Wednesday, February 10, 2016
capitulo 29
Claro que tenía motivos para serIo, pensó mientras salía de la habitación. Era impaciente
porque lo quería todo perfecto, sarcástico y crítico porque era más inteligente que el resto de la
gente y le resultaría frustrante tener que esperar a que los otros comprendieran su
razonamientos. En cuanto a su frialdad, se debía a su infancia terriblemente solitaria. Y quería
a Alejo con locura. Su desaprobación lo había afectado tanto...
Siguió el murmullo de voces hasta encontrarse ante una puerta entreabierta. Estaba a punto de
golpear cuando oyó a Alejo decir algo que nunca imaginó podría salir de la boca de un
hombre tan dulce.
-Así que le diste a mi pobre Lali un anillo para seducirla -decía Alejo disgustado-. Ahí la
tienes, renunciando a sus creencias más profundas. Se que, en su inocencia, cree que
finalmente te casarás con ella. Pero no comparto su fe, Peter.
-Dio, yo...
-Me dices que estás comprometido con ella, pero en ningún momento mencionas que estás
enamorado -interrumpió Alejo con dureza-. Tampoco dices nada de cuándo tendrá lugar esa
hipotética boda.
-Nos acabamos de comprometer -remarcó Peter. Parecía desesperado.
-Finalmente conociste a una mujer que se negaba a participar de tu moral relajada. Como no
podías aceptar su rechazo, le ofreciste un anillo de compromiso. Dentro de unos meses,
cuando hayas perdido el interés en Lali, la echarás de tu vida otra vez sin tener en
consideración el daño que le has hecho -condenó Alejo cortante.
-¡Estás completamente equivocado!
-Te conozco a ti y conozco a Lali -contradijo Alejo-. Me imagino que ella estará
perdidamente enamorada de ti, y tendría que haberme dado cuenta. Lleva meses contándome
todo lo que haces en sus cartas. Pasará mucho hasta que pueda perdonarte por esto, Peter.
Ella es dulce, cariñosa y buena.
-Sentémonos y hablemos con tranquilidad, Alejo -pidió Peter.
-No. Ya te he dicho cómo me siento -dijo Alejo con voz contenida-. Quiero que te vayas de
esta casa inmediatamente, Peter. Ya te enviaré la ropa. Si le vas a romper el corazón a Lali,
prefiero que lo hagas ahora para que yo la pueda cuidar.
- Vale... Pondré fecha de boda -dijo Peter sin entonación en la voz.
-¿El año que viene? -sugirió Alejo, evidentemente poco impresionado por la noticia.
-¡La semana que viene! -afirmó de repente Peter-. Lali y yo nos casaremos la semana que
viene.
Lali se quedó paralizada frente a la puerta. Del otro lado reinaba un completo silencio. Se
imaginó que Alejo estaría tan asombrado por la noticia como ella.
-Eso decididamente cambia las cosas -suspiró Alejo con evidente alivio. Parecía haber
recobrado carácter habitual, pero sonaba extraño, como si le faltase el aliento-. Entonces la
quieres, aunque no puedas demostrarlo... Bueno, no se puede tener todo... no podrías haber
elegido a nadie mejor que Lali...
-¿Qué te pasa, Alejo? -exclamó Peter abruptamente-. ¡Alejo!
Lali reaccionó a la alarma que percibía en la voz de Peter y empujó la puerta. Alejo estaba
tirado en una silla inconsciente. Parecía terriblemente pequeño, viejo y enfermo. Peter se
inclinaba sobre él tratando desesperadamente de reanimarlo.
-¡Llama al doctor! -urgió Lali.
Peter se dirigió al teléfono de dos largas zancadas. Estaba gris debajo del color bronceado de
su piel y sus verdes ojos tenían una mirada perdida. Hizo la llamada sin quitarle los ojos de
encima a Alejo y lanzó un tembloroso suspiro de alivio cuando vio que su padrino revivía y
comenzaba a murmurar lago.
-Eduardo Arribas es un amigo. Vive a las afueras del pueblo -informó mientras colgaba.
Alejo estaba todavía confuso y mareado. Peter quería llevarlo arriba a una cama, pero Lali
pensó que sería mejor esperar al médico y le pidió que le trajera un vaso de agua. Le dio unas
palmaditas tranquilizadoras en la mano a Alejo mientras esperaban.
-Es el corazón, sabes -se quejó el anciano débilmente-. Nunca me había desmayado antes...
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