Monday, February 15, 2016

capitulo 56

-Eres mi esposa -dijo Peter con frialdad, como un tirano-. Te tendría que importar lo que pienso. -Si hubiera sido mi novio, todavía. Comprendería que estuvieras celoso. Pero aunque en algún momento haya creído que estaba enamorada de él, lo superé hace tiempo -comentó Lali con estudiada parsimonia. El silencio volvió a reinar, denso y palpitante. -Vale -Peter arrojó el Financial Times sobre la mesa de desayuno y se puso de pie-. Puedes verlo en un sitio público durante una hora. -Lo llamaré hoy -dijo Lali, volviendo a su café y su libro con un aura de total tranquilidad. -¿Por qué no lo llamas la semana que viene, cuando Alejo esté aquí? -sugirió, indeciso al Iado de la puerta. -No. No quiero esperar tanto -dijo Lali mirándolo y esbozando una alegre sonrisa-. ¿Vendrás a comer? La tormentosa expresión de su rostro se evaporó por arte de magia. -Me encantaría, pero comer en casa me agota. Lali se ruborizó. -Tengo una reunión diplomática muy aburrida hoy -dijo, todavía en la puerta mientras Lali se enfrascaba de nuevo en su libro-. Preferiría estar contigo. En la cama, pensó Lali. Típico. Pero aunque se habían atraído sexualmente al principio, estaba resultando maravilloso en otros aspectos también. Fisher le había contado cómo se había ganado el asustado corazoncito de Spike. Huesos, juguetes, bombones de chocolate... frente a los ojos del atónito mayordomo, Peter había utilizado todos los trucos posibles para sacarlo de sus escondites. La emocionaba muchísimo que un hombre que jamás había tenido un animal hiciera semejante esfuerzo. Recompensado, desde luego, porque Spike lo adoraba. Y también estaba el estanque que había hecho construir para los pececitos. Lo único que la preocupaba era que no la hubiese ayudado a encontrar a Petra. ¿Sería porque realmente no la podía soportar o porque algo había sucedido entre ellos que le trataba de ocultar? Ésa era la única nube en su futuro, porque Peter se comportaba como un marido verdadero, hablando del bebé como si ya hubiese nacido. La semana siguiente venía Alejo y harían una recepción para quinientas personas. Llamó a Benjamin a media mañana para contarle lo de la boda e invitarlo. Reaccionó con sorpresa e insistió en verla. Lali pensaba que ni se molestaría en hacerlo. Y luego, al mediodía, el mundo se le vino abajo. Bruce Gregory llamó para preguntarle dónde comía Peter. -Mencionó una reunión diplomática -dijo Lali sorprendida. -No. Canceló para reunirse con tu hermana, y debe tener el móvil apagado. Es por un tema urgente. -No sé dónde han ido -dijo Lali, cuando logró recobrar la voz. Bruce cortó, dejándola totalmente apabullada. ¿Peter tenía una aventura con Petra? ¿Era tan tonta que no se había dado cuenta? ¿Y entonces, por qué la llevaba a la cama temprano todas las noches? Media hora más tarde, Fisher abría la puerta del salón. -La señorita Sinclair, señora -anunció. Y antes de que Lali pudiera recuperar el aliento, entró Petra llorosa y casi histérica. -¡He hecho algo horrible y me vas a odiar, pero eres la única que puede ayudarme! -exclamó, antes de que Fisher cerrara la puerta-. He metido la pata. Intenté chantajear a Peter -Petra se pasó una mano por la melena rubia-. ¿Cómo te has casado con un tipo tan odioso, Lali? Lali se desplomó en una silla. -Te acostaste con Peter -dijo, como si le hubiera dado una bofetada. -¿Acostarme? ¡Ni loca! -lloriqueó Petra-. Me arrojé en sus brazos aquella mañana en la costa, pero no quiso saber nada conmigo. ¡No lo dudó en lo más mínimo! Lali sintió pena por su hermana y la abrazó, haciéndola sentar en al sofá, palmeándola en el hombro para tranquilizarla. -Te comprendo -dijo, porque sabía lo que ello significaba para su hermana, acostumbrada a que los hombres cayeran a sus pies como moscas. -¡Me dijo que era una harpía, que ni merecía lamerte los zapatos, el desgraciado!

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