Monday, February 22, 2016

capitulo 35

— No usaría a nuestro hijo así – aseguró Peter. — Lo usaste en el contrato. Olvidas que estoy aquí en contra de mis deseos – murmuró Lali. Peter se puso de pie y salió de la habitación para no dar rienda suelta a su temperamento. Lali subió, sintiéndose insatisfecha. A Peter no le agradó que le hiciera ver la verdad. — ¿Cuánto tiempo estaremos en Kordos? – preguntó Lali durante el vuelo a Atenas. — Una semana...dos – respondió Peter y la miró con frialdad – cuando regresemos a buscar a Santino, ya no habrá esta atmósfera entre nosotros. — Nunca supe que creyeras en milagros – dijo ella con ironía. — Harás el mismo esfuerzo que yo. Ninguno de los dos se sentiría satisfecho, lo tenía en un pedestal y nunca dejó de maravillarse de que Peter la escogiera a ella. No obstante, él le rompió el corazón y el espíritu y la enseñó a sentir amargura. La confesión de Vickie hizo que Lali cambiara y ya no sintiera esa sensación de culpabilidad. ¿Era justa al pensar que él debió escucharla? Dudaba haber tenido el valor para alejarse de él, puesto que Peter significaba todo para ella.Lali nunca había visitado Kordos. En varias ocasiones se sugirió el viaje; sin embargo, siempre se interpusieron asuntos de negocios o familiares. Lali observó el punto verde que Peter le señalaba, y que poco a poco aumentaba de tamaño y sobresalía sobre el azul del Mar Egeo. Un pueblo pequeño y pintoresco rodeaba al puerto. El helicóptero produjo una enorme sombra sobre los pinos que cubrían las inclinadas colinas que se encontraban detrás del pueblo. Sobre el risco podía verse una enorme villa blanca de techo rojo y terrazas. Aterrizaron. Todo el personal de la villa salió a recibirlos: Sofía y Spiros, quienes estaban a cargo de la casa y varias doncellas sonrientes. Fue Peter quien la guió hasta la casa. — Te mostraré tu habitación – comentó. — ¿Tendré una habitación para mí sola? – preguntó Lali. — ¿Por qué iba a desear compartirla contigo? – preguntó él, arqueando una ceja — . A mí también me gusta la intimidad, por lo que no puedo negarte que también la tengas. Era una concesión que ella no esperaba, ni tampoco Sofía, el ama de llaves, quien protestó y dijo que la segunda habitación no estaba preparada. Peter dejó sola a Lali, quien se preguntó por qué se sentía insultada. Era un paso dado en la dirección correcta, que lo apartaba de la intimidad peligrosa que ella temiera. Miró por las ventanas en forma de arco, el esplendoroso paisaje de rocas, mar y cielo. Peter regresó unos minutos más tarde e insistió en mostrarle la casa antes que se cambiara para la cena. Lali admiró los pulidos suelos enlosados, cubiertos en algunos sitios con alfombras persas, así como el aire de comodidad y tradición que permeaba la casa. Después de eso, durmió una pequeña siesta, por lo que tuvo que apresurarse para vestirse y estar lista a tiempo para la cena. — Pareces descansada – comentó Peter — . ¿Mejoró tu estado de ánimo? Al escucharlo, Lali se tensó exasperada. — No había ningún problema con mi estado de ánimo. ¿Cómo se supone que debo reaccionar ante un lugar como éste? ¿Qué haremos aquí? Peter empezó a reír. — ¿En realidad quieres que te lo diga? Era un sitio adecuado para unos amantes, no para dos personas que apenas si se dirigían la palabra. — Lo único que planeo hacer aquí, es leer algunos de los libros que traje – aseguró Lali. — ¿Quieres castigarme por haberte persuadido a que hiciéramos el amor antes de la boda? Era inevitable que la fuerza de nuestras emociones nos juntara. Eso me trajo paz... el pasado terminó, cara. ¿Por qué no puedes aceptarlo? Lali comenzó a comer enfadada. Eso le produjo paz a él, pero a ella la destruyó. Peter recibió la respuesta que deseaba de su esposa. Más tarde, él no se disculpó por la crueldad de sus palabras de aquella noche. Estaba equivocado al pensar que el pasado quedó atrás, pues este fue el que formó el presente para ambos. — No dormiré contigo, Peter – le aseguró Lali. — Inevitablemente, lo harás – manifestó él — . Me deseas. ¿Por qué te avergüenzas de ello? ¿Cuántas veces debo decirte que el pasado quedó atrás? Cometiste un error y los dos pagamos por ese error. Algún día olvidaré esa otra fecha, mas te prometo que no volveré a mencionarla con ira de nuevo. — ¿Y qué haces en este momento? – preguntó Lali, torciendo la boca. Peter dejó su copa con un golpe.

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