Monday, February 15, 2016

capitulo 52

Pero también se daba cuenta de que no podía hundirse. Estaba embarazada. No tenía dinero. No tenía trabajo. Por orgullo, le hubiera gustado desaparecer de la vida de Peter con una sonrisa, pero, dadas las circunstancias, no tenía más que una opción. Decirle a Peter lo del bebé. Lali siguió al chófer hasta la limusina con el corazón oprimido. No esperaba tener que enfrentarse a Peter hasta la noche, así que cuando la puerta del coche se abrió y Peter se bajó con su gracia natural, se quedó petrificada, incapaz de hace otra cosa que mirarlo. ¿Por qué tenía que estar siempre tan guapo y elegante? Ella ni se había maquillado, llevaba el pelo con sus rizos naturales y se había puesto lo primero que encontró en el armario. -Te hubiera recibido en el avión, pero a Spike no le gusta quedarse solo en el coche. Un gemido agónico surgió del coche y Peter se inclinó para sacar a Spike, que sacudía las cortas patitas en el aire y la miraba con adoración, loco de contento. Lo única reacción que Lali tuvo fue abalanzarse a agarrarlo y meterse en la limusina para pasar los siguientes minutos tratando de calmar con mimos la excitada bienvenida. Cuando consiguió tranquilizarlo, la limusina se hallaba lejos del aeropuerto. -No puedo creer que se haya venido contigo -dijo por fin, mirando como el animalito se instalaba entre los dos, como queriendo tocarlos a la vez. Se alegró de haber tenido esa distracción esos primeros momentos-. ¡Es increíble! ¡No te tiene nada de miedo! Como si la entendiese, Spike le dio un lametazo en la mano y se estiró apoyándose en Peter para mirarlo con ojos de adoración. -Es muy cariñoso -dijo Peter, acariciándole las hirsutas orejas. El perrillo se entregó a la caricia con feliz abandono. -Nunca pensé... quiero decir que los hombres lo aterrorizaban. Obviamente, tienes algo especial -dijo Lali, mordiéndose el labio con ansiedad-. Lo que pasa es que ahora... se pondrá muy triste si te pierde. -Sí, creo que sería un trauma terrible -reflexionó Peter-. Tendrás que separarlo de mí poco a poco. -Por supuesto. -Me parece que será mejor que no te vayas de casa pronto -suspiró Peter. Lali miró al animal con los ojos llenos de perplejidad. -Supongo que no... Peter se echó para atrás en el asiento. Una leve sonrisa le suavizó la tensa línea de la boca. -Tengo que confesar que lo he malcriado. -Lo necesitaba. Reinó el silencio. Lali siguió mirando al perrito como si su vida dependiera de ello. Había sido fantástico para romper el hielo, pensó, emocionada porque Peter fuese tan cariñoso con el animalito. Pero Spike no iba a servir de mucho una vez que ella dijera lo que tenía que decir. -Cuando lleguemos a casa -dijo, pensando que Peter se merecía estar preparado para lo que se avecinaba-, tengo que confesarte algo que no te va a hacer muy feliz... En realidad, creo que te vas a enfadar mucho, y quiero decirte ahora que lo comprendo... -Benjamin voló a España y tú te escapaste y dormiste con él -interrumpió  Peter con brusquedad. Lali lo miró con incredulidad. No se le ocurría qué decir a tal increíble insinuación. -¡Madre di Dio! ¡Si es eso, mejor no me lo digas, porque lo mato! -juró Peter entredientes. -¿Qué te pasa? ¿Has estado bebiendo? -preguntó Lali tensa. -No, pero necesito una copa -confesó Peter agitado y abrió la puerta del bar de un tirón. -Benjamin no ha estado en España. Y no se me ocurre porqué iba a hacerlo, ni porqué me iba a acostar con él. Puede que creas que me comporté de una forma muy impulsiva contigo, pero créeme, he aprendido la lección. Peter cerró la puerta del bar de golpe e inspiró profundamente para tranquilizarse. -Tenía nervios de acero hasta que te conocí -confesó. -Intentaba prepararte para lo que te tenía que decir -murmuró  Lali arrepentida. -Tranquila. Estoy frío como el hielo, listo para enfrentarme a lo que me eches -dijo Peter, con los plateados ojos interrogantes, quitándole el aliento. La limusina se detuvo frente a la casa y Fisher la recibió con una cálida sonrisa. -Bienvenida a casa, señora Lanzani.

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