Sunday, February 28, 2016

capitulo 3

Bess se dio la vuelta recordando que todavía era la señorita Esposito de Oakgrove y llevó a Peter a un salón que no estaba muy decorado. -Veo que todavía eres una chica de sociedad -dijo Peter sentándose en el sofá-. ¿Me pueden servir un café, señorita Esposito? o, ¿es que no trabajan hoy los criados? -Hace dos días que murió mi madre -dijo Lali-, por lo tanto, deja tus sarcasmos para otra ocasión. Sí que hay café, pero no hay criados. ¿O no sabes que la única cosa que hay en pie entre mí y la inminente miseria, son esas acciones en las que tú estás deseando poner las manos? Peter la miró como si le hubiese sorprendido. -Traeré el café -dijo Lali. Mientras lo preparaba, intentó calmar sus nervios. El ponerse así no la ayudaría nada con Peter, y sería mejor que se controlara. Lali llevó el café al comedor y encontró a Peter mirando un retrato de Gimena y Lali. Peter vio entrar a Lali con el servicio y no le ofreció ninguna ayuda. -Gracias por tu ayuda -dijo Lali. -¿Pesaba mucho? -preguntó Peter. Lali casi se echó a reír. La situación era increíble. Al sentarse derramó el café, pero no se dio cuenta de ese desliz. -¿Debería adularte por acordarte de cómo me gusta el café? -preguntó Peter mientras la miraba insolentemente de arriba abajo. -No hace falta que me adules -contest Lali cogiendo la taza de café-. Yo te conozco. -Creo que tienes toda la razón. -¿Cómo está Katy? -preguntó Lali. -Crece muy deprisa -dijo Peter con la mirada fija en Lali-. Me preguntó por ti cuando vio a toda la familia este verano. -Siento no haber podido ir. No podía dejar a mi madre sola. -Bueno, ya hemos hablado bastante. Te vas a venir conmigo a San Antonio. -¿Qué has dicho? -preguntó Lali sorprendida. -Me has oído muy bien. La única manera que tengo de controlar esas acciones es casándome contigo. El cuerpo de Lali se quedó inmovilizado, como si Peter le hubiera golpeado. Lali debió haber imaginado eso antes. -No -contest Lali tajantemente. -Sí -dijo Peter-. He esperado mucho tiempo para tener esas acciones y las voy a tener. Si tú aceptas el trato, yo cumpliré mi parte lo mejor posible. Lali se sonrojó y se puso derecha en el sillón. -¿Qué te hace pensar que voy a aceptar? -preguntó Lali con un tono de voz frío-. Tú eres arrogante y egoísta, y no te preocupas por nadie en el mundo excepto por Katy. -Eso es verdad -afirmó Peter-. Pero tú vendrás conmigo al altar, aunque tenga que llevarte atada y amordazada. -No puedes obligarme a casarme contigo. -¿Crees que no? Peter se puso de pie. En su rostro se apreciaba el mal humor y la ira. Salió de la habitación y Lali se le quedó mirando. Unos minutos más tarde, Peter volvió con el abrigo y el bolso de Lali en las manos. -He quitado la caja de fusibles. Puedes llamar a un corredor de fincas de San Antonio para que ponga la casa en venta. Las cosas pequeñas te las puedes llevar. Ahora, ponte el abrigo. Lali no podía creer que aquello estuviese ocurriendo. «Debe ser una alucinación», se dijo. Un instante después, Peter le puso el abrigo y le dio el bolso. -¡No iré! -gritó Lali. -¡Ni hablar, tú vendrás! Peter la agarró del brazo y la sacó de la casa.

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