Thursday, February 11, 2016

capitulo 32

Y luego la besó otra vez con besos duros y hambrientos que la hicieron derretirse como la miel. Quizás hubiera dicho algo más, pero cada vez que dejaba de besarla Lali lo sostenía con fuerza. El deseo se había despertado en ella como un dique roto, arrastrando toda razón con él. Era tan poderoso su anhelo, que no lo pudo resistir. La llevó hasta la cama y se inclinó sobre ella. Le soltó el cinturón de la bata y la abrió, mientras la besaba ardientemente en la base del cuello, haciéndola temblar. Emitió un gemido. Al oír el detator sonido, Peter se quedó petrificado. -No, no estoy sobrio- dijo, con cada músculo de su delgado y poderoso cuerpo tenso-. No deberíamos estar haciendo esto, cara -comenzó con jadeante urgencia-. No estoy en mis cabales. -¿Quién dijo que tenías que estarlo? -preguntó Lali, sin poder evitarlo. Desconcertado por su inesperada respuesta, Peter le miró los ojos brillantes como estrellas y quitó las manos de los delgados brazos luchando consigo mismo. -No me mires así -pidió trémulo. -¿Cómo? -preguntó Lali fascinada. Peter cerró los ojos e intentó controlarse. -¡Accidenti! -gimió- ¡Te deseo tanto... nunca he deseado a una mujer tan desesperadamente como te deseo ahora! El reconocimiento de su propio poder femenino fue para Lali como una inyección de adrenalina. Era un poder que nunca soñó poseer. La forma en que se acercó a Peter para encontrar su boca fue totalmente irracional. Peter reaccionó a su invitación empujándola contra la cama. Al acariciar con sus voluptuosas curvas, un gruñido de placer masculino le brotó de la garganta. Intercambiaron ardientes besos mientras Lali trataba de desabrocharle la camisa sin separarse de él. Peter hizo un último y desesperado intento por controlar la situación. -No podemos... -dijo. Pero ella le recorrió el torso con las manos, haciendo que la incorporara en sus brazos para forcejear como un adolescente con el camisón que se le resistía-. No podemos hacer esto -concluyó, después de explorar con su lengua los labios entreabiertos. -Cállate -dijo Lali, rozando con sus labios un liso y duro hombro. Tenía la piel salada. Comenzó a descender por su cuerpo, adorando cada una de las sensaciones que le suscitaba, sintiéndose libre. -Di mi nombre... -pidió Peter entrecortadamente. -Peter. -Otra vez -ronroneó, como un gran gato hambriento, temblando cuando ella llegó a los duros músculos de su estómago. -Peter... Peter... Peter... -suspiró sensual, ocupada en seguir cada uno de sus instintos, recorriéndole con las manos los largos y sólidos muslos, encontrando en su camino el excitado sexo masculino. Con un incoherente resoplido de impaciencia, Peter intentó desvestirse mientras la besaba frenéticamente. El corazón de Lali cantaba, su cuerpo hervía. Nunca pensó que existiese una pasión tan fuerte y floreció al sentirla. -Te hicieron para mí, cara -dijo Peter, tomando en su boca un rosado pezón para besarlo y lamerlo reverentemente. Lali arqueó la espalda y jadeó incontrolable, clavándole las manos en los hombros. No la preocupó perder el control cuando la arrastró a un pozo profundo de excitación en el que lo único que podía hacer era responder a la increíble intensidad de sus emociones. -Respondes a mi pasión con la tuya -murmur Peter con intenso placer-. Haces que el fuego me consuma, cara. Le recorrió un tembloroso y delgado muslo, haciendo que su centro más íntimo lo reclamara con una excitación que resultaba casi intolerable. Cuando buscó el húmedo calor de su parte más sensible, ella echó la cabeza hacia atrás y se retorció. Sentía un intenso calor y electricidad recorriéndole el cuerpo. -¡No lo puedo soportar... no lo puedo soportar! -jadeó sin control. Peter le capturó los labios enrojecidos con los suyos y la hizo soportarlo más, durante minutos que la hicieron enloquecer. Luego se levantó sobre ella y se deslizó entre sus muslos, levantándole las rodillas. En su febril estado, Lali reconoció que por fin el insoportable dolor que le causaba su propio vacío se vería satisfecho.

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