Sunday, February 14, 2016

capitilo 49

-¿Cómo puedes estar tan tranquila? -preguntó Peter, en tono casi acusador. -Mi madrastra estuvo en la unidad de cuidados intensivos varias veces cuando se acercaba el final -respondió, causando que Peter enrojeciera y esbozara una sonrisa de disculpa y se sentara a su lado. Se levantó de un salto en cuanto se abrió la puerta para dar paso al cirujano, cuya sonrisa le indicó a Lali todo lo que necesitaba saber. Pero Peter habló extensamente con él, gesticulando de una forma muy latina. Lali lo miró con ternura. En el banco jamás había demostrado este aspecto de su personalidad, pensó, recordando su reserva y formalidad frías como el hielo. ¿Cómo reaccionaría si le dijese que le iba a dar un hijo? Probablemente con frialdad, pensó Lali, poniéndose pálida. El día anterior, cuando ingresaron a Alejo en la clínica de Granada, Lali dijo que tenía que hacer unas compras y se había escabullido durante una hora para comprar un test de embarazo. Lo había usado por la mañana y ya tenía la confirmación de que estaba embarazada, causándole una enorme preocupación. Si Peter no estuviese tan nervioso por lo de Alejo, se habría dado cuenta. ¿Cómo podía decírselo? Su breve pero intensa relación ya estaba por acabar. Pronto Alejo estaría en condiciones de soportar la noticia de la separación. ¿No era eso lo que habían acordado? Pasaron el siguiente día en la clínica, haciendo turnos para estar con Alejo. Pero por la noche, Peter estaba lleno de energía. Al ser un pesimista, se había imaginado tantos horrores antes, durante y después de la operación, que la mejora constante de Alejo le causó un alivio enorme. Cuando volvieron al lujoso hotel, sacó un vestido largo dorado del armario y lo extendió sobre la cama. -¡Ponte elegante! ¡Nos vamos a celebrarlo! Cuando salió de la ducha veinte minutos más tarde con una toalla envolviéndole las estrechas caderas, Peter ésar dejó caer el anillo de compromiso y la alianza sobre la mesilla al Iado de ella. -Los dejas en todos lados. Cada vez que puedes te los quitas y te olvidas de ellos. Pronto los perderás o te los robarán. -Trataré de tener más cuidado -dijo Lali en voz baja y se levantó del taburete a agarrarlos. -¡Estás preciosa! -exclamó con voz entrecortada al verla, vestida con sólo un sujetador color melocotón y unas braguitas diminutas-. ¡Cómo te deseo, cara! -añadió, soltando la toalla y tomándola entre sus brazos en un sólo movimiento. La apretó contra su cuerpo duro y musculoso y ella se estremeció con violencia, pero por primera vez, una vocecita en su cabeza se negó a los gritos. Sin embargo, el poder de Peter sobre su cuerpo fue mayor. Le soltó el sujetador y se lo quitó, para recorrer con sus manos su piel anhelante y ella se le entregó, gimiendo indefensa bajo su boca hambrienta y sensual mientras la llevaba hasta la cama. Fue más salvaje que nunca. Sensual y terriblemente excitante, incluso de una intensidad que le causó miedo. No tuvo que esperarla, porque ella estaba lista. Y en cuanto lo sintió dentro de sí, perdió el control, llegando a la cima de la excitación tan rápido que le arañó la espalda temblando incontrolable y él le tuvo que ahogar el grito del clímax con la boca. Y luego se acabó y ella se quedó totalmente aturdida, con Peter mirándola con evidente satisfacción. -Cada vez es mejor -dijo con una sonrisa lobuna muy masculina levantándose de encima de ella y tomándola en sus brazos para llevarla a la ducha con él. Sólo que esta vez se sintió avergonzada y arrepentida. Ya no podía simular más que era una relación normal. No era más que una aventura, se dijo. Y mientras se duchaba, otro pensamiento incluso más turbador se le ocurrió. No era ni siquiera una aventura. La verdad era mucho menos aceptable. Al pagarle todas esas deudas Peter la había comprado, como una lata de tomates en el supermercado. Peter la envolvió con una gran toalla como si fuese una niña. -Siempre se me olvida lo nuevo que te resulta esto -dijo con suavidad, al verle la boca tensa y los ojos evasivos-. Pero a la vez, me gusta saberlo. Hace que todo resulte especial entre nosotros. -¿Lo crees?

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