Thursday, February 11, 2016

capitulo 35

Lali miró sus manos unidas un segundo y pensó con tristeza en qué mentira se estaba metiendo. -No soy tan tonta como para pensar que es lo mismo estar enamorada que sentirse atraída sexualmente. Benjamin sigue siendo el único hombre para mí -afirmó con vehemencia. Peter le soltó la mano y lanzó una carcajada sardónica. -¡Estabas conmigo, no con él! -dijo. -Me da vergüenza reconocerlo -murmuroLali ahogadamente. -¡Mas te vale! -confirmoPeter  en furiosa voz baja-. Permíteme que te diga que si estuvieras enamorada de mí, te pondría un guardia día y noche. ¡No te tendría ni un ápice de confianza! -Pero si todavía no tengo una relación con Benjamin -protestó para defenderse. -¡Y si depende de mí, tampoco la tendrás! -le respondió Peter con frialdad. Confundida por esa afirmación, Lali logró finalmente reunir el coraje para mirarlo. Peter estaba furioso y la taladró los ojos verdes agudos y penetrantes como puñales. -Me has utilizado -condenó Peter con rabia-. Y no permito que nadie lo haga. -¿Cómo te he utilizado? -preguntó angustiada, luchando por comprender qué era lo que lo había puesto tan furioso. -¡Santo cielo!... ¡Como un maldito ensayo para Benjamin! ¡Y pensar que estaba preocupado porque no había tomado precauciones! ¡Ya estás tomando la píldora para prepararte para él! ¡Lo último que querrás es quedarte embarazada, y te lo agradezco, no creas! ¡Pero en cuanto termine este fiasco quiero que desaparezcas de mi vida como si nunca te hubiese conocido! - se alejó a largas zancadas. Terriblemente confundida por la diatriba de acusaciones contradictorias, Lali lo siguió. No estaba tomando la píldora, y el riesgo de quedarse embarazada ni se le había pasado por la cabeza. Darse cuenta de ello la sumió en una confusión aún mayor. De repente Peter se volvió y le tomó la mano nuevamente, mirándola con seriedad. -Perdóname. No tenía derecho a atacarte así. - Vale. Comprendo -murmuró ahogadamente Lali, enternecida por la ruda disculpa. -Me parecce que no comprendes nada -dijo él inexpresivamente. Sí que lo comprendía, insistió para sí. La inesperada intimidad había roto barreras que ahora había que volver a erigir. No era sorprendente que Peter se pusiese nervioso preguntándose si la había dejado embarazada. Decidió dejar que creyese que no tenía de qué preocuparse. Era muy improbable que un irreflexivo acto como ése llevase a la concepción de un niño, se dijo, para tranquilizarse. Ahora tenía que sonreír y comportarse como una mujer enamorada y recién comprometida. En presencia de Alejo no había que indicar que hubiera ninguna fricción entre los dos. Alejo los esperaba en el soleado patio a la sombra de una enorme casuarina. Esbozó una amplia sonrisa al verlos y se puso de pie. -No me digáis que tendría que haberme quedado en cama. El padre Navarro viene a comer con nosotros. Peter, que le arrimaba en ese momento la silla a Lali para que se sentara ante la elegante mesa, se quedó quieto. -¿El padre Navarro? -Para que podáis poner la fecha de boda. Lo llamé esta mañana. No tenemos ni un minuto que perder. Eduardo quiere que me interne en la clínica dentro de dos semanas. Sin darse cuenta del efecto de sus palabras, que cayeron como una bomba, se echó hacia atrás en la silla, la pintura de la felicidad. Mientras Alejo sugería alegremente que Peter sirviese el vino, Lali luchaba por no manifestar el sobresalto que acababa de recibir. -No me mires con esa cara, Peter -recriminó Alejo suavemente-. Una copa de vino no me hará ningún daño. Es una ocasión muy especial. -Alejo, creo seriamente que la excitación de una boda no te vendrá bien en este momento - llenó Peter las copas con pulso sorprendentemente firme.

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