su cara sorprendida-. Un hombre no puede fingir su reacción ante la mujer que desea. Lali se lo quedó mirando y adivinó a lo que se refería. Bajó la vista involuntariamente y un suave sonido se escapó de sus labios. Su excitación era evidente, y cuando volvió a mirarlo el hambre devoradora que leyó en sus ojos hizo que un calor líquido le quemara entre sus delgados muslos. La sensación fue tan fuerte que se tambaleó. -No me podría acercar ni a un metro de la cama contigo en ella -admitió Peter con total honestidad-. Esta vez sí que te saltaría encima. Dormiré aquí abajo. Cuando él se fue, a Lali se le cayó el alma. Sí, realmente la deseaba... sexualmente. El tema de la lujuria otra vez. ¿Sensacional? Un cosquilleo de abandono le corrió por la espalda y las piernas le temblaron. Se iba, ¿por qué no lo detenía? Lo único que le podía ofrecer era sexo y ella lo amaba tanto, era tan vulnerable que ya sufría por la separación que tendría lugar cuando Alejo se repusiera. Pero... ¿qué podía perder? Lo quería tanto. Más que a su orgullo. Más que a sus principios. Y en ese instante, la voz de Peter le retumbó en la mente. «¡Estás tan convencida de que vas a fallar, que ni lo íntentas!» Muy bien, decidió Lali. Por una vez iba a correr el riesgo y romper todas sus reglas. Abrió la nevera y sacó la botella de champán del cubo de hielo. Si Peter tenía miedo al compromiso, tendría que hacerlo sentirse libre de él desde el principio, sin darle ni el más mínimo indicio de que ella quería algo más que una aventura. Peter estaba a la orilla, mirando el mar. Lali se quitó los zapatos y se dirigió a él con el corazón latiéndole descontrolado, rogando que la oyese y se diese la vuelta, pero el suave ruido de las olas se lo impidió. Tuvo que llegar hasta él y plantarle la botella en la mano para que se diese vuelta con extrañeza. -Yo también pensé que fue sensacional. Y me parece una tontería que duermas en un incómodo sofá floreado -dijo, sin mirarlo a los ojos. -¿Benjamin? -susurró Peter. -¡Está en Nueva York! -respondió rápida como un rayo-. El como... -¿Ojos que no ven, corazón que no siente? -dijo Peter cínico. -No es eso, Peter... -¡Dio mio! ¿Para qué discuto? -preguntó Peter soltando la botella y tomándola en sus brazos con fuerza y entusiasmo devastadores. -Sin ninguna atadura -le dijo Lali sin aliento mientras le pasaba los brazos por el cuello y le apretaba la cara contra el hombro inspirando su perfume-. No soy del tipo de persona que quiere ataduras -repitió, por si aún seguía pensando que ella pretendía más que el tipo de mujer con que él estaba acostumbrado a acostarse. Peter la levantó y le apretó los suaves labios con la fiereza de los suyos, haciéndola debilitarse de la cabeza a los pies. La siguió besando, abriéndole los labios con urgencia, pero la forma de su abrazo cambió. De la pasión, pasó a la ternura inexplicable, recorriéndole con los labios los párpados y las húmedas mejillas hasta recuperar su boca enrojecida con una dulzura casi insoportable. Y luego, muy lento, las deslizó sobre su poderoso cuerpo masculino hasta que sus pies desnudos tocaron la arena otra vez. -La arena se mete por todos lados -murmuró en broma.

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