Friday, February 26, 2016

capitulo 51

Ya en la cama, pensó en él, acostado en el lecho individual en la pequeña habitación contigua y se dijo que sería mejor acostumbrarse a la idea, puesto que él nunca cambiaba de opción cuando tomaba una decisión. Lali soñó que estaba encerrada en una casa sin ventanas ni puertas y que cuando corría queriendo escapara, siempre chocaba con un muro blanco. Abrió los ojos y sollozó. Peter estaba inclinado sobre ella. — Es sólo un sueño – la calmó Peter — . ¿Quieres tomar algo? Adormilada, Lali negó con la cabeza. Se mordió el labio y dijo. — No te vayas... Peter estaba a punto de ponerse de pie y se quedó muy quieto. Lali se sintió avergonzada al notar su sorpresa. — Vuelve a dormir – murmur Peter y se acostó a su lado. Cuando llegó la mañana, Peter tenía la cabeza apoyada sobre el hombro de Lali y su cabello acariciaba su barbilla. Tenía el brazo extendido sobre los senos. Lali sintió una mezcla de ansiedad y ternura y él abrió los ojos, apartándose de inmediato y le dijo: — No creo que el compartir la cama sea una buena idea – habló con tono irónico — . La próxima vez que despiertes por la noche, dejaré encendida la luz. Lali fingió una carcajada y lo miró partir, estaba casi segura de que él vio la invitación reflejada en sus ojos. Comprendió que para Peter ella ya no era una tentación. Durante las semanas que siguieron,Lali mandó a levantar la alfombra del vestíbulo y quedó al descubierto el hermoso suelo de mármol Gavorrano, de un tono rosa pálido, también contrató los servicios de un decorador de interiores. Peter habló de abrir una sucursal de su empresa en Florencia. Lali estaba sorprendida al ver que él se interesaba en todos los detalles de la casa y que visitaba tiendas en donde vendían ropa para infantes. A cada momento, Peter demostraba que ella no tenía motivo para quejarse de abandono de parte de él. Sin embargo, todas las noches Peter dormía solo y eso no parecía causarle ninguna tensión. Una tarde, cuando regresaron de hacer compras en Florencia, otra carta de Steven la esperaba. Peter se la entregó con una brillante sonrisa. — El quiere mantenerse en contacto, ¿no es así? – dijo Peter — . Tal vez te gustaría que nos visite este verano. Dejándola aturdida, Peter se dirigió a la biblioteca. ¿Acaso Lali había imaginado que él sentía celos de Steven. Tuvo que admitir que le dolía que él no sintiera celos. También recibió una carta de su madre en la que le decía que estaba preocupada por Vickie, puesto que no iba a visitarlos desde que Lali se fuera. “En teléfono se le escuchaba muy tensa, no es la misma”, le decía su madre en la carta. “¿Crees que su estado de ánimo se deba a algún hombre?” tengo esperanza de que ella haya confiado en ti” Lali no tenía noticias de Vickie. Suponía que Jeff no logró convencer a su hermana y con eso moría su deseo de dejar al descubierto el pasado. Ya habían transcurrido casi cuatro semanas desde que él la llamara desde Atenas. Tarde o temprano, Lali tendría que escribirle a Vickie, pues no quería que sus padres sufrieran al enterarse de que sus hijas estaban en desacuerdo. No obstante, para Lali era demasiado pronto para escribir esa carta. Su ira y amargura ya eran menores, mas todavía estaba pagando el precio de esa mañana. Al día siguiente, Lucrecia le llevó el desayuno a la cama. Peter entró en su habitación acompañado por Santino, quien saltaba entusiasmado. — Es tu cumpleaños – dijo Peter y Lali parpadeó. Lo había olvidado por completo. — Feliz cumpleaños – gritó Santino. Colocó un sobre sobre su taza de té y una caja a un lado. — Feliz cumpleaños – le deseó Peter y le besó la mejilla sonrojada. Le entregó una tarjeta de felicitación, de esas que no tienen mensaje. Lali supuso que él tuvo que recorrer Florencia para poder encontrar una tarjeta que tuviera u dibujo adecuado a su situación. Al abrir la tarjeta se encontró con una enorme llave pegada con cinta adhesiva. Lali lo miró esperanzada y pensó que tal vez era la llave de la puerta que comunicaba sus dos dormitorios, puesto que la cerradura estaba vacía de los dos lados. — Es una sorpresa – dijo Peter y sonrió — . Necesitamos salir para encontrar la cerradura de esa llave. Kerry asintió y lamentó haberse equivocado al tratar de adivinar a dónde pertenecía la llave. Después de eso, le resultó imposible desayunar. Santino se quedó en casa, y Peter la llevó a Florencia. Estacionó el coche cerca del Amo y caminaron por las calles angostas y llenas de gente. — ¿Me gustará...la sorpresa? – preguntó Lali.

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