Monday, February 15, 2016

capitulo 5

La enfermera rubia continuó estudiando a Lali con curiosidad. Era demasiado joven para estar divorciada. Le pareció hermosa con ese cabello resplandeciente y se dijo que Peter también era guapo. Sonrió. Nunca conoció un hombre tan atractivo, con esos ojos y ese acento. Sin embargo, ella no pareció resultarle atractiva a él, mientras permanecía de pie en silencio, observando a su ex esposa, sin mover un solo músculo del rostro, contemplándola sin emoción, como si ella nada tuviera que ver con él. Sólo cuando él preguntó si ya se había solicitado a un especialista fue cuando la enfermera notó su palidez. Mientras él hablaba con el médico, apartó la mirada de la cama y no volvió a mirar a esa dirección. Lali despertó temprano por la noche, la luz se desvanecía detrás de la ventana sin cortinas. Lali recordó... Santino... Peter…Quiso ver su reloj y notó que faltaba, en su lugar tenía una etiqueta de plástico con su nombre. Se dio cuenta de que estaba en una habitación privada y se preguntó cómo pagaría la cuenta. Steven, su socio en Antiques Fayre, estaría preocupado por ella. El restauraba muebles antiguos y trabajaba en el taller que se encontraba en la parte posterior de la tienda. Aunque el tiempo por lo general no tenía significado para él, se preguntaría en dónde estaba Lali, pues ella prometió pasar a la tienda, camino a casa. Se escucharon varias voces al otro lado de la puerta. Lali decidió pedir su ropa, tenía que ir a su casa, encontrar a Santino...¡oh, una docena de cosas más! Cuando una puerta se abrió, ella se sentó y volvió a sentir dolor en las sienes. Se encendió una luz que la cegó momentáneamente, antes que quedara paralizada por la sorpresa y el color desapareciera de sus mejillas. — Veo que estás despierta – comentó Peter, y notó su reacción al reconocerlo. Cerró la puerta y durante varios segundos permaneció de pie junto a la cama, estudiándola. Temblorosa, Lali bajó la cabeza. Le pareció muy hermoso. Esa no era la palabra usual para describir a un hombre, pero le quedaba muy bien a Peter. Era moreno y tenía las facciones perfectas de un ángel caído, y la elegancia de un leopardo. No había cambiado, todavía tenía esa mirada brillante que parecía traspasarla. Lali no pudo evitar recordar su último encuentro. — Hice los preparativos para que regreses a Inglaterra con nuestro hijo – le indicó Peter con frialdad, antes de irse, sin importarle las lágrimas de agonía que vio reflejada en el semblante de ella al destruir sus últimas esperanzas de reconciliación. Lali cerró las manos de manera convulsiva. Una voz interior le dijo que tenía que controlarse. El la destrozó y no creía poder volver a recuperarse, pues para eso, primero tenía que perdonar, apreciarse a sí misma, olvidar el pasado...y Lali no logró nada de eso. La brillante y desafiante mirada de un tono esmeralda— verde le daba un mensaje. El no había olvidado, al igual que ella. ¿Cómo podia Lali olvidar que destruyó su matrimonio al hacer algo imperdonable? Después de u largo silencio, él comentó: — Me insinuaron que no querías verme. Lali se dijo que eran como un gato y un ratón. El había atrapado con anterioridad y volvería a hacerlo. ¿Qué lo detenía? Lali se pasó una mano nerviosa por el cabello. Levantó la mirada por accidente y se encontró con los ojos de Peter que seguían cada movimiento de sus dedos. — No pensé que quisieras verme – atacó Lali. No tenía derecho a condenarla. Era esa sensación de estar en un error lo que la hacía aceptar su culpa, la cual estuvo a punto de ocasionarle un colapso nervioso cuando esperaba a Santino. Peter caminó hacia la ventana y miró hacia fuera, quedando de perfil. — Quiero discutir el accidente contigo – manifestó él. Lali cerró los ojos con amargura, Peter se negó a verla para discutir acerca de su matrimonio, no recibió sus llamadas, le regresó las cartas y dejó en claro que ya no la consideraba su esposa... pero por supuesto que ahora podía acercarse a ella para pedirle una explicación del accidente — . ¿Encuentras algo divertido en esto? – le dirigió una mirada implacable y ella palideció todavía más. — No, no hay nada gracioso de ello. Es muy simple. Después de tomar una curva, me encontré con una vaca que estaba a mitad del camino. Cuando intenté evitarla, la camioneta derrapó, haciendo que virtualmente fuera imposible que el...coche que nos seguía, evitara golpearnos. — ¿Y eso es todo lo que tienes que decir? – preguntó Peter.

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