Thursday, February 25, 2016

capitulo 47

En la intimidad del baño, Lali comprendió que en unas cuantas horas, Carina cambió de opinión. Ahora no creía culpable a Peter y se decía que él actuó con violencia porque fue provocado por unos turistas escandalosos. Con seguridad pensaba que Lali cometió un error al hablar con ellos o tal vez sospechaba, al igual que Peter, que ella fue la culpable, al ver que su hermano hacía algo que no era característico en él, como el embriagarse. Por el bien de los dos, Peter tenía que dejarla partir. En la playa, Lali vio cómo se desvanecían sus esperanzas de un futuro juntos. Aunque Vickie y Jeff hablaran con Peter, Lali dudaba que él quisiera escucharlos. — ¿Amas...a Peter? – preguntó Carina, mientras cenaban. — No siempre el amor es suficiente – dijo Lali — . El no me ama, pero tiene que mantenerme a su lado . el dejarme ir sería tan saludable para él como para mí. No podemos vivir en el pasado. — ¿Cómo puedes hablar de dejarlo? – preguntó Carina y se mordió el labio — . Acaban de volver a casarse. Peter estaba feliz cuando nosotros llegamos. ¿Por qué eres tan dura con él? MAS tarde, Lali se volvió en la cama y parpadeó al notar la silueta oscura en un sillón que estaba en una esquina. — ¿Peter?...¿Qué hora es? – preguntó Lali, impresionada por su presencia silenciosa. — ¿Importa eso? — preguntó él. Ella volvió a recostarse. Estaba deprimida. — No— dijo Lali. — No deberías tenerme – indicó Peter — . Antes te comportaste conmigo como si yo fuera... – se puso de pie — . Eres mi esposa, la madre de mi hijo... Lo que sucedió hoy no fue culpa mía. Al verte de nuevo...con otro hombre, perdí el control. — Algún día lo perderás conmigo... – sugirió Lali. — ¡No! Hicieras lo que hicieras, no te tocaría. No soy hombre violento. Lali se dijo que sus pasiones sí eran violentas en lo referente a ella. En todo lo demás, Peter se controlaba. Era puntual, ordenado, organizado y su apariencia, inmaculada. Tenía grandes responsabilidades. Era el pilar para sus hermanos y hermanas. En todo lo demás él era fuerte, un hombre con principios y honorables, merecedor de respeto, pero ella era quien lo desequilibrada. — Tienes que dejarme ir – repitió Lali. Peter se sentó en la cama y se inclinó sobre ella. — Estos son pequeños problemas. Eres demasiado sensitiva y en lo único que puedes pensar es en escapar. Yo no huyo de los problemas. Los enfrento... y tú los enfrentarás conmigo. — Somos veneno uno para el otro – señaló Lali. — ¡Qué melodrama! – se lamentoPeter — . No estés allí como si fuera a atacarte – al escucharlo, Lali volvió la cabeza y al hacerlo cometió un error, puesto que él le acarició el cabello y le besó la boca con ansiedad. Lali no respondió, se sentía vacía, como si fuera una muñeca de trapo. Peter apartó la cara — . Nunca estás allí cuando te necesito. ¿Por qué debo maldecirme con una esposa que no me ama? Perdóname por olvidar que estás aquí obligada, no volveré a molestarte. Lali supo que era sólo cuestión de tiempo para que Peter la dejara ir. Era demasiado orgulloso para aferrarse a una esposa que no le respondía en la cama. Esa era la última ofensa que él soportaría. Lali no comprendía por qué las lágrimas humedecían sus mejillas, si estaba a punto de obtener lo que quería. ¿Por qué debería lamentar porque él creyera que le daba la espalda cuando la necesitaba? Peter nunca habló de eso...¿por qué lo hacía ahora? TRES días más tarde, Lali se sintió muy mal en el instante en que se levantó de la cama. Una de las doncellas la escuchó volver el estómago en el baño y fue en busca de Sofía, quien apareció con una significativa sonrisa en los labios. Los dos días anteriores, Lali también despertó con náuseas y no quiso pensar en ello diciéndose que todavía no tenía prueba física, por lo que no estaba embarazada. Lali oraba pidiendo no estar esperando otro hijo. Esa mañana partirían a Roma. Peter había estado distante y cortés durante las últimas cuarenta ocho horas. Todo parecía indicar que poco a poco él se iría alejando de ella. — ¿Sucede algo? – preguntó Lali, deseando borrar la sonrisa esperanzada de Sofía. — ¿Se siente enferma la señora? — Creo que el pescado que cené anoche no me cayó bien. Me sentí intranquila toda la noche – respondió Lali y levantó la barbilla. Sofía se retiró y Lali se mojó la cara con manos temblorosas. Se decía que eso no podría sucederle, que su sistema se había alterado por el viaje, el cambio de clima y de dieta...por los nervios. Sin embargo, no podía apartar de su mente el recuerdo de aquella noche especial en Londres...se dejó dominar por la pasión en el momento equivocado. Esa náusea, esos mareos y esa lasitud, le resultaban muy familiares. Peter la embarazó y ella deseaba gritar. No era justo...

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