Monday, February 15, 2016
capitulo 51
Peter se dio vuelta finalmente y sacó algo del bolsillo.
-Será mejor que te quedes con esto -dijo, dejándole caer en el regazo un pequeño objeto-. No
se lo daré a nadie más.Lali se quedó mirando azorada el exquisito anillo de rubíes del que el sol sacaba profundos
destellos.
-Has sido maravillosa todo este tiempo -dijo, acercándose indeciso a la puerta, como si dos
fuerzas opuestas tirasen de él. Su rostro expresaba dolor en las profundas líneas que lo
surcaban-. Tendría que habértelo dicho antes, pero no me di cuenta. Tendrías que venderlo.
¡Puede que Benjamin no lo sepa, pero mantenerte ocupada con lavadoras resultará más
complicado que mantener un Porsche!
¿Benjamin? ¿Por qué mencionaba de repente a Benjamin? ¿Por qué estaba tan raro? El cerebro de
Lali rehusaba funcionar.
-Sí -murmuró-, pero no será un Porsche, sino un Corvette.
-Perdón, ¿interrumpo? -una alegre voz conocida exclamó desde el umbral.
Lali levantó la cabeza, totalmente sorprendida por la presencia de su hermanastra, que vestía
una reducida camiseta de encaje y una falda cortísima, dejando al descubierto su moreno
vientre y larguísimas piernas.
-¿Petra?
-Creía que Peter te iba a traer al coche a verme, pero me cansé de esperar -dijo Petra
echando atrás con una mano su magnífico pelo dorado-. ¡Me siento como si hubiese pasado la
mañana entera esperando en el maldito coche! -añadió con una expresión petulante en la
preciosa cara.
-Perdona, me olvidé de decirte que tu hermana ha decidido volverse a Londres conmigo -dijo
Peter, con las facciones contraídas.
-¿Olvidé? -repitió Petra irritada, pero luego esbozó una brillante sonrisa y se encogió de
hombros-. ¡Qué golpe para mi orgullo!
Lali se los quedó mirando sin ver. Ahora comprendía todo. Peter se había ido a la playa.
¿Quién estaba en la playa?
Peter la había abandonado la noche anterior para irse con su preciosa hermana.
-Ya es hora de que vuelva con Alejo -dijo, pálida como una muerta y se puso de pie,
deseando alejarse de los dos-. ¡Que tengáis buen viaje!
-¿Lali? -la llamó Peter, logrando alcanzar la en el pasillo y agarrándole la mano.
-¿Qué? -se detuvo a preguntar. Peter la miró con ojos tormentosos y lentamente le soltó la
mano.
-Nada... nada -dijo con fiereza y se alejó a largas zancadas.
Lali se apoyó contra la pared hasta que controló el temblor de sus piernas. Y en cuanto él
desapareció se metió en el cuarto de baño donde vomitó todo el miedo y la tristeza que la
embargaban.
Tres semanas más tarde, Lali llegó a Londres.
Todas las noches, Peter la había llamado por teléfono. Después de ponerlo al día con los
progresos de Alejo, Peter la había interrogado detalladamente sobre sus actividades del día.
Hasta le preguntaba sobre lo que estaba leyendo. Y ella hablaba y hablaba de cualquier cosa,
con tal de oírle la voz. Ni una vez mencionaron su matrimonio, ni la relación tan íntima que
habían tenido, ni tampoco el divorcio que se acercaba.
Al principio las llamadas la habían dejado perpleja, hasta que más tarde se dio cuenta de que
él se comportaba como Alejo esperaba que lo hiciera un recién casado cuando se separa de
su mujer.
Cuando el chófer de César la recibió en el aeropuerto, Dixie era un manojo de nervios. Llevaba
tiempo sin dormir bien, y mantener una fachada alegre frente a Alejo resultó un esfuerzo
sobrehumano. Las largas semanas alejada de Peter la habían hecho enfrentarse a la
deprimente realidad. Lo que habían compartido brevemente se había acabado. Lo que para
César, había sido una aventura para ella, había sido la más maravillosa y traumática
experiencia de su vida. Y ahora sentía que jamás se recuperaría de ella. Sabía que Peter no
toleraba el tipo de escena que ella montó la última noche en Granada, pero podría haber demostrado un poco más de consideración, en vez de demostrarle de forma tan evidente que
planeaba reemplazarla con su propia hermanastra.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment