Thursday, February 18, 2016
capitulo 12 y 13
— Intenté telefonearte cuando me enteré de que abandonaste el hospital anoche – dijo
Peter con ironía — , mas tu teléfono parece estar descolgado.
— Peter... – Lali se colocó detrás de la puerta como si hubiera visto a un monstruo — .
¿Podrías regresar... en una hora?
— ¡No seas ridícula! – dijo Peter. Abrió la puerta y entró — . Te advertí que debías
permanecer en el hospital.
— Iré a vestirme – murmuró Lali, ruborizada, abriendo la puerta de la sala — . Puedes
esperar aquí.
Se levantó con rapidez y se puso un pantalón y un suéter. Cuando entró en la sala, él
estaba cerca de la chimenea. Lali estudió su semblante. La tensión se sentía en el aire. De
pronto apartó los ojos de él.
— ¿Qué haces aquí, Peter?
— Quiero hablar contigo respecto a Santino – dijo Peter.
Nerviosa, Lali, se sentó y estudió los zapatos de Peter, cosidos a mano.
— Hoy no me siento muy bien – murmur Lali disculpándose — . ¿No podríamos dejar
esto para otro día?
— No, no podemos – respondió él, con un suspiro de impaciencia.
— Me duele la garganta. Prepararé un café. ¿Quieres una taza?
— Eres... – comenzó Peter, pero ella salió de la habitación y al llegar a la cocina volvió a
sentarse. Peter estaba allí para decirle que intentaba quitarle a Santino. Era muy de Peter el dar el
golpe mortal en persona. Todavía le sorprendía que no pidiera la custodia del niño cuando
nació. En una corte italiana, siendo ella extranjera y con un cargo de adulterio en su contra, no
hubiera podido conservar a su hijo. La noche anterior, Lali se negó a pensar en lo que quiso
decirle y apartó el temor. ¿Sería posible que Peter la visitara sólo para discutir la educación del
niño? ¿A quién trataba de engañar?
— No apetezco el café – dijo Peter, detrás de ella.
— En realidad no me importa lo que apetezcas o no – admitió Lali sin siquiera volver la
cabeza — , mas no te quedarás con Santino. Pelearé hasta la muerte antes de permitir que me lo
quites.
— Esto no es una discusión – aseguró él.
— Busca el término en el diccionario, Peter – le aconsejó Lali — , descubrirás que nunca
has tenido una. Peter colocó una silla frente a ella y se sentó. Durante el silencio que siguió, Lali estudió la
superficie de la mesa. El ver a Peter dos veces en veinticuatro horas era más de lo que podía
soportar. El no debió ir a su casa sin avisarle, como lo prometiera. Se sentía mortificada por
estar sin maquillaje y con expresión adormilada. Le enfadaba pensar que al verla en ese
momento, pensara que tuvo suerte al librarse de ella.
— ¿Ya terminaste? – preguntó él. Lali tenía deseos de romper algo.
— Di de una vez a lo que viniste – señaló Lali — . Tengo que estar en la tienda a las
once – estaba tan enfadada, que no intentó ocultar el odio que reflejaba su mirada.
— Creo que sabes por qué estoy aquí... y de lo que quiero hablar.
Lali volvió a estudiar la mesa.
— Quiero que mi intervención en la vida de mi hijo sea mayor. Una vez que él comience a
ir a la escuela, ¿qué tan a menudo podré verlo?
— En las vacaciones...los fines de semana – respondió ella.
— Aparte del hecho que es insuficiente, sucede que vivo fuera del país. Cuando asista a la
escuela, no podrá volar miles de kilómetros para estar conmigo un par de días. Ya es tiempo
de hacer cambios – habló con tono frío — . ¿Por qué debo aceptar que mi hijo sea un
desconocido para mí? No es culpa mía que estemos divorciados. Te lo recuerdo, sin ningún
deseo de ser desagradable, sólo quiero señalar un hecho.
Lali palideció. Bajo el suéter, el sudor corrió entre sus senos. El sabía con precisión
dónde y cuándo enterrar el cuchillo. Peter la consideraba una pecadora, sin el derecho de ser la
tutora de su hijo.
Después de un momento él añadió:
— ¿Qué significa para ti ese hombre...Glenn?
Al escucharlo, Lali levantó la cabeza sorprendida.
— ¿Steven? ¿Qué tiene que ver Steven con esto?
Con mucha calma, Peter se acomodó en la silla y apoyó una mano sobre la mesa. Parecía
que estuviera en una reunión de negocios.
— Te hice una pregunta – indicó él.
— Siéntate a esperar la respuesta – respondió Lali y se puso de pie. De pronto
comprendió lo que pensaba Peter. Si la llevaba ante la corte, haría cualquier cosa para ganar el
caso. Si eso significaba destruir su reputación al sugerir que no era una buena madre, no se
detendría a hacerlo. Cuando Peter se proponía algo, ponía todo su interés en conseguirlo.
Steven era un buen amigo y su socio. Ocasionalmente comía con ella y algunas veces la
llevaba a cenar, cuando Santino estaba ausente, mas esos encuentros sociales los hacían con el
consentimiento de Bárbara, la novia de él. Como enfermera de La Cruz Roja Internacional,
Bárbara pasaba poco tiempo en Inglaterra. Estaban enamorados desde que eran adolescentes,
pero su relación no marchaba bien y había largas separaciones, debido a que Steven no
quería aceptar la responsabilidad del matrimonio. Estaba satisfecho como era y sin ganas de descarriarse cuando Bárbara se encontraba de viaje. No obstante, ¿por qué debería Lali
explicar la vida amorosa de Steven a Peter? Ese no era asunto suyo.
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