Friday, February 12, 2016
capitulo 40
-Peter sólo se casó conmigo para darle el gusto a Alejo. Es un matrimonio para que Alejo
esté feliz hasta que supere su operación -confesó Lali-. Así que no te tienes por qué sentirte
de más.
-¡Eso sí que resulta más lógico! -exclamó Petra con los ojos llenos de satisfacción-. Al fin y al
cabo, ¿qué iba a ver un tipo como Peter en una mujer como tú? No quiero ofenderteañadió,
al ver que Lali palidecía-, pero, seamos sinceras, tú no eres nada del otro mundo,
mientras que Peter...
-Sí -interrumpió Lali tensa, realmente ofendida por lo había dicho.
-Es un tipo realmente fabuloso -continuó Petra, observándose en el espejo-. Es guapísimo, y
además está forrado. Mucho más mi tipo que el tuyo.
-Supongo que sí -respondió Lali trémula, sintiéndose fea y gorda por primera vez desde que
Peter había hecho lo que ella se imaginaba que era una transformación espectacular. ¿Se
creía que un cambio de peinado y bastante ropa bonita iba a realizar un milagro? ¿Era idiota?
-Y Peter seguro que está aburrido aquí con esos viejos y tú. Además, tú no cuentas -reflexionó
Petra-. Tienes razón. Dadas las circunstancias, no hay motivo para no quedarme. Podría ser
divertido pasar una temporadita contigo.
Lali se le quedó mirando el ombligo con su exótica joya, avergonzada al descubrir que no
quería que su hermanastra se quedara. Se sintió horrorizada, pero era la pura verdad.
-¡Y tengo una sorpresa para ti! -continuó Petra, sacando de su pequeño bolso una carta
arrugada.
En ese momento se abrió la puerta para dejar pasar a Peter. Alto, moreno y sonriente, tenía
algo especial en la mirada. Inmediatamente se dio cuenta de que ella estaba consternada.
-Me la dio tu patrona -Petra le dio la carta y sorteó a Peter, para alejarse con una rutilante
sonrisa.
-¿Qué es eso? -preguntó Peter, dando un paso adelante.
Lali miró la caligrafía.
-¡Dios mío! ¡Es una carta de Benjamin! ¡Nunca me había escrito antes!
Bruce apareció en la puerta.
-Todo está organizado, Peter.
-¡Oh, no! -exclamó Lali leyendo.
-¿Se ha muerto?
-No seas bobo, Peter. Benjamin quería que estuviera en su casa para que el mecánico fuese a
arreglar la lavadora.
-Nueva York no está lo suficientemente lejos -reflexionó Peter.
-¡Y me da su teléfono allí! ¡Imagínate! -dijo Lali sorprendida.
-El ordenador está usando todas las líneas disponibles, y además cuesta una fortuna llamar a
Nueva York -informoPeter impávido.
-Es verdad. Y además está la diferencia horaria -murmur Lali ausente, mirándolo como si
esperase que él le aclarase el tema.
-Me hago un lío con la diferencia horaria. Tendrás que buscarlo... la verdad es que no sé
dónde. Vete de aquí, Bruce -le susurró a su ayudante, que había pasado de la mayor
incredulidad al ataque de risa incontrolable.
-Me gustaría saber cómo le va en su nuevo trabajo -dijo Lali, releyendo apenada las tres
líneas de la carta.
Se había sumido en sus propios pensamientos. Ya no creía estar enamorada de Benjamin y la
avergonzaba un poco haberlo descubierto. ¿Cómo era posible que se conociese tan poco y se
imaginase tanto?
La última semana había aprendido mucho sobre sí misma. Durante la enfermedad de su
madrastra no había salido con chicos y, cuando llegó a Londres, los hombres no habían hecho
precisamente una cola ante su puerta, así que se había imaginado estar enamorada de Benjamin.
Un enamoramiento inocente que la hacía soñar despierta y tener tema de conversación con
quienquiera que la escuchase. No le importaba no tener novio mientras estuviese Benjamin, y Dios
sabe que no había mucho más en su vida, reflexionó con tristeza.
Peter la miraba como un halcón. Pálida y triste al darse cuenta del final de una etapa, Lali
arrugó la carta entre los dedos. En una persona que siempre estaba alegre, el gesto parecía
realmente dramático.
-Está bien... Puedes llamar a Benjamin esta noche.
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