Tuesday, June 30, 2015

capitulo 30

Tal vez tenga que recordarte que me perteneces y, siendo mía, hago lo que quiero contigo.
No soy un objeto –Lali protestó, temiendo no encontrar fuerzas suficientes para detenerlo. Aún siendo tan humillada, no conseguía refrenar el deseo que invadía su cuerpo, su corazón comenzó a latir más rápido.
Para de fingir, querida. Lo que yo quiero, también lo quieres tú.
Lali apenas lo miraba, sin reaccionar contra las palabras abusivas que él pronunciaba. Estaba demasiado perturbada, intentando controlar la excitación que le dominaba los sentidos, aún contra su voluntad.
Peter la excitaba. En todas las veces que habían hecho el amor después de la boda, Lali liberara sus sentidos y llegara al orgasmo. Bastaba mirar aquel hombre guapo y masculino para dejar de lado el orgullo y sucumbir a sus encantos. Y, cuando reconocía su debilidad, se avergonzaba de si misma.
¿Me quieres castigar? –se oyó preguntar.
Esta será mi forma de venganza –Peter confesó, sin esconder la satisfacción que sentía. Peter, por favor...
Él la tomó de los hombros y se quedó un momento apenas mirando a la mujer delicada que tenía bajo su poder.
Lali intentó libertarse, sin éxito. Tomó conciencia que estaba vestida apenas con la braga y si él empujara la toalla que cubría su cuerpo, quedaría prácticamente desnuda delante de él. En aquel momento, Peter procuraba no dejarse impresionar por la fragilidad de aquel cuerpo que más parecía de niña. Había planeado su venganza y no recularía en aquel momento.
¿Por qué tiene que ser así? –Lali cerró los ojos, humillada.
No hagas ese jueguito conmigo, no finjas ser tímida, porque no vas a conseguir engañarme nunca más. ¡Dejé de respetarte!
No estoy fingiendo, Peter.
Entonces, peor para ti, porque no voy a cambiar mis planes. Intenta recordar los momentos de placer que pasaste en el estudio de tu amante, mientras me engañabas.
Casi nunca me quedé sola con benjamin –Lali protestó. – Y él tenía una novia.
Inventa una historia mejor que esa, si pretendes que te crea. Ó mejor, muéstrame qué hacían juntos... –Peter agregó maliciosamente.
No hice absolutamente nada con Benjamin, créeme –Lali murmuró, cuando Peter la envolvió en sus brazos.
Apuesto que fue siempre muy inocente... Y ahora deja de hablar, que no tienes salida. Debes sólo aceptar lo que yo quiero.
Lali nunca vio a Peter actuar de aquella manera.

capitulo 29

¿Yo tengo algún poder? ¿Estás bromeando? Sé que en esta casa siempre fui menos importante que la más humilde de las empleadas, eso desde que nos casamos. Adelina siempre dirigió todo, encontraba equivocado todo lo que yo hacía y me humillaba en frente de las empleadas –Lali se desahogó. – Siempre me rechazó. Intenté preparar los menús para tus comidas, y ella los rechazaba. Llegué al punto que no me importara si comías ó no. Adelina me obligó a hacer visitas que no quería hacer, comparecer a cenas desagradables, controlaba todo lo que hacía.
¡Lali!
¿Quieres saber una cosa? –ella continuó desahogándose con amargura. – Es más fácil trabajar en una mina de carbón del siglo XIX que vivir en esta casa como tu esposa.
Te condenas con cada palabra que dices –Peter retrucó después de un largo silencio. – Siempre resentiste la presencia de mi suegra y te gustaría verla fuera de esta casa.
Lali intentó decir algo, incapaz de aceptar que el sentido de sus palabras fuese tomado equivocadamente. Bien, era verdad que no le gustaba Adelina, sufrió demasiado en las manos de la ex-suegra de Peter. De hecho, quería que desapareciera como en un pase de magia. Aún así, nunca la ofendió.
No fue nada de eso lo que pasó esta noche, Peter –ella argumentó. – Sé cuanto quieres a Adelina, y yo justamente le recordé eso y le pedí que se quedara.
Confío en Adelina y no en ti. Si vuelves a lastimarla, vas a pagar un alto precio. ¡Y mírame cuando te hablo!
Lali bajó la cabeza, sin saber qué hacer enseguida. Lo que consiguiera con su desahogo fue irritarlo aún más.
Fue bueno verla actuar de ese modo. Eso va a facilitarme las cosas –Peter dijo, aproximándose.
¿Qué pretendes hacer? –ella preguntó, tragando las lágrimas.
Él la odiaba realmente y la torturaría lo más que pudiese.
Sexo. ¿Qué más podríamos hacer?
Lali pestañeó varias veces, intentando entender adonde Peter quería llegar.

¿Sexo? –Lali repitió con un hilo de voz.
Exactamente –Peter confirmó con un brillo extraño en su mirar. – Vamos a retomar nuestra relación sexual, querida... Y ni te des el trabajo de negar que quiere lo mismo.
Curioso. Afirmaste más de una vez que mal conseguía estar conmigo debajo del mismo techo. ¿De dónde vino toda esta ola de deseo?
Tu consideración no llega a ser totalmente absurdo, querida... –ahora, Peter
parecía estarse divirtiendo con la rigidez de Lali. – Bien, no tengo que darte explicaciones –continuó fríamente.
¡No te atrevas a tocarme! –Lali murmuró, alejándose de su marido.
Esta vez, Peter rió abiertamente.

capitulo 28

Por favor, no vamos a discutir, Adelina. Y no se quede pensando en irse, este es su hogar –Lali murmuró, procurando no irritarse con la vieja señora.
Este no es mi hogar desde que entraste aquí para robar el lugar de mi hija.
Lali no debía estar sorprendida, pero aún así suspiró desanimada. Adelina siempre estuvo en contra del segundo casamiento de Peter, creyendo que era una traición para con Luna, aunque ella estuviese muerta.
Su hija ya no está más por aquí, pero Peter la quiere mucho, Adelina. Por favor, vamos a intentar vivir juntas.
La señora se alejó frustrada porque Lali no quería discusiones.
Lali sintió que respiraba con dificultad y buscó el jardín que había en los fondos de la casa para recuperar la calma. Se sentó en un banco de madera, pensando en como conviviría con Peter y Adelina. Percibió que estaba oscureciendo y resolvió volver al cuarto, antes que alguien la encontrase allí afuera.
Decidió tomar un baño y comenzó a desnudarse, sin percibir que no estaba sola en el cuarto. Corrió al baño y cubrió su cuerpo con una toalla.
Lali –ella oyó la voz de Peter, llamándola.
¿Si? –Lali volvió al cuarto para enfrentar a Peter que la miraba enfurecido.
La toalla que pegara era demasiado pequeña y no cubría todo su cuerpo desnudo. Contuvo la respiración, avergonzada al notar que el aire de rabia que él tenía al entrar al cuarto fue sustituido por un mirar irónico. Peter era extremadamente atractivo, los ojos eran profundamente verdes,  los labios gruesos y la piel bronceada. Sus hombros largos y musculosos parecían dejarlo más alto aún.
¿Cómo puede ser tan cruel? –él finalmente preguntó.
¿Fui cruel con quién? –Lali no sabía qué había hecho mal esta vez.
No juegues conmigo sino va a terminar todo muy mal –Peter retrucó irritado. – Adelina me buscó llorando, diciendo que la lastimaste insultando a su hija muerta.
No le dije nada ofensivo –Lali se defendió incapaz de aceptar que inventasen más mentiras sobre ella. – Apenas dije que Luna no estaba más entre nosotros.
No te creo, confío muy más en Adelina. Hacía mucho tiempo que no la veía tan perturbada. No me digas que no hiciste nada, porque ni siquiera consigues mirarme a los ojos.
Lali comenzaba de hecho a sentirse culpable, sin haber hecho nada a la vieja señora. Hacía tanto tiempo que escuchaba a Peter haciendo acusaciones contra ella que terminó creyendo que, tal vez, sin querer, hizo algo mal de verdad.
Adelina debe haberme interpretado mal.
No me vengas con disculpas.
Pues fue eso exactamente lo que pasó. ¿Por qué provocaría dolor a una madre que perdió a su hija?
Porque debes estar creyendo que tienes mucho poder en esta casa, sólo porque
eres mi mujer y tienes un hijo mío.

capitulo 27

Es justo que sea franco contigo, Lali –Peter dijo después de haberse casado. – No te amo, sólo me gustas. Tendremos una vida sexual activa, porque creo eso es muy importante en un matrimonio, pero no quiero mentirte en cuanto a mis sentimientos.
Aún ya habiendo pasado casi dos años de cuando él hizo esa confesión, Lali aún sentía el dolor que esa revelación le provocara. Se apegara a la esperanza que Peter acabaría por enamorarse de ella, especialmente cuando percibía que su marido no escondía el placer que sentía al acostarse con ella.
Lali lo adoraba tanto que aceptara los cuartos separados y la indiferencia de Peter en la mayor parte del tiempo que pasaban juntos. Cuando la prueba de embarazo dio positivo, se alejó de ella. Lali sintió su orgullo herido y decidió trancar la puerta que separaba sus cuartos. Y ahora, ¿cómo sería?
Una empleada entró en el cuarto sosteniendo una bandeja con la cena, y Lali decidió comer aún sin tener hambre. Después, se miró en el espejo: allí estaba Lali Esposito, una mujer despreciada, una esposa no amada. Un fracaso como esposa, a pesar de haber intentado de todo para agradar a Peter. Él creía que darle una alianza de matrimonio, su apellido y su riqueza bastaban para ella. Podría haber bastado si Lali se hubiese casado por interés, pero ella amaba a Peter por encima de todas las cosas.
Alejó los ojos del espejo. Tenía que reconocer que no era una mujer sexy, sus senos eran pequeños, era bajita y tenía el cabello demasiado castaño.
Bueno, Peter Lanzani fue el amor de su vida, pero ahora ella sentía que lo odiaba tanto como lo amara anteriormente. Estaba cansada de ser apenas un objeto en las manos de su marido. Peter la buscó sexualmente para embarazarla y, después que lo había conseguido, perdió el interés por ella. Actuaba como si su misión estuviese cumplida y ni siquiera le dio las atenciones que toda mujer embarazada precisa.
Lali se sintió cansada y emocionalmente perturbada. Precisaba ver a su hijo, tocar aquel cuerpito perfumado, ver su sonrisa cuando reconocía a su madre.
Oyó voces que venían de dentro del cuarto del bebé. Entreabriendo la puerta, vio a Peter riendo, sentado en una silla y sosteniendo a Santino en brazos.
Preciso ayuda –él pidió a la niñera.
Su rostro estaba libre de cualquier trazo de agresividad, y él sonreía feliz por estar conociendo a su hijo. No le importaba mostrarse inexperto como padre y pedía ayuda sin ningún pudor. Lali estuvo segura que él nunca le pediría consejo sobre el bebé. Humillada, cerró la puerta con cuidado y volvió a su cuarto. Se sentía aún más lastimada ahora porque Santino no había llorado ni pedido por su madre.
Dejó pasar una hora y fue nuevamente al cuarto del bebé. Santino dormía satisfecho y, si Lali lo despertara, lloraría llamando la atención de la niñera y de
todas las otras mujeres que parecían querer encargarse de él. Se alejó una vez más.
¿Estás satisfechas? Conseguiste tener un hijo de Peter, ¿no? –Adelina habló, agarrando a Lali del brazo.

Monday, June 29, 2015

capitulo 25

Si yo pidiese disculpas por lo que dije, estaría siendo falso –Peter admitió sin dudar. Enseguida, salió de la sala para buscar a su ex-suegra.
Lali intentó respirar mejor. Vivir con Peter iba a ser una pesadilla. A pesar de la casa ser enorme y tener tantos cuartos, era imposible no encontrarse. Peter la despreciaba, nunca dudara que ella no fuese amante de Benjamin. Prefirió condenarla a dejar que explicase.
Si estaba tan lastimado, ¿por qué la besó en el avión? Fue un beso diferente, violento y apasionado, pero sin ternura alguna. Probablemente percibió la fragilidad de Lali y resolvió castigarla.
En aquel momento, una empleada se aproximó pidiendo que Lali inspeccionase el cuarto del bebé. El cuarto estaba todo decorado con dibujos y juguetes y el papel de pared tenía un diseño de patos jugado. El mobiliario era claro y, por todas partes, había bichitos de peluche. Lali se quedó imaginando si habría sido el propio Peter quien comprara los juguetes. Sintió una puntada de remordimientos por haber impedido que él pudiese haber acompañado el crecimiento de Santino en los meses anteriores.
Es un cuarto lindo –Lali dijo a la empleada que la miraba ansiosa.
Venga a conocer su cuarto ahora, señora.
La empleada la llevó a un cuarto al final del corredor, distante de aquel en que Santino estaría. Vio que había ropa suya en los armarios, aquellas que dejara atrás al huir de Portugal. El cuarto quedaba en un ala de la casa que siempre estuvo cerrada. Era como si Peter la hubiese exilado, al mismo tiempo en que la mantenía en un lugar vigilado. Por lo menos, estaría bajo el mismo techo que Santino. Tenía que agradecer eso.
Ni bien la empleada salió, Lali oyó que alguien golpeaba la puerta. Al abrir, encontró a una muchacha vestida de uniforme que se presentó como la niñera.
¡Peter contrató una niñera para cuidar de Santino! Ni preguntó si Lali quería continuar cuidando del bebé como siempre hizo. Su marido no confiaba en ella como madre y apenas la aceptara de vuelta porque su hijo estaba acostumbrado a ella. Ahora, un verdadero batallón de empleados giraba en torno a Santino, como si él fuese la séptima maravilla del mundo.
Después de la presentación y partida de la mujer, Lali pidió que su cena fuese servida en el cuarto, así evitaría a su marido tener que soportarla. Si fuera posible, se quedaría bien lejos de Peter.
Recordó que acusó a su marido de haber tenido otras mujeres. No que estuviese
segura de eso, pero, tan pronto él supo que estaba embarazada, dejó de buscarla sexualmente. Aún en los primeros meses de casados no habían dormido en la misma cama... por decisión de Peter.

capitulo 24

El retrato de la fallecida esposa de Peter ocupaba casi una pared entera. Ella murió en un accidente de coche que mató también a la hermana gemela de Peter. Luna fue una sombra en cada uno de los días en que Lali pasó allí, en aquella casa.
Ve a hablar con Adelina antes que acabe haciendo las maletas y partiendo –Lali lo aconsejó. – Ya dije que no quiero estar aquí y no tiene sentido que alguien salga por mi causa.
Esta es mi casa, es aquí que vas a estar. ¡Y no me hagas perder la paciencia de nuevo!
No puedo quedarme. ¿No oíste como me llamó? Toda tu familia y tus amigos van a hacer lo mismo.
¿Y crees que publiqué en el periódico la noticia de tu infidelidad? Nadie sabe nada. ¿Piensas que todos saben que mi mujer estuvo durmiendo con otro hombre?
El rostro de Lali quedó blanco como la nieve. Dio un paso atrás, no aguantaría oír una vez más aquella acusación.
Yo nunca dormí con hombre alguno que no fueras tú, Peter. Tú mismo viste lo que pasó entre Benjamin y yo. Todo no pasó de un beso.
Y nunca me voy a olvidar de lo que vi, puedes tener certeza de eso –Peter retrucó con los ojos brillando de rabia. – No insultes mi inteligencia, inventando mentiras. Cuando estabas en Douro, comencé a pensar que tal vez hubiese equivocado la verdad y no me hubieras traicionado, pero una persona de confianza me confirmó tu infidelidad. No fui apenas yo quien te vio actuando como una ordinaria.
¿Quién dijo eso de mí? –Lali protestó sorprendida. – ¿Fue tu ex-suegra? No creo que ella sea capaz de inventar cosas de ese tipo.
No fue ella. A Adelina puede que no le gustes, pero no hizo ninguna intriga. Quien me contó fue una persona de mi extrema confianza.
¿Pero como puede decir que vio una cosa que nunca pasó? –Lali cubrió el rostro con sus manos en medio de su desesperación.
¿Quién habría mentido para perjudicarla? ¿Y por qué Peter creyera en esa persona sin dar oportunidad alguna de oír lo que ella tenía que decir?
Tú creíste en lo que querías creer.
¿Y crees honestamente que un marido desea creer que su esposa va a la cama de otro hombre? –Peter la encaró con un aire de incredulidad en su mirar.
Peter pasó sus dedos por entre el cabello en un gesto de irritación. Sus ojos estaban brillantes cuando encaró a Lali con firmeza.
Discúlpame, si te asusté. Me perturba verte en esta sala, cerca del retrato de Luna.
¿Qué puedo decir? –Lali sintió los ojos llenos de lágrimas.
Nada. Cuanto más hablas, más rabia me da. Es como si fuese una reacción en cadena.
Lali respiró hondo, desanimada. No había salida para ella. Ya se arrepintiera mucho por su debilidad al dejar que Benjamin la besase. Había sufrido mucho y estaba
frágil al punto de dejarse llevar por la emoción de un momento. Benjamin dijo que la amaba, mientras su marido la rechazaba continuamente.
Titubeó en empujar a Benjamin cuando la abrazó y perdió todo lo que tenía, todo lo que valoraba.
Voy a hablar con Adelina –Peter dijo de repente. – Ella merece recibir mis disculpas. Fui grosero porque te ofendió.
Mi marido también me ofendió.

capitulo 23

Lali finalmente comprendió las intensiones de Peter. La estaba trayendo de vuelta a la vida que tuvo antes de la separación. No la mantendría en otra casa, contentándose en visitar a su hijo. Vivirían bajo el mismo techo. Aunque la casa fuese enorme, los dos no podrían mantenerse alejados. ¿Cómo aguantaría esa presión? ¿Cómo soportaría sus críticas y su hostilidad?
No me parece buena idea.
Muévete. Adelina está esperándonos para darnos la bienvenida –dijo bruscamente, queriendo que saliese de una vez del coche.
Lali se encogió más aún dentro de la limusina. En lo alto de la escalera estaba la madre de la primera esposa de Peter. Toda vestida de negro, de la cabeza a los pies, la vieja señora parecía una especie de centinela. Su rostro recordaba una máscara fúnebre.
¿Darnos la bienvenida? ¿Estás bromeando? ¡Ella siempre sintió antipatía por mí!
¡Para con eso y ven!
No... De ningún modo –Lali consiguió hablar. – Pensé que me llevarías a tu casa en Douro.
Entonces precisa un mapa. Estamos en Lisboa y es aquí que nos vamos q quedar. Sal pronto de este auto, Lali. Por lo menos una vez, compórtate como siempre esperé que te comportaras.
Lali sintió un frío recorrer su cuerpo, como si hubiesen sacado todas sus fuerzas.
Lo siento mucho, pero no quiero ser más tu esposa –murmuró con voz débil.
¡No creo que esto esté pasando! –Peter metió los brazos enormes dentro del coche y empujó a Lali a la fuerza para afuera. – ¿Ya no basta aceptar de vuelta una esposa adúltera y todavía tengo que aguantar tu ingratitud?
 se sorprendió con la violencia de su marido. Peter la arrastró escaleras arriba, hasta que llegaron delante de Adelina.
Lamento decirlo, pero si esta mujer entra en esta casa, yo me iré, Peter.
Eso sería una pena –él murmuró sin perturbarse. – Pero esta es mi casa y, aquí, quien manda soy yo. Nadie me dice lo que debo ó no debo hacer, y no admito que mi mujer sea maltratada.
¡Si mi hija Luna pudiese verte traer a esa mujer a esta casa! –ella miró con amargura a Peter.
Deja a tu hija descansar en paz.
Lali suspiró desanimada cuando vio a Adelina dar media vuelta y entrar a la
casa.
Santino aún está en el coche. Voy a buscarlo.
Está dormido. Mi personal está encargándose de él en este momento. –Peter dio algunas órdenes a sus guardias y condujo a Lali dentro de la sala gótica que tan
bien conocía ella.

Sunday, June 28, 2015

capitulo 22

Mateus abrió la puerta de la limusina, y ella entró con el bebé, arriesgando una mirada a su marido que conversaba con su secretaria a algunos metros de distancia. Maria parecía una princesa de cuento de hadas, muy rubia y bonita. En aquel momento, estaba oyendo a Peter con mucha atención, y Lali percibió que parecía estar un poco irritada, pero no decía nada, apenas escuchaba. Finalmente, Peter entró en el coche. Lali estaba sorprendida que el avión hubiese ido directo a Lisboa y no a Porto, donde fabricaban el famoso vino de los Lanzani. En invierno, aquella región era demasiado fría, y Peter la enviara para allá sola después de haberla encontrado con Benjamin.
Lloviera todo el tiempo, y las aguas del río Douro habían subido. Lali se erizó, perturbada con esos recuerdos.
Tal vez pueda pasar los inviernos en Inglaterra –Lali propuso, mirando esperanzada a Peter.
Su marido le hizo un gesto con la mano para que no interrumpiese su conversación al teléfono. Peter parecía enojado. Lali se mordió el labio, decidida a no iniciar plática alguna. El coche entró en Sintra y se dirigió a la Quinta de Lanzani, la residencia principal de la familia.
La quinta quedaba en una región arbolada y próxima a una villa histórica, muy visitada por los turistas. Lali prestó atención en una de las casas donde Benjamin tenía su estudio, pero la propiedad estaba cerrada y había una placa de se alquila colgada en la puerta.
Puedes estar segura que no vas a Inglaterra en invierno, ni en cualquier otra estación –Peter dijo al colgar el teléfono. – No confío en ti y no quiero que salgas de mi vista.
¿Qué quieres decir con eso?
De hoy en adelante, en todo lugar que vayas irá acompañada.
¿De qué estás hablando? –Lali percibió que habían llegado a la Quinta, pero no mostró ninguna intensión de descender del coche.
Entendiste muy bien –Peter respondió con voz dura. – Si vas a andar a caballo, tienes que estar acompañada por un caballerizo, si vas a cualquier otro lugar tendrás que ir con el chofer ó con un guardia. Quiero saber donde estás y que haces en todos los minutos del día.
A Lali le costaba creer lo que oía.
No vamos a Douro, porque tengo cosas que hacer aquí –Peter observó con cierta agresividad. – Sólo quiero dejar bien claro que es ese el precio que tendrás que pagar por mi generosidad en aceptarte de vuelta.
Aceptarme de vuelta... –Lali repitió las palabras de su marido. – ¿Y voy a quedarme en la quinta contigo?
Si no te conociera bien, podría creer que está borracha. –Peter abrió la puerta. – Conversaremos sobre eso después. Ahora, vamos a entrar.
La quinta de Lanzani era una enorme mansión edificada en el siglo XVI, muy parecida a un castillo.
¿Nosotros vamos a entrar? –Lali miraba incómoda la casa.
Aún sintiéndome mal a tu lado, no voy a dejarte durmiendo en el coche –Peter comentó con sarcasmo.

capitulo 21

Él no la besara aquella noche ni en los días siguientes. En verdad, si ella no hubiese tomado la iniciativa tres semanas después, ellos continuarían sin tocarse. Y sabiendo como impresionar hasta a la más tímida de las mujeres, él la besó de tal forma que ella perdió la noción del tiempo. Aquella misma noche, él la llevó a la cama.
Al amanecer, cuando la vio de ojos abiertos soñadoramente, hizo el pedido.
¿Te quieres casar conmigo, Lali?
Ella ni siquiera había preguntado porqué quería casarse con ella. No habían tenido la conversación que era de esperarse entre dos personas que unían sus destinos. Había actuado como una marioneta, presa a los cordones que él manipulaba como quería.
Tal vez te haya embarazado. Precisamos casarnos pronto.
Lali detuvo una vez más sus pensamientos, percibiendo que el avión estaba preparándose para aterrizar. Miró a su hijo adormecido y lo sacó de la cama, llevándolo a la cabina principal.

Cuando Lali desembarcó en Lisboa, vio que dos limusinas esperaban por ellos. Al lado de una, reconoció a Maria, su amiga y secretaria de Peter. Rubia, vestida con un traje oscuro, Maria miró a Lali y Santino sin esbozar ninguna sonrisa.
¡Ella continuaba trabajando para Peter!
Lali pensó cuan sorprendida debería estar su amiga al verla volver a Portugal. Peter nunca supo de la amistad entre ambas porque Maria era de la opinión que él de-saprobaría que su esposa se relacionase con su secretaria.
Sra. Lanzani –Maria la saludó con un leve gesto de cabeza.
Lali sintió que ella debía estar enojada por no recibir cualquier noticia suya en aquellos últimos meses.
Espera por mí en el auto, Lali –Peter ordenó.
Lali sintió su rostro ponerse rojo de vergüenza, pero obedeció sin reaccionar.

capitulo 20

Era la primera vez que entraba en la mansión decorada en estilo georgiano. Jazz la recibió muy animado, saltando e intentando derribarla en señal de cariño. Ella lo acarició y sólo entonces percibió que Peter estaba allí, observando sus juegos con el cachorro.
Peter sonreía al decir algo que ella no escuchó bien. Volver a ver a Peter después de las cuatro semanas que él estuvo lejos de la casa de campo la dejaron sin saber qué decir y como comportarse.
Estoy toda sucia –Lali dijo cuando él le indicó una silla lujosa. – Prefiero estar de pie.
Como quieras. No me voy a demorar. –Peter recostó el cuerpo en el escritorio. Vestía un traje elegante que le caía muy bien. – Cuando doy fiestas en esta casa, mis amigos y colegas de trabajo siempre traen sus familias. Me enteré que da clases de equitación. Me gustaría que comenzase a dar clases para una de mis invitadas. Na-turalmente aumentaré su salario. ¿Está interesada?
Mucho –Lali respondió sorprendida.
En aquel invierno, Peter pasó bastante tiempo en la casa de campo. Las tareas de Lali aumentaron, y ella debería también encargarse de las criaturas que visitaban la mansión. A fin de mes, Peter dijo que sería conveniente que ella dejase el cuarto donde vivía con los otros empleados y se mudase a la mansión. Quedó más sorprendida aún cuando le informó que debería hacer sus comidas en la sala de visitas.
Una noche, durante la cena, uno de los invitados se volvió hacia ella y dijo:
El sr. Lanzani me dijo que usted tiene una forma especial para lidiar con las criaturas y los animales.
Siempre ansiosa por escuchar algún elogio, Lali quedó emocionada. Más tarde, cuando ya era esposa de Peter, había concluido que siempre estuvo bajo observación en aquel tiempo en que era aún una empleada. Todos la analizaban, querían ver como se comportaba, como pensaba, como reaccionaba en diversas situaciones. Lali siempre se presentaba tímida, y Peter quedó contento que fuese así. En esa ocasión, no notó que él estaba evaluando sus cualidades y posibilidades para ser su esposa.
Fue ese el papel para el cual había sido escogida. Una mujer que no diese trabajo, no hiciese exigencia alguna, le gustaran las criaturas y los cachorros y se contentara con una atención mínima.
Has salido muy bien –Peter comentó semanas después. – Me gustaría llevarte a cenar, hoy.
No hay necesidad de eso –Lali respondió, procurando esconder su emoción.
Pero yo insisto. Vamos a cenar, a las ocho –Peter dijo, dando por terminada la conversación.
Durante la cena Lali se sintió como si estuviese soñando. Estaba tan feliz por compartir aquellos momentos con Peter que, después, ni recordaría lo que comiera.
Después de casarse con Peter, llegó a la conclusión que debía haber dicho lo
que esperaba de una relación amorosa. Pero, aquella noche, encantada por ver que sus más osadas fantasías se estaban realizando, se contentó en apenas mirarlo con amor.
Me gustas, Lali.
Tú también me gustas –ella respondió suavemente.
Excelente –Peter pronunció, en el exacto momento en que el mozo retiraba el plato con el bife casi sin tocar para cambiarlo por otro a punto.
De verdad, me gustas mucho –Lali confesó, sin ni siquiera notar que estaba actuando como una criatura.
Mejor aún –Peter comentó.

capitulo 19

Lali estrechó los ojos, incapaz de creer lo que oía. Se sintió dolida y humillada, las palabras de Peter la herían como si fuesen dagas. Sus ojos negros estampaban la vergüenza que la dominaba.
Él sabía cuanto Lali lo quería. Al fin de cuentas, ella nunca se preocupó en esconder eso. Hacía cualquier cosa para estar cerca de Peter, y él se aprovechaba de su fragilidad.
No deberías haber preguntado, si no querías oír la verdad –Peter murmuró con voz cortante.
En el pasado... no habrías respondido a mi pregunta –Lali respondió bajito.
Eso era antes, en el pasado. Ahora estamos en el presente, y mucho cambió. Claro que eso no se refiere al deseo que continúas sintiendo por mí.
Bueno, en eso estás muy equivocado, Peter... –Lali sintió que una ola de rabia invadía todo su ser. – Superé la atracción enferma que sentía por ti. Consigo perfectamente vivir sin estar a tu lado, implorando por tu atención y por tu cariño. Me cansé de ser considerada un objeto. Mis sentimientos cambiaron cuando me embaracé y tú resolviste ignorar que existía.
¿No sientes más nada por mí? –Peter se aproximó, sorprendiéndola distraída y antes que ella tuviese la oportunidad de alejarse, su boca sensual atrapó a la de ella en un beso abra salador.
Como no esperaba que eso pasara, Lali no tuvo ninguna reacción para impedirlo. Estaba avergonzada y con rabia. No conseguía respirar bien, ni pensar. Olvidó cuanto la lastimara y entreabrió los labios para recibir su beso, vibrando con el contacto de sus cuerpos.
Peter... –murmuró. – Peter...
Nuestro hijo está llorando. ¿No lo oíste? Ve a cuidar de él, ve.
Como una mujer perdida dentro de un sueño perturbador, Lali se alejó de él.
Miró a su marido, sintiendo que su cuerpo continuaba reaccionando a su roce.
Santino está llorando... –Peter repitió impaciente.
En aquel momento, Lali tomó conciencia de lo que hiciera, despertando del mundo de sensualidad en que el beso de Peter la sumió. La miraba con ironía, continuaba al mando y bastaba que la tocase para que ella perdiese el autocontrol y se entregase completamente a las sensaciones que le provocaba.
Oyó el llanto de Santino y se alejó corriendo, pálida y sintiendo la falta de aire. Lali tomó al bebé, lo acunó y pronto estaba durmiendo nuevamente.
El cuerpo trémulo de Lali aún dolía, frustrado con la interrupción de las caricias. Fue tan fácil creer que Peter no la perturbaría tanto, mientras estaba lejos... Un pensamiento invadió su mente: ¿cómo la besara con tanto fervor si, meses antes, había jurado que no conseguía ni siquiera estar bajo el mismo techo que ella?
Peter la había tocado nuevamente y la hizo actuar como una tonta. Eso no debería sorprenderla, su marido siempre consiguió mantenerla presa a sus encantos.
Los recuerdos de aquellos tiempos volvieron...
Un mes después del incendio en el establo, Lali fue informada de que Peter
quería verla. El llamado vino cuando terminaba de entrenar los caballos y tenía el cabello despeinado y la ropa amasada y sucia.

capitulo 18

Lali sintió que todo su cuerpo se enfrió y tuvo miedo de perder los sentidos.
Pero tú me perteneces –Peter continuó. – Eres mi esposa... –completó con aire irónico.
Extrañamente, Lali sintió que sus fuerzas volvían.
¡No! Puedes ser dueño de coches, casas y una colección de cuadros, ¡pero no eres mi dueño! Puedo ser tu esposa, pero no soy un objeto sin pensamientos, sentimientos ó derechos.
Sin notarlo, Peter se acercó a ella, quedando a una distancia peligrosa. Mientras intentaba entender de donde sacara fuerzas para discutir con él, Lali tomó conciencia que Peter estaba prácticamente tocándola.
No tienes ningún derecho en este matrimonio –Peter dijo, finalmente quebrando el silencio.
No creo que pretendas... ¡no tendrás el valor! –Lali intentó recuperarse de la sorpresa. – Sólo estás enojado conmigo y...
No estoy enojado contigo –Peter murmuró, mirándola como si fuese un leopardo observando a su presa. – Pero no puedo confiar en ti ni quiero darte el tipo de libertad que te di antes.
¿Aquello era libertad? –Lali comenzó a reír. Aquella afirmación era demasiado ridícula. Sólo tuvo obligaciones cuando era esposa de Peter. Era como si viviese en una celda de prisión. No tenía una hora libre para si misma, todo era organizado por él, y Lali sólo tenía que obedecer.
¿Entonces te ríes de mi generosidad? –el mirar de Peter era amenazante.
Ah, te referías al dinero... –Lali finalmente entendió lo que él quería decir. – Bien que intenté consolarme haciendo compras, pero no me satisface esas cosas. No soy el tipo de mujer con quien deberías haberte casado, y todavía no conseguí entender porqué te casaste conmigo.
Peter la miró fijamente. Lali se sentía como si el oxígeno del lugar estuviese por acabarse. Aún así, no se alejó de Peter, detestando percibir que su proximidad provocaba sensaciones físicas que no quería sentir nuevamente. Él la excitaba, aún cuando la trataba como si fuese un pájaro que cayera en una trampa.
¿No desconfías por qué me casé contigo? –él le preguntó bruscamente.
Oír su voz ya era suficiente para provocar extrañas sensaciones en Lali. Procuró anular el escalofrío que recorría su espina y respiró hondo, era consciente que sus senos comenzaban a doler y sus pezones despertaban con sensaciones casi olvidadas.
No tenía nada para ofrecerte además de mi fortuna, pero tú parecías querer poca cosa. –Peter a observaba con sus ojos esmeralda brillantes. – Además de mí, claro... Y tú me querías tanto como el propio aire que respirabas. En esa ocasión, me pareció un intercambio justo.

Saturday, June 27, 2015

capitulo 17

Quería estar a su lado todo el tiempo, y tú estás imaginando todo mucho peor de lo que era en verdad –Lali protestó prontamente. – En todos los lugares donde trabajé, Santino siempre recibió mucha atención de todos. La mayoría de las personas adora a los bebés, especialmente las que son felices.
No es eso lo que estamos discutiendo –Peter dijo fríamente.
Aunque yo quisiese, no podría pagar una niñera para encargarse de él.
¿Y de quién fue culpa eso?
¿Quién fue el responsable por mi fuga de Portugal? –Lali estaba tensa y no conseguía pensar bien. Nunca se salía bien de las discusiones.
Probablemente tú misma vas a responder esa pregunta, ¿no? –Peter no parecía impresionado con el hecho de que ella no aceptara sus críticas sin reaccionar.
¡Me fui de Portugal porque tenía miedo que intentaras alejarme del bebé tan pronto naciera! –Lali exclamó nerviosa.
¿Y de dónde sacaste esa idea absurda? Sólo hice esa amenaza hoy de mañana, en el hospital, porque mi paciencia se había agotado. ¿Qué te hace pensar que cometería ese acto dramático?
Lali bajó la cabeza, pues no podía contarle que fue su amiga Maria quien dijo haber oído Peter conversando con el abogado y declarando que iba a separar a su esposa de su hijo, tan pronto él naciese. Maria siempre fue su amiga, apoyándola en los momentos difíciles. No podía decir nada contra ella.
Creí que eras capaz de eso, porque me estabas tratando muy mal. Tuve miedo de que me separases del bebé...
¿Entonces creíste que era más razonable alejarlo de mí? –Peter preguntó irónicamente. – Muy conveniente de tu parte. No ganas nada con actuar como si fueses una víctima porque no estoy nada impresionado, querida.
No estoy intentando impresionarte.
¿No? –Peter la estaba desafiando.
Lali sintió la necesidad de tener una conversa franca con su marido. Estaba cansada de las acusaciones, quería tener la oportunidad de exponer sus sentimientos. Sé que cometí errores –confesó.
¿Errores?
Pero ahora estoy siendo sincera y honesta.
Sincera y honesta –Peter repitió las palabras como analizándolas con cuidado. – ¡Eso es un absurdo! ¿Cómo puedes decir que eres honesta? Eres una ordinaria, eso si.
Lali gimió al oír la crítica de Peter. Aún cuando la encontrara en los brazos de Benjamin, no empleara ese término.
Pero...
¿Pero qué? Estabas embarazada de mi hijo y aún así fuiste a la cama con otro hombre. ¿Cuántas mujeres traicionan al marido cuando están embarazadas? –Peter la acusó. – ¡Y encima osaste presentarme a tu amante, y lo trajiste a mi casa! Solamente una mujer sin moral puede actuar de esa manera.
Aún sabiendo que cometió errores, Lali no iba a ser acusada de lo que no hizo.
Peter, eso no es verdad. Benjamin nunca fue mi...
¿Crees que voy a creer en tu explicación simple? No significas nada para mí.
–Peter afirmó con voz pausada.

capitulo 16

Jazz tiene un cerebro del tamaño de un guisante, eso si –Peter comentó, riendo. – Pertenecía a mi hermana Rocio y, cuando ella falleció, me quedé con él. Tal vez no haya sido muy sensato, porque casi no tengo tiempo para estar a su lado. Estoy siempre cuidando de los negocios.
Pero Jazz lo adora. Sólo conseguí dejarlo feliz, cuando una de las empleadas me dio una vieja camisa suya para colocar en su cama –Lali confesó y se arrepintió inmediatamente de estar haciendo confidencias a su patrón, pues él se quedó en silencio. Dejara de ser la persona simpática que estaba siendo para volverse, nuevamente, distante y frío.
Después de salir del hospital, Lali pensó que no tendría más contacto con Peter. No obstante, él decidió llevarla a pasar unos días descansando en casa de sus padres. Lali se enamoró de Peter durante el viaje, a pesar que apenas se sentara a su lado, mientras él pasó todo el tiempo hablando por teléfono.
Al ver a Lali llegando en la limusina de Peter, su familia lo invitó a cenar, ansiosos por impresionar a un hombre tan rico. Sus hermanas, Euguenia y Cande, lo habían rodeado, queriendo conquistarlo bajo las bendiciones de sus padres. Lali se sintiera, una vez más, el "patito feo" de la familia. ¿Cómo podía competir con sus hermanas rubias y atractivas?
Lali interrumpió sus recuerdos y retornó al presente, pues estaba en la hora de entrar al jet. Tenía que parar de pensar tanto en el pasado y preocuparse solamente del presente. Cuando el avión despegó, percibió que Santino estaba cansadísimo y resolvió llevarlo a dormir a un compartimiento preparado para el bebé. Le llevó veinte minutos calmarlo y sólo cuando se durmió fue que volvió junto a su marido.
¿Santino se durmió? –Peter preguntó, levantándose del asiento.
Lali confirmó con un gesto de cabeza.
Una respuesta verbal sería bienvenida –él comentó secamente.
Si, se durmió. Y tal vez yo debiese quedarme allá, en caso se despierte.
¿Estás intentando impresionarme con esa demostración de amor materno incondicional? ¿Quién se quedaba con él cuando dabas las clases de equitación?
Nadie...
¡¿Nadie?! –Peter exclamó con rabia.
No era un problema, porque las clases me tomaban solamente dos horas, y yo colocaba el cochecito con Santino cerca. Generalmente, los padres de los alumnos se quedaban jugando con él.
¿Generalmente? No se debe colocar a un bebé en un lugar donde se entrenan caballos. Sabes muy bien que un alumno puede perder el control sobre el animal y éste representar un peligro para quién esté cerca, ¡cuanto más un bebé!
¡Santino nunca corrió peligro alguno! –Lali retrucó palideciendo. – Siempre estuve segura. Hice lo mejor que pude...
Pero lo mejor que podías ofrecer no era lo suficiente, ¿no es verdad? –Peter estaba irritado. – Dejaste a nuestro hijo en compañía de extraños en vez de cuidar de él como debías.

capitulo 15

Jazz era un perro de caza irlandés. Tenía casi un metro de altura mientras Lali medía poco más de uno y medio. Deseó tener un cachorro desde pequeña, pero la familia nunca le dio uno. Ahora, llevaba a aquel animal enorme que la arrastraba, queriendo correr por el jardín.
Sea gentil con él –Peter ordenó. – Ya se está poniendo viejo.
Lali miró rápidamente a su patrón, afectada con su proximidad e intimidada por su altura y masculinidad. Tenía que levantar mucho la cabeza para poder ver su rostro. Cuando percibió que su patrón la encaraba, se sintió como si una descarga eléctrica la hubiese alcanzado. Un temblor recorrió su cuerpo, su rostro se ruborizó, al mismo tiempo que su corazón se disparaba. Peter ni siquiera pareció notar el efecto que causara en ella, pues se volvió y se dirigió a la mansión. Al final, Lali no pasaba de una empleada, de las tantas que trabajaban en la hacienda.
Y, sin duda, en caso el destino no interviniese, Peter nunca habría percibido que existía. No en tanto, cuando Peter partió, dejó el cachorro en casa con órdenes de que cuidasen bien de él. Ni bien Peter desapareció de su vista, los empleados habían decidido mantener el animal encerrado en el establo, temiendo que desapareciera ó les diese demasiado trabajo.
El patrón adora a ese animal estúpido –el jefe del establo reclamó. – Si le pasa alguna cosa, estaremos perdidos. Mejor atarlo.
Lali, no obstante, se quedó con pena del perro y decidió responsabilizarse por él, paseando y jugando con Jazz, que estaba ansioso por encontrar a alguien que lo tratase con cariño. En la noche en que el establo se prendió fuego, Lali no dudó en entrar en medio del incendio para soltar al animal, sin ni siquiera pensar en el peligro que corría. Cuando notó que el cachorro estaba a salvo, ella se desmayó por respirar mucho humo. Cuando despertó nuevamente, descubrió que estaba en un cuarto de hospital con Peter sentado a su lado.
En el instante en que abrió los ojos, Peter le sonrió.
Arriesgar la vida para salvar a mi cachorro fue un acto tonto e increíblemente valiente –él murmuró.
No pensé en nada –respondió Lali, encantada con el hecho de encontrar a Peter bien cerca de ella.
Usted es una heroína. Entré en contacto con su familia, pero parece que no podrán venir verla, dijeron estar demasiado ocupados.
Gracias –dijo Lali, nada sorprendida con la falta de interés por parte de su familia.
Soy yo el que estoy en deuda con usted. Uno de los empleados tuvo el coraje de confesar que, si no fuese por usted, Jazz habría quedado confinado al establo sin nunca salir a pasear. También dijo que usted fue la única, entre los veinte empleados de la casa, que cuidó de él.
Es que me gustan los animales, y Jazz es un perro adorable –Lali comentó medio avergonzada.

capitulo 14

Al completar los 19 años, Lali ya había terminado su curso de equitación y, si quería, podría trabajar como instructora
Sus dos hermanas trabajaban en la empresa de exportación de vino de su padre y estaban ganando bien. Nadie le ofreciera la misma oportunidad a Lali y, como su madre la presionaba para encontrar empleo, vivir sola y ser independiente, resolvió aceptar una oferta de trabajo en el establo de la casa de campo que Peter poseía en Inglaterra.
Trabajando en la mansión,  Lali comenzó a tener una idea de como era la vida del banquero. Peter tenía su jet privado, una flota de helicópteros y coches lujosos a su disposición, además de una docena de mansiones, cría de caballos de raza y una preciosa colección de arte.
Pasaron semanas antes que Lali conociera a su patrón, a pesar de oír muchos comentarios sobre él, hechos por los empleados de la casa. Decían que pertenecía a la aristocracia portuguesa, que era descendiente de nobles del siglo XIII.
Cuando vio un auto deportivo plateado entrar en los jardines de la mansión, el jefe del establo comentó extasiado que era un McLaren que valía una fortuna. Una de las empleadas agregó que mejor que el auto era su dueño y que, ni bien Lali pusiera los ojos en él, se enamoraría. Peter tenía sólo 28 años, era sexy, ¡y la mujer que consiguiese llevarlo a un cuarto debería tirar la llave afuera!
Ya habían pasado dos años, pero Emily aún recordaba bien lo que sintiera al mirar a Peter por primera vez. Tenía cabello oscuro que brillaba con la luz del sol, y su piel era bronceada. Muy alto, él se arqueó para abrir la puerta del pasajero. Lali estaba segura que de allí bajaría alguna mujer bellísima, y se quedó sorprendida cuando un cachorro marrón enorme saltó alegremente del coche.
No soy yo quien voy a cuidar de ese monstruo de nuevo –reclamó uno de los empleados. – Ese cachorro es pesado como un árbol y corre como un caballo de raza. ¡Nadie consigue controlarlo!
Antes que Lali pudiese comentar algo, el jefe del establo la llamó y la mandó a
dar una vuelta con el cachorro.

capitulo 13

Podrías haberme dejado ropa para me que pudiera cambiar y mejorar mi apariencia –Lali reclamó. – ¿Cómo voy a viajar de ese modo?
Ella tenía ropa cara en su casa de Portugal. Peter la llevaba a fiestas, y ella tenía que corresponder a la imagen de elegancia y sofisticación que todos esperaban de su esposa. Peter siempre se mostraba insatisfecho con la ropa que ella compraba, criticando especialmente los colores brillantes que escogía. Lali creció vistiendo jeans y camisetas, pero intentara ser más femenina cuando sus hermanas comenzaron a tomarle el pelo por su apariencia de niño. Después hizo la tontería de casarse justamente con un hombre para quien la apariencia física tenía mucha importancia.
Puedes comprar ropa aquí mismo en el aeropuerto –dijo Peter, extendiéndole una tarjeta de crédito.
Lali se ruborizó avergonzada. Quería poder rechazar la tarjeta y pagar su propia ropa, pero no tenía dinero suficiente.
Intentó disfrazar las lágrimas que habían aparecido en sus ojos y aceptó la tarjeta en silencio. Estaba amargada y sin fe alguna en el futuro.
Deberías haber elegido mejor a tu esposa... –Lali dijo bajito.
Ahora es tarde para arrepentimientos –Peter comentó fríamente. – Y este no es el lugar para conversaciones de este tipo.
Lali tragó en seco, debía saber que él siempre respondería con agresividad a sus comentarios y evitar que eso la lastimase una vez más. Debía quedarse quieta y mantenerse discreta. Tomó la tarjeta que le extendía y entró en la tienda más próxima. Resolvió elegir colores brillantes, porque una amiga le dijo que los tonos fuertes realzaban su piel clara y el cabello castaño. Procuró no mirar la ropa más discreta y deportiva que le gustaba más. Su amiga con certeza entendía más de moda que ella.
Eligió una blusa color naranja, con estampado colorido y sin mangas y una falda en el mismo tono. Se probó la ropa y se miró al espejo. Intentó convencerse que estaba haciendo la compra correcta y que su apariencia mejoraría vistiendo aquello. Cuando salió de la tienda vio a Peter y su guardia al lado de un cochecito de bebé donde habían puesto a Santino. Los guardias la miraron y bajaron los ojos discretamente. Cuando Peter la vio puso una expresión de crítica en su mirada, y Lali tuvo la certeza que eligió mal la ropa nuevamente. Se sentía incómoda con los zapatos de taco alto que compró y con la ropa colorida que pensó combinaba con su estilo.
Disculpa la demora –murmuró, comenzando a empujar el cochecito, consciente que estaba totalmente mal vestida. Debía haberse quedado con el viejo jeans des-botonado.
No hay problema –Peter respondió con frialdad.
En la sala de espera, Lali vio su imagen reflejada en el espejo y se asustó. La ropa era demasiado colorida y ahora no tenía tiempo para cambiarla. Se sentó, intentando no llamar la atención. Lo que más quería era poder desaparecer como en un pase de magia. Peter continuaba en silencio no queriendo conversación alguna. ¿Por qué aún se lastimaba con eso? Cuando estaban casados, él hacía siempre eso, aún antes
de encontrarla en los brazos de Benjamin.
Sabía que no era bonita, porque su madre y hermanas comentaban eso con frecuencia. Eran rubias y tenían una belleza clásica, mientras Lali nació con cabello castaño que escandalizaron a toda la familia. Decían que salió a la bisabuela.
A Lali no le importaba ser bajita, tener cabello castaño y no tener senos grandes. Cuando vio a Peter Lanzani por primera vez, se enamoró a primera vista, aún sin tener ninguna esperanza de que él la notase. No en tanto, él la buscó y le pidió matrimonio. La sorpresa fue general, al fin de cuentas, ¿qué habría visto Peter en aquella muchacha sin gracia, mientras era asediado por mujeres rubias, hermosísimas y llenas de encanto?

Friday, June 26, 2015

capitulo 12

Voy a preguntarle a Peter si tenemos tiempo para un café. –Lali sonrió a la bondadosa señora que tanto la ayudara.
Peter estaba justo detrás de ella y saludó a Alice con cortesía. Conseguía ser encantador y simpático siempre y conquistaba a las mujeres con facilidad, como hizo durante el noviazgo con Lali.
No tenemos tiempo, señora –Peter dijo como si lamentase no poder quedarse. – ¿Vamos, Lali? –pidió, tocando levemente el hombro de su mujer.
Se despidieron apresuradamente, y Lali entró en el auto llevando al bebé y saludó a Alice.
Prefiero que te mantengas callada durante el viaje –le pidió Peter cuando vio que Lali lo miraba como si quisiese preguntar algo.
Por lo menos no habían vuelto a hablar sobre las otras mujeres. Lali se recordó que él quedó indignado cuando le preguntó sobre el asunto, pero no le dio ninguna respuesta, ni afirmando ni negando que la traicionara. Era mejor así. Ellos probablemente vivirían alejados, tal vez ni siquiera en la misma casa. A Emily le gustaría que él dijera lo que esperaba de ella, cómo vivirían a partir de ese reencuentro. Tal vez su silencio fuera una especie de castigo, un castigo por lo que ella lo hizo pasar.
Percibió que Peter miraba al bebé. Quería tocar a su hijo, aproximarse a él, pero estaba medio receloso. Tomó un osito de peluche y se lo entregó a Peter.
Puedes darle el bichito.
Cuando precise consejo, voy a pedirlo, ¿está bien? –Peter la miraba con hostilidad. – Sólo estaba imaginando si puedo tocarlo sin que comience a llorar.
No quise entrometerme. Lo siento mucho.
Con el tiempo él se va a acostumbrar a mí.
Peter era demasiado orgulloso para mostrar debilidad. Si no hubiese visto emoción en sus ojos cuando miraba al bebé, Lali podría creer que ni le importaba la criatura.
Huí de Portugal, porque tenía miedo de estar sin el bebé –Lali comenzó a explicarse.
No voy a discutir este asunto en frente de la criatura. Tú no lo percibes, pero él te está mirando y extrañando tu nerviosismo. ¡Lo estás asustando!
Lali miró a Santino y notó que la criatura estaba de hecho agitada. Entendió que ni ganaba nada en explicarse, pues las oportunidades de Peter disculparla eran mínimas. Tenía que convencerse que Peter estaba solamente interesado en su hijo y la estaba llevando con él porque creía que la presencia de la madre era muy importante para la criatura en los primeros años de vida.´
Cuando entraron en el área del aeropuerto, Lali tomó conciencia que estaba mal vestida y que sus zapatos, jeans y sweater no eran adecuados para un viaje inter-nacional. Ya Peter era la imagen de la elegancia con su traje gris ajustado al cuerpo fuerte y masculino, con una caída perfecta.

capitulo 11

Lali sintió deseos de gritar. Él no le estaba dando ninguna oportunidad de decidir qué hacer, como si no tuviese voluntad propia. Siempre la mantenía alejada, a no ser cuando estaban en la cama, y ese pensamiento la perturbó. Habían dormido en camas separadas desde el comienzo y cuando hacían el amor era como si estuviesen cometiendo una especie de pecado. Ella se sentía excitada y lo tocaba en aquellos momentos de intimidad. Lejos de la cama, Peter la mantenía alejada y la trataba fríamente.
Intentando alejar esos recuerdos, Lali procuró fijar su atención en la sillita de bebé que había en el coche. Peter no iba a pedir el divorcio ni alejarla de Santino. Debía apegarse a esos hechos. Estaba cansada de huir y vivir asustada. Lo que pasara en el futuro no podría ser peor que aquello que vivió en los últimos meses.
¿Vas a buscar otras mujeres nuevamente? -Lali preguntó sin ni siquiera saber porqué tocaba ese asunto.
Peter no respondió nada, apenas la miró duramente. Lali bajó los ojos, arrepentida de haber hecho la pregunta.
¿Qué quieres decir con nuevamente? –él indagó bien lentamente.
Dije una tontería, fue eso. Y quedé pensando que tú...
¡Hiciste una acusación muy clara y directa! –los ojos de Peter encararon los dulces y negros de su esposa. – Quiero creer que estás haciendo acusaciones para intentar justificar tu comportamiento indecente.
Lali intentaba encontrar un medio de evitar aquel asunto, no porque tuviese miedo de enfrentar a Peter, sino porque temía que él cambiara de idea y resolviera pedir la guarda de Santino.
No es nada de eso. Yo no... Yo no...
No oses tocar ese asunto de nuevo –Peter la alertó duramente.
Lali desvió la mirada al paisaje y vio que estaban entrando en la propiedad de Alice. Eso la animó y, tan pronto el coche estacionó frente a la casa de la hacienda, salió corriendo. La vieja señora estaba en la terraza con Santino en brazos.
¿Tú y Peter aceptan tomar un café conmigo?
Santino pasó a los brazos de su madre con una sonrisa larga, y Lali sintió el corazón latir más fuerte de emoción. Quería continuar allí, viviendo con Alice, y no
entrar nunca más en la limusina.

capitulo 10

Ella cometió un error creyendo que Peter podía ofrecerle la vida que siempre soñó, quería mucho ser amada y deseada. Tuvo demasiadas esperanzas y terminó infeliz en su matrimonio. Era apenas una especie de objeto más que Peter poseía. Cabía a ella sólo satisfacerlo, como si no tuviese una vida propia. Lali sabía que siempre fue tímida y, en vez de despertar con el matrimonio, se cerrara más aún en si misma. Después que se separó, su autoestima quedó seriamente afectada.
Cuando Alice salió llevando al bebé, un policía simpático entró en el cuarto queriendo saber si Lali tenía alguna queja que hacer contra su marido. Ella lo negó, dijo que todo no pasó de un gran malentendido y después estaba nuevamente sola. Somnolienta, acabó recostándose en las almohadas y se durmió.
Despertó sólo algunas horas después, cuando el médico entró en el cuarto para verificar como estaba su estado general. Después de un rápido examen, le dio de alta, aconsejándola nunca salir de casa sin su kit de adrenalina.
Ni bien el médico se retiró, Lali rápidamente se vistió para irse. Estaba nerviosa y no conseguiría comer nada de aquello que le fue servido en el cuarto.
Mateus Santos estaba esperando por ella en la recepción y la llevó hasta la limusina.
Peter no salió del coche para recibirla. Solamente cuando ya estaba sentada a su lado es que se atrevió a mirarlo de frente.
¿Y ahora? –ella preguntó. – ¿Qué vamos a hacer?
Buscaremos a Santino e iremos a casa.
Quedaron en silencio, incapaces de revelar sus pensamientos. Lali no quería volver a Portugal, pero se sentía sin coraje para decir eso en aquel momento. Peter no parecía querer conversar con nadie.
Vamos a volver, ¿es eso?
Es eso –Peter confirmó, mirándola fríamente. – Mandé sacar tus cosas del trailer, y Mateus ya resolvió qué hacer con los vehículos.
Lali suspiró desanimada. Peter la dejó apenas con la ropa puesta.
Podrías haberme consultado sobre lo que yo pretendía hacer con mis cosas –ella reclamó finalmente.
No importa lo que tú deseas sino lo que yo deseo –dijo Peter, terminando la conversación.
Lali percibió que estaba nervioso cuando lo observó discretamente. Peter era un hombre guapo y sexy. Cabellos oscuros, mirada penetrante, mentón masculino, lo volvían especial. Se obligó a dejar de mirarlo con tamaña adoración, buscando prestar atención a lo que él conversaba con sus guardaespaldas, pero hablaban en portugués.
Peter... Me gustaría quedarme en Inglaterra.
Eso no es posible, a no ser que quieras el divorcio.
Lali no estaba en posición de insistir en nada. Peter había ahogado todas sus protestas en el momento que dijo que podría pedir la custodia de Santino. Ella no con-seguiría convencer a ningún juez que podría criar a Santino con comodidades, pues su
situación económica era un desastre, además estaba el hecho que ella huyó con la criatura después de ser acusada de infiel. Con certeza, el juez vería con malos ojos la infidelidad, la fuga a Inglaterra, el error que cometió al no buscar quedarse con su hijo legalmente. Peter tenía recursos para criar a su hijo con comodidades, era el marido traicionado, no había sometido a la criatura a una vida de viajes incómodos. En fin, ella sabía que tendría pocas condiciones para conseguir la guarda de la criatura en el tribunal. Además, el juez sería portugués como Peter y ella, una extranjera. ¿Qué oportunidad tendría? Ninguna, con certeza.
Pensé que eras tú quién quería el divorcio. –intentó esconder el temblor de sus manos.
No de momento.

capitulo 9

¿Estamos entendidos, Lali? –Peter preguntó irritado.
Si, claro –concordó, alejando su mirar.
Tantas veces, en los últimos tiempos, se quedó imaginando si no estaría siendo injusta con Peter. Pero no había como dudar que él pretendía alejarla del bebé, como dijo en la conversación con el abogado, la cual su amiga escuchara. Peter quería verla fuera de la familia, después que lo deshonrara. Lo peor es que él se precipitó en juzgarla, pues al final todo lo que Lali hizo fue no reaccionar cuando Benjamin Amadeo la besó. Nunca habría consentido en vivir un romance extra conyugal con él.
Lali se quedó mirando la carita de Santino, sintiendo su piel suave y aromática. Sabía que se equivocó en alejar al bebé del padre y, aún sufriendo una injusticia, no sabía como defenderse.
No pretendo separarte de nuestro hijo –Peter dijo de repente. – Sé que él te precisa.
¿De verdad? –ella preguntó, comenzando a tener esperanzas.
Sólo digo lo que pienso. Voy a tomar a Santino ahora que está dormido –Peter dijo, extendiendo las manos en dirección al bebé. – La sra. Barker vino con mis hombres de seguridad y se ofreció a encargarse de nuestro hijo hasta que estés mejor y salgas del hospital. Creo que él está acostumbrado a ella y no va a llorar.
Lali titubeó en entregar al bebé, pero vio que Alice abría la puerta del cuarto, llevando el bolso con la ropa de Santino.
Voy a dejarlas conversar mientras me entiendo con la policía –avisó Peter fríamente.
Alice sonrió y corrió hasta el borde de la cama.
¿Cómo iba a saber que era tu marido? Pensé que era gente de la mafia que quería raptarte.
Hiciste lo que debías, pues no sabías de mis problemas. Soy yo quién ha actuado mal todo este tiempo –dijo, arrepentida. – Empeoré aún más mi relación con mi marido, cuando entré en pánico y huí de nuevo. En el camino, fui picada por una abeja y como soy alérgica...
Y tu marido salvó tu vida –la interrumpió Alice, sonriendo. – Me siento tan avergonzada por haber llamado a la policía... Ahora ustedes van a tener que dar mil explicaciones a los guardias.
No te preocupes, fue todo mi culpa. ¡Siempre hago tonterías! –Lali exclamó desanimada. – Principalmente cuando estoy cerca de Peter...
No debe ser un buen marido, si te hace sentir de ese modo. Apuesto que vas a decir que es maravilloso sólo para dejarme satisfecha.
Pero él es... Soy yo la equivocada en esta historia.

capitulo 8

Un señor de mediana edad que llegó junto a su marido. Se quedó en recepción, intentando calmar al bebé que berreaba a pleno pulmón.
Debía ser Mateus Santos que era un solterón y no sabía lidiar con bebés. Santino ahora parecía calmado, recostado a su pecho y cerrando los ojos, somnoliento. Lali vio que Duarte estaba en la puerta y miraba a madre e hijo abrazados.
¿Ya viste a Santino? –ella le preguntó bajito.
No... Mateus se quedó con él –Peter admitió.
Santino estaba en una edad que extrañaba a las personas que no conocía. No demostró interés en mirar a Peter y se agarró más aún a su madre.
Peter, lo siento mucho –Lali murmuró impulsivamente. - Siento mucho todo
lo...
Tu arrepentimiento no me emociona, Lali. ¿Cómo tuviste coraje de arrastrar a mi hijo por todas esas carreteras, dentro de un trailer como si fuese un gitano? ¿Cómo osaste colocarme en una posición en que tengo que justificarme con la policía simplemente porque quiero ver a mi hijo? ¿Y por qué crees que vas a conseguir resolver todo con un simple pedido de disculpa?

¿La policía habló contigo? –Lali miró perpleja a Peter. – ¿Por qué?
Desde que nos casamos, sólo me has traído vergüenza y deshonra. – Peter respiró hondo, no consiguiendo controlarse muy bien.
¿La policía estuvo aquí? –Lali susurró, intentando no prestar atención a las palabras que su marido decía y que la lastimaban tanto.
La sra. Barker, tu ex-patrona, llamó a la policía, acusándonos de haber invadido su propiedad y perseguirte. Dos policías están ahí afuera esperando que mejores para interrogarte.
Peter se levantó con un mirar furioso. Su figura era imponente, pues tenía casi dos metros de altura y los hombros muy largos.
Peter...
Si tú te atreves a mentir y sugerir que te forcé a algo, voy a entrar con una acción en el tribunal y pedir la custodia de mi hijo. ¿Eso está bien claro?
Lali tembló como si la temperatura del cuarto estuviese bajo cero. Colocó las manos alrededor del bebé que dormía junto a ella. Con una única amenaza, Peter desarmara a Lali, dejándola sin voz. Aún antes de nacer Santino, él ya la amenazara. ¡Imagina ahora lo que no haría, después de ver como su hijo era lindo!
Fue una amiga de Lali quién le avisó ocho meses atrás que Peter estaba decidido a quedarse con el bebé tan pronto naciera. Su amiga dijo que oyó a Peter conversando con un abogado, y Lali no dudó de su palabra. Ahora él la amenazaba personalmente y, con certeza, haría lo que prometiera. Lali miró a aquel hombre alto
y masculino que, aún furioso, despertaba emociones perturbadoras en cualquier mujer. ¿Por qué no rechazó su pedido de casamiento? ¿Por qué no percibió que un hombre guapo y rico como él no podría querer casarse con una mujer tan común? Peter nunca hablaba sobre su primer casamiento que terminó en tragedia. Ni siquiera que enterró su corazón en la tumba de su amada.

Thursday, June 25, 2015

capitulo 7

Lali descansó la cabeza en la almohada y sólo hizo un gesto negativo con la cabeza. De a poco sentía la energía volviendo a su cuerpo, pero aún estaba demasiado débil. Percibió que Peter la miraba. Inconscientemente intentó arreglarse el cabello para no parecer fea a los ojos de él. Paró el movimiento tomando conciencia de como era vulnerable a su marido.
Por un segundo, era como si el tiempo hubiese parado. Sus miradas se encontraron, y ella sintió su corazón latir más fuerte. Siempre pasaba eso cuando estaba al lado de Peter, desde el primer momento que lo conoció.
Sintió deseos que él la abrazase. Peter la atraía como si fuese un imán. Siempre lo amó y, aún así, el matrimonio entre ellos había sido un desastre. Cuanto más ella sentía que lo amaba, más desesperada se sentía delante de la indiferencia con que él la trataba. Lali intentó quebrar la barrera que había entre ambos sin éxito. Peter había partido su corazón. Quedó lastimada al ver la satisfacción que él sintió al saber que iba a ser padre, nunca antes pareció tan feliz, ni aún el día del casamiento. Y entonces la encontró en los brazos de Benjamin...
No creo que hayas sido tan descuidada –Peter dijo, aproximándose a la cama.
Lali abandonó sus pensamientos y miró a su marido.
Quién está precisando de una buena taza de té, es usted –dijo la enfermera, sonriendo. – Pasó por un susto enorme y ahora precisa relajarse.
Peter no estaba acostumbrado a oír órdenes y quedó sorprendido al oír a la enfermera tratarlo como si fuese una criatura grande que precisaba orientación.
Lali percibió que había sudor en el rostro de Peter. Él realmente estuvo preocupado, con miedo que ella muriera. Tal vez no la odiase mucho.
Era posible que estuviese disfrazando sus emociones. Peter, en verdad, nunca las revelaba. Ella era tan diferente a su marido, jamás conseguía esconder ninguna emoción. Giró el rostro, incapaz de mirar de nuevo aquellos ojos verdes.
Su marido se llevó un tremendo susto –le contó la enfermera mientras preparaba algunos remedios.
Lali hizo un gesto como si concordase. Sabía que Peter nunca la disculparía por no estar cargando su kit de adrenalina.
¿Por qué tengo que quedarme en la cama? –Lali preguntó al ver que la enfermera la estaba desnudando.
El doctor quiere que se quede en observación durante algunas horas para estar seguro que no habrá reacción alguna.
Después que se puso la camisola de hospital, Lali se quedó sola en el cuarto, imaginando con quien estaría Santino en aquel instante. ¿El bebé estaría asustado lejos de ella? Como entendiendo el sufrimiento de una madre, la enfermera entró en el cuarto nuevamente, esta vez cargando a Santino.
¡Creo que este lindo bebé es suyo y está queriendo a su madre de regreso!
Lali abrió los brazos, y Santino se agarró a ella inmediatamente.
¿Quién se estaba encargando de él?

capitulo 6

Hay una villa al otro lado del trillo del tren –ella dijo con un hilo de voz.
Lali tenía conciencia de que estaba siendo cargada, oía voces nerviosas en portugués, pero sentía tanto dolor que no conseguía entender bien lo que estaba pasando. Procuró abrir los ojos, intentando focalizar a alguien, pero su cuerpo dolía demasiado y le robaba las fuerzas. Percibió que estaba en un auto diferente y encontró un poco de energía para intentar levantarse.
Santino... ¿Dónde está Santino?
Él va a estar bien. Tú también vas a estar bien.
Aún en el estado en que estaba, Lali tenía conciencia de que no todo saldría bien. Siempre fue alérgica a las picaduras de abeja y recibió órdenes médicas de no salir sin llevar su kit de adrenalina. En los últimos tiempos, no obstante, ni se acordaba de eso, tantas eran sus preocupaciones.
Te vas a quedar con Santino. Eso es lo justo –murmuró.
Por el amor de Dios, no vas a morir, Lali –Peter retrucó furiosamente. – No voy a permitir que eso pase.
Antes que ella perdiese la conciencia, todo lo que pensó es que Peter tenía el derecho de estar con su hijo. Lo que estaba pasando con ella era un castigo por todo lo que había hecho. No sólo impidiera a Peter ver a su hijo, él la encontró en los brazos de otro hombre, meses antes de que naciera el bebé.
No sabía porqué había dejado a Benjamin besarla. No quería nada con él. El hecho es que andaba demasiado infeliz con su matrimonio, y Benjamin la sorprendió en un momento de debilidad. En toda su vida, nadie dijo antes que la amaba, como Benjamin lo dijera aquel día. Peter siempre parecía indiferente, no era cariñoso y no demostraba amarla.
Aquella tarde, después de confesar su amor, Benjamin la tomó desprevenida y la besó. Confusa, ella no luchó por liberarse del abrazo. No sentía nada por Benjamin, ni quería besarlo, aún así permitió que la besase. Había sido infiel a su marido y nada podría justificar su instante de debilidad. Peter entró en la sala y la encontró en brazos de Benjamin. Nada lo hizo convencerse que sólo fue aquel beso. Peter creía que ella fue amante de Benjamin y lo estuvo traicionando allí, en su propia casa. Exigió inmediatamente la separación, aún con ella embarazada.
Los recuerdos fueron desapareciendo y se desmayó.
Lali abrió los ojos y vio que estaba respirando por una máscara de oxígeno. Debía haber sido correctamente medicada, porque continuaba viva. Se sentía desorientada, sin saber donde estaba. Comenzó a sentarse, mirando los rostros desconocidos que se doblaban sobre ella.
¿Qué?... ¿Dónde? –ella preguntó con voz débil.
Usted tuvo un ataque alérgico –un hombre de mediana edad muy joven respondió. – Está en un hospital, soy su médico... Acabamos de aplicarle una inyección de adrenalina.
Calma. Continúe acostada por ahora –la enfermera aconsejó. – ¿Se está sintiendo
mal?

capitulo 5

Lali entendía portugués, a pesar de no hablar muy bien el idioma. Mateus le estaba pidiendo que le dijera a Alice que él no era peligroso, pero Lali estaba asustada. Si Mateus estaba allí, eso significaba que Peter finalmente la localizó.
Yo conozco a este hombre, Alice –ella dijo después de algunos momentos de titubeo. – Él no es un ladrón.
¿Qué está pasando? –Alice preguntó sorprendida.
Lali no llegó a responderle. Tenía que partir inmediatamente, pero aún ni enganchó el vehículo al trailer. Frustrada y con algunas lágrimas corriendo por su rostro, consiguió unir los vehículos. Sin ni mirar a Alice, corrió al auto cuando vio una limusina que se aproximaba. ¡Probablemente era Peter! Prendió el auto, intentando visualizar un camino por donde pudiese huir. Tenía que impedir que la limusina bloquease su salida e hizo una maniobra peligrosa que llevó el trailer a derrapar levemente. Aceleró el vehiculo y salió de la calle, siguiendo por el sendero de tierra. Cuando vio que sacó alguna distancia, volvió a la carretera.
Tenía que buscar un abogado inmediatamente. Precisaba un consejo legal, antes de encarar a Peter. Como mínimo, él se llevaría al bebé lejos, partiendo para Portugal y ella no conseguiría tener a Santino de vuelta. Ya oyó historias horribles de maridos extranjeros separándose de sus esposas inglesas y huyendo con los hijos.
Miró por el espejo para ver si la limusina la estaba siguiendo. Ella tenía la ventaja de conocer aquella área. No podía confiar en Peter. ¿Qué oportunidad tendría de tener la custodia de Santino, en caso él fuese llevado a Portugal? Tal vez ni pudiese visitarlo de vez en cuando. Peter no tendría el mínimo deseo de dejarla participar de la vida de su hijo después de lo que ella le hiciera. Ahora todo estaba más complicado aún. ¿Por qué dejó que la situación llegase a ese punto?
Disminuyó la velocidad cuando vio que estaba llegando al pasaje del tren. Las luces de alerta estaban titilando, y las barras automáticas bajaban, indicando que el tren debería pasar en cualquier momento. Lali se sintió acorralada. Le prometiera a Santino mostrarle el tren pasado, y era justamente eso lo que iba a pasar ahora. Miró por el espejo una vez más y entonces vio la limusina parando justo detrás de ella. Fue atrapada. La suerte la abandonara. Dándose por vencida; largó la dirección y colocó el brazo fuera del auto en un gesto de desánimo.
Sintió un dolor profundo. Miró horrorizada el lugar que le dolía y vio una enorme abeja. No era la estación de las abejas, pero allí había una, en su brazo. Intentó abrir la puerta del auto, sintiéndose ya medio torpe y con el corazón disparado.
Consiguió descender y vio, sin mucha nitidez, que alguien se aproximaba a ella.
Debía ser Peter, pues era alguien alto y moreno.
¿Qué pasó? –Peter se acercó aprehensivo.
Una abeja... fui picada –Lali consiguió decir.
¿Dónde está tu kit de medicamentos? –Peter acudió, sabiendo que ella tendría aquella reacción alérgica por la que ya pasara otras veces.
No creí que... Lo dejé en algún lugar... –ella casi no consiguió coordinar los pensamientos.
¡Meu Deus! ¿Dónde es el hospital más próximo? –Peter la sostenía, evitando que ella cayese. – ¿Lali... un hospital... un médico? Háblame, Lali.

capitulo 4

Acostumbrada a levantarse bien temprano, Lali ya estaba de pie al amanecer.
Arregló sus cosas durante la noche y, ahora, después de amamantar a Santino, tomó su desayuno. Vivir en un trailer le había enseñado a mantener todo organizado y muy limpio. Se puso un jean viejo y un sweater, porque hacía frío a aquella hora de la mañana. Miró a Santino que estaba sentado en la alfombra, mordiendo furiosamente una revista sobre caballos.
No, Santino... Aquí está tu mordedor, querido. –Lali sacó la revista de las manos del bebé que comenzó a llorar. Ella, entonces, tomó a su hijo en brazos y lo acunó hasta que él parase de llorar.
Como siempre pasaba cuando sentía el olor agradable de bebé, Lali lo apretó más cariñosamente. Santino tenía el cabello negro como el de Peter y su piel era bastante morena. Exactamente aquel día, había aparecido un nuevo dientito y, con ese su rostro rosado y fofito, tenía mucha gracia.
Lali resolvió colocar a Santino en el asiento trasero del auto. Ya se había despedido de sus conocidos la noche anterior y ahora sólo faltaba enganchar el trailer al auto.
La brisa primaveral acarició sus cabellos castaño. Con Santino en brazos, ella abrió la puerta del coche y buscó poner el bolso con las cosas del bebé al lado de la sillita.
Vamos a salir ahora mismo para poder ver el tren de las seis pasar, querido –dijo sonriente a Santino que la miraba con curiosidad.
Bueno, nuevamente ellos estaban de salida. A Lali le había gustado trabajar para Alice Barker y se quedó allí más tiempo del que pretendía. Obtuvo un buen dinero trabajando como instructora de equitación, pero ya gastara una buena parte haciendo algunas reformas al auto.
Cuando puso la llave en el encendido oyó un grito, después otro. Parecía ser Alice llamándola. Bajó del auto y fue a ver lo que estaba pasando. En la entrada de los establos, ella vio a la vieja señora discutiendo con un extraño y, lo más sorprendente, es que Alice estaba con un arma en la mano.
Dígame qué está haciendo invadiendo mis establos –Alice exigió furiosamente.
En el instante en que Lali se apresuraba para ayudar a Alice, ella escuchó al hombre hablando y quedó aterrada. ¡El hombre estaba hablando en portugués!
Vi a este hombre metiéndose en tu trailer –Alice gritó a Lali cuando la vio. – Debe ser un ladrón y no entiendo una palabra alguna de lo que está diciendo. ¡Ven hasta aquí, toma mi teléfono celular y llama a la policía!
Lali no conseguía dar un paso. El hombre que conversaba con Alice era Mateus Santos, el jefe de seguridad de Peter. Mateus ya era viejo y parecía afectado por estar siendo recibido por una mujer furiosa que empuñaba un arma y amenazaba sacarlo a tiros.
¡Lali! –Alice gritó con impaciencia. – ¡Toma el teléfono de una vez!
Doña Lali –Mateus saludó a Lali con aire aliviado, hablando en portugués.

capitulo 3

Fuiste muy ingenua en venir a buscarnos –Euguenia, su otra hermana reclamó. – Ninguno de nosotros va a ayudarte. ¿Creíste que te recibiríamos con los brazos abiertos?
En realidad, era eso exactamente lo que Lali esperaba de su familia, pues, durante su infancia y adolescencia, siempre tuvo dudó que sus padres y sus hermanas la quisieran. Había sido una especie de patito feo de la familia, pero ahora, en su desesperación, recurrió a ellos y sufrió otra desilusión más.
Tuvo que enfrentar la realidad. Estaba sola y nadie la ayudaría. Vendió su anillo de compromiso, compró un auto viejo y un trailer, resolvió viajar y desaparecer. Viajó por el campo, de un establo a otro, ofreciendo sus servicios como instructora de equitación. Nunca se demoraba en un lugar, pues cuanto más tiempo se quedara mayor eran las posibilidades de que la localizasen.
Naturalmente Peter estaba buscándola tanto por ella como por su hijo. Peter Lanzani era un banquero riquísimo y tenía medios de encontrarla. Gastaría fortunas para recuperar a su hijo.
Cuando Peter había pedido a Lali casamiento, ella se sorprendió, pues no se creía bonita, no era sofisticada ni rica. Su familia intentaba aparentar riqueza, pero a pesar de los disfraces, el hecho era que el abuelo de Lali fue un lechero. Así, le extrañó que Peter la quisiese como esposa, pues no parecía estar enamorado de ella. Lali lo adoraba tanto que resolvió dejar de preocuparse por eso. Tal vez Peter acababa enamorándose con el tiempo. Tenía que agradecer la oportunidad de poder estar a su lado.
A pesar de sentirse medio intimidada, nunca sintió miedo de él, no del modo como los otros sentían. Las personas vivían con miedo de ofenderlo, y Lali se equivocó al no notar que pisaba terreno peligroso.
Miró al pequeño Santino y lo tomó en brazos. Ocho meses atrás, Peter había amenazado con sacarle a su hijo, tan pronto naciera. Días después de aquella amenaza, Lali huyó a causa del pánico. No conseguía imaginar su vida sin su bebé. No había como olvidar que fue por su culpa que Peter exigió la separación y resolvió alejar a la criatura de ella. En ese momento, ella también sufría por los remordimientos al estar impidiendo a Peter ver crecer al bebé, y solamente el pavor que sentía delante de la posibilidad de estar sin el pequeño Santino era lo que la mantenía forajida. Hasta ahora ni la fortuna de Peter ni su poder habían triunfado.
Lali sabía que había sido inmadura al tomar la decisión de huir, debería haber buscado un abogado y descubierto cuales serían sus oportunidades de quedarse con el bebé. Llegó, en verdad, la hora de dejar de huir y enfrentar la realidad.
¿Cómo encararía a Peter? Se erizaba sólo de recordar los últimos momentos que pasaron después de la amenaza que él le hizo. Peter mandó que ella se quedase en la casa de campo en el Doro durante todo el invierno. Ella se quedó sola tres meses,
aún con esperanzas que él la buscaría para conversar nuevamente. Pensó en la posibilidad de una reconciliación, pero ese sueño murió.

Wednesday, June 24, 2015

capitulo 2

Sintiendo que la conversación estaba yendo demasiado lejos, y ella no iba a mudar de idea de ningún modo, Lali extendió la mano despidiéndose definitivamente de Alice. Sus ojos negros quedaron más oscuros con la vergüenza que estaba sintiendo. Le gustaba Alice y adoraría poder aceptar aquel empleo y quedarse allí para siempre.
Pero simplemente no podía estar fija mucho tiempo en algún lugar.
Lo siento mucho, pero tenemos que partir.
¿Por qué? –Alice preguntó, percibiendo que los ojos de Lali estaban llenos de lágrimas.
Creo que soy una trotamundos.
Tonterías. Conozco gente que no consigue parar en ningún lugar, y tú no eres de ese tipo. Puedes tener tu hogar aquí junto a tus amigos.
Me estás entristeciendo, Alice.
Tal vez sea hora que confieses que estás huyendo de algo ó de alguien. Sólo eso justificaría tu deseo de estar vagando por el mundo.
Lali bajó los ojos sin responder nada.
Claro, debía haber pensado en eso desde el primer momento en que llegaste aquí –Alice Barker dijo, mirando a Lali con simpatía. – Tú eres tan reservada, andas siempre nerviosa, especialmente cuando llegan extraños por aquí.
No cometí ningún crimen –Lali respondió apresuradamente. – Infelizmente no te puedo contar más nada.
Aún habiendo declarado no ser ninguna criminal, Lali sabía que esta no era exactamente la verdad. Había huido de su marido, andaba escondida desde hacía ocho meses y no entró más en contacto con su familia.
¿Te estás escondiendo de un novio abusivo? –Alice preguntó, no queriendo dejar a Lali partir sin contarle su problema. – ¿Por qué no me dejas ayudarte? Huir nunca es la solución para ningún problema.
Tú has sido maravillosa conmigo y con mi bebé –Lali murmuró, queriendo escapar de una conversación seria. – Aún así, voy a partir mañana tempranito.
Si cambias de idea, acuérdate que siempre serás bien recibida aquí. –Alice decidió dejar de insistir al ver que Lali estaba llorando.
Lali entró en el trailer y cerró la puerta. No conseguía dejar de pensar en lo que Alice acababa de decir. De hecho, huir nunca fue una solución para nada. Ella huyó y así no resolvió su problema. Ya habían pasado ocho meses desde que partiera de su casa en Portugal. Había ido con su familia en busca de apoyo, pero la habían tratado como si fuese una criminal.
No pienses que vamos a involucrarnos en tus problemas conyugales –su madre dijo. – Por favor, no nos causes ninguna vergüenza.
Vuelve a la casa de tu marido porque aquí no te vas a quedar –su padre habló con
voz dura.
¿Perdiste el juicio? –su hermana Candela preguntó irritada. – Si Peter supiera que estamos de tu lado podrá culparnos y estaremos todos arruinados.

capitulo 1

¿Qué desea que haga ahora? –el investigador privado preguntó.
Peter Lanzani  quedó en silencio por un buen tiempo, observando la bellísima vista de la ciudad de Londres a través de la ventana panorámica de su oficina. Ella había sido encontrada. Finalmente habían conseguido localizar a su esposa, después de meses de búsquedas infructuosas. Él podría estar con su hijo. Con ella, también, pues al fin y al cabo era aún su esposa. No conseguía llamarla por su nombre, se rehusaba a personalizarla.
No haga nada –Peter respondió, impasible.
El investigador privado estaba sorprendido con la frialdad con que Peter recibiera la noticia de que su esposa e hijo habían sido localizados. Peter fue abandonado por la mujer cuando aún estaba embarazada, y solamente ahora podría conocer a su hijo. Aún así, no parecía nada animado.
Deje el informe sobre mi mesa –Peter prosiguió, terminando la reunión. – Habrá un bono sustancial en su cuenta corriente.
A la salida, el investigador paró junto al escritorio de la secretaria, una joven rubia y bonita.
Su patrón me da escalofríos –murmuró en tono casi confidencial.
Mi patrón es un genio en el campo de las finanzas y también es mi amante –ella susurró fríamente. – Usted acaba de perder su bono –completó, sonriendo.
Muy avergonzado, el investigador intentó encontrar una disculpa.
¿Debo llamar a seguridad para ayudarlo a retirarse? –ella preguntó suavemente.
El investigador prácticamente salió volando de la oficina. Ahora que estaba solo, Peter se sirvió un brandy y comenzó a pensar en lo que haría enseguida. Sentía un fuerte deseo de llamar a algunos de sus empleados y mandarlos inmediatamente a
buscar a su mujer y su hijo. Tenía que ser rápido, en caso contrario ella podría desaparecer nuevamente. Tomó el teléfono para dar las órdenes, pero paró a tiempo. No conseguía creer que estaba a punto de actuar como un loco. Podía esperar hasta la mañana siguiente... Bueno, podría por lo menos esperar hasta el amanecer.
Llamó al jefe de Seguridad.
Mateus, quiero que te dirijas a la dirección que te voy a dar ahora. Allá vas a encontrar un trailer y...
¿Un trailer?
Si, y en él viven mi esposa y mi hijo –Peter le confió, imaginando la sorpresa de su empleado. – Va a impedir que ese trailer se mueva del lugar. Sea discreto y considere ésta una misión importantísima. ¡No admitiré fallas!
Saldré inmediatamente, señor –Mateus respondió con voz medio trémula. – No lo voy a decepcionar, Sr. Lanzani.
Discreción, Mateus. No haga nada que llame la atención de los vecinos.
Peter hizo una segunda llamada, esta vez al aeropuerto, pidiendo que preparasen su jet privado para la mañana siguiente.
Colgó el teléfono y paró para pensar un instante. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba planeando raptar a su mujer y su hijo? Ella era su esposa y el rapto era un crimen. Pero ella había raptado al bebé y lo cargaba de un lado a otro dentro de un trailer. Y todavía debía dejar a la criatura sola mientras trabajaba con caballos. Eso era irritante.
Siempre pensó que Lali era una mujer incapaz de un acto tan desvariado, siempre fue discreta y previsible. Creyó que su esposa estaba satisfecha con todo aquello que ganó con el matrimonio. Se convirtió en una mujer rica, tenía más de una propiedad, frecuentaba fiestas en las cuales podía exhibir joyas bellísimas. ¿Y qué le dio a cambio? Lali había traicionado sus votos de casamiento y la confianza de él, yendo a la cama con otro hombre. El hecho confirmaba la idea que las mujeres más tranquilas eran las que más precisaban ser vigiladas.
Había diversas formas de controlar una mujer, y Peter conocía bastante al respecto. Nunca había practicado tales artes con su esposa de aire inocente y aparente timidez, pero era el momento de comenzar. Cuando Lali llegase, conocería al nuevo Peter.
No consigo entender porqué te estás yendo –Alice Barker reclamó. – Hay gente interesada en tener clases de equitación contigo en número suficiente para mantenerte empleada el año entero.
Nunca me quedo mucho tiempo en el mismo lugar –Lali respondió, medio sin ganas delante de la insistencia de la mujer que la empleara en los últimos meses.
Alice Barker miró a la joven que estaba delante de ella. Lali era bajita, tenía el cuerpo bien formado y cabellos colorados bien largos que quedarían más bonitos si estuvieran sueltos.
Tienes un bebé de seis meses. No es fácil estar viajando con una criatura tan
pequeña –Alice argumentó. – Preciso un instructor de equitación permanente, y el empleo es tuyo si lo quieres. Mis establos van a ser más famosos si pudiera contar con tu ayuda.

La sombra de la duda

Sólo unos días antes de dar a luz, Lali decidió abandonar a su marido, Peter Lanzani. Se había enterado a través de una amiga que quería quedarse con el niño, pero no con la madre de éste.
Pero Peter no se quedó parado y siguió a Lali para llevarla a ella y a su hijo de vuelta a Portugal. Se sentía muy orgulloso y deseaba estar con su esposa, en parte porque era consciente de que, con el más mínimo roce, era capaz de desatar la pasión en ella...
Lali seguía enamorada de Peter, pero no sabía si había ido en su busca porque él también la quería o simplemente para recuperar a su hijo.

capitulo 66

—Sí. Tardé bastante en enterarme, ¿verdad?
—¿Y cómo de profundo es ese deseo de tenerme?
Ella arrugó la nariz.
—Miserablemente profundo.
—Creo que ahora sí necesito el diccionario
—Te quiero... ¿de acuerdo? —dijo Lali abriendo mucho los ojos de angustia.
—Pues no pareces muy feliz por ello y no dudo que si sigues infeliz el tiempo, suficiente, superarás esos sentimientos y alcanzarás un fuerte sentido de éxito.
Lali se incorporó.
—¿Es eso lo que esperas?
—Estoy seguro de que es lo que esperas tú...
—Y como siempre estás tan seguro de lo que yo quiero, ¿cómo puedes equivocarte?
—Yo sé que tienes todos los motivos para tener poca fe en el matrimonio y sé que estás dedicada a tu carrera. No te culpo por ello, pero la semana pasada, cuando yo creía que éramos felices y había esperanza para nosotros, me quedé devastado al comprender que todavía seguíais pensando en irte.
—Peter... tú me diste la impresión de que tenía que irme al final de verano... ¡sin importar lo que los dos sintiéramos!
—Eso no es posible. Fui completamente sincero contigo.
—Yo pensé que tu padre sólo había aceptado un matrimonio temporal entre nosotros. Por Dios bendito, ¿quién me dijo el día de nuestra boda que se divorciaría al final del verano para tomar otra esposa?
—Pero eso fue cuando me acusaste de haberte llevado engañada al matrimonio y dejaste claro que querías tu libertad y yo no dije nada que no fuera la verdad —se defendió Peter—. Le prometí a mi padre que...
—¿Que volverías a casarte si nuestro matrimonio fracasaba? ¿Sabes una cosa, Peter? ¡Te embarcaste en nuestro matrimonio con tal pesimismo que te mereces que todo haya salido mal! —No era pesimismo. No creí tener muchas esperanzas de que te quedaras conmigo.
—Eso se llama pesimismo.
—Y naturalmente tenía que ser sincero con mi padre...
—En vez de mantener la boca cerrada, le pusiste en contra mía. Y no dejabas de decir cosas como:
nuestra última oportunidad de estar juntos, el final del verano... ¡Se me quedó tan grabado en la cabeza, como la fecha obligada de mi partida!
—Naturalmente, yo tenía que prepararme a mí mismo para esa partida...
—Pero yo no quería irme... quería quedarme —susurró ella con vehemencia.
—Tu carrera.
—¡Al cuerno con mi carrera! —explotó Lali perdiendo la paciencia.
Con la respiración acelerada, Peter la contempló con penosa intensidad.
—Simplemente, ¿por qué estabas tan convencido de que yo me iría? —presionó Lali con furia—. ¿No sería porque era lo que tú querías que ocurriera?
El apretó la mandíbula con fuerza.
—No creí poder ofrecerte lo suficiente como para que mereciera la pena que sacrificaras tu otra vida por mí —replicó él con voz muy dolida.
La rabia se evaporó al instante.  Lali no pudo dudar de su sinceridad. Bajó la cabeza con un nudo en la garganta y parpadeó para contener las lágrimas.
—Lo único que tienes que ofrecerme es a ti mismo. Eso es suficiente para mí. Da la casualidad de que te quiero muchisimo. Ni siquiera puedo imaginar ahora mi vida sin ti y... ni siquiera sé si a ti te gusta eso o no.
—Me gusta... y me supera —murmuró él con voz inestable.
El silencio se hizo entonces interminable.
—¿Quiere eso decir que me amas? —preguntó por fin Lali.
—Siempre te he amado. ¿Es que no lo sabías?
—Pues la verdad es que no, porque a ti nunca se te ocurrió mencionarlo —farfulló ella antes de levantar la vista para encontrarse con aquellos profundos ojos esmeralda de él mirándola con amor—. De verdad que creí que ese acuerdo con tu padre significaba que sólo podríamos estar juntos hasta el final del verano.
—Yo estaba dispuesto a aceptar lo poco que pudiera si eso era todo lo que podía tener.
—Yo tengo toda una vida para ofrecer.
—Y un bebé —señaló Peter abstraído como si sólo ahora empezara a asimilarlo—. Esa noticia me ha sorprendido. Apenas puedo creerla.
-¿No estás enfadado por haberte mentido?
—¿Cómo podría estarlo? —una sonrisa radiante surcó sus facciones mientras cruzaba la habitación hasta el borde de la cama con evidente emoción—. ¿Qué mayor prueba de tu amor podrías darme que desear tener a mi hijo? Yo pensé que sabías lo mucho que te amaba. Pensé que mi amor era vergonzosamente evidente. ¿Qué crees que te estaba diciendo en el hospital cuando te dije que eras mi sueño? Sólo buscaba la oportunidad de demostrarte que podía hacerte feliz.
—Y tuviste que luchar con tu padre para poder tener esa oportunidad.
—Me enamoré profundamente de ti hace dos años.
Parecía como si la avalancha de confesiones contenidas fuera imparable. A Lali se le humedecieron los ojos.
—Yo también me enamoré de ti, pero tenía demasiado miedo a reconocerlo.
—Mi padre me estaba presionando para que buscara una esposa cuando oyó rumores acerca de ti . Se enfrentó a mí, me amenazó, intentó hacerme entrar en razón hasta que cedió pronosticando el desastre cuando le dije que eras la única... la única mujer a la que podría amar nunca y la única mujer con la que quería casarme.
Peter esbozó aquella sonrisa que le paralizaba el corazón y acercó la boca a la suya.
Una llamada en la puerta les interrumpió. Con evidente impaciencia, Peter se apartó de la cama. Intercambio unas pocas palabras con la persona al otro lado de la puerta y cuando volvió tenia una mirada de diversión. En las manos llevaba el exquisito bonsái que ella había admirado en el vivero.
—Un regalo como este de mi padre significa mucho —confío—. Estos árboles son para él como sus hijos.
—Será mejor que se lo devuelvas aprisa. A los que tengo en casa se les están cayendo las hojas. No sé cuidarlos muy bien.
—Aún mejor. ¡A él le encanta enseñar!
—¡Le tengo un miedo mortal!
—Pues le debes haber impresionado profundamente. Tráete los que se te están muriendo. Será todo un reto para él.
Entonces la besó de nuevo.
—¿Sabes? Realmente te quiero mucho —susurró ella radiante de felicidad.
—Pero no lo suficiente como para compartirme con doscientas concubinas.
—Ya tendrás las manos muy ocupadas sólo conmigo —bromeó Lali.
—Eso es verdad... una maravillosa verdad —aceptó él cubriendo su suave boca y bebiendo de ella con glorioso placer—. Mujer divinamente preciosa.... Sólo tengo una pequeña confesión que hacer. —¿Cuál?
—Si hubieras subido a aquel helicóptero, hubiera sufrido un fallo mecánico y hubiera tenido que aterrizar.
Lali parpadeó.
—No creí que media hora fuera suficiente para que tomaras una decisión tan importante.
—¡No tenías intención de dejar que me fuera!
—Nunca dejo que se me escape un sueño.
Tomándola en el fuerte círculo de sus brazos, Peter le dio un apasionado beso y los fuertes latidos de su corazón la hicieron olvidar lo que estaba a punto de decir. En vez de eso, sólo se abandonó a la maravillosa sensación de estar por fin en su hogar de verdad.
FIN

capitulo 65

Gimena murmuró algo en árabe en voz muy baja. Fuera lo que fuera, tuvo gran efecto en Mustafá, que se quedó con la boca abierta y se puso rojo..
—Sí, desde luego. Si yo fuera tú, vería muy conveniente desobedecer tales instrucciones.
Lali comprendió que Peter había prohibido que le visitara y ya iba a darse la vuelta pálida de la humillación.
—No seas tonta, Lali. Mi padre está furioso contigo. En lo que a él respecta, has humillado a su amado hijo.
Con una sonrisa tímida, Mustafá inclinó la cabeza y le pidió a Lali que le siguiera. La escoltó en silencio a lo más profundo de las dependencias palaciegas. Se detuvo en un patio, ladeó la cabeza como para inspeccionar si había alguien y murmuró:
—Por favor espere aquí, mi señora. Creo que el príncipe Peter está con su padre.
El patio tenía un impresionante vivero. Incapaz de estar quieta, Lali se paseó maravillada al ver la enorme colección de bonsáis y exóticas plantas orientales. Estiró la mano hacia un arce en miniatura cuando se quedó paralizada.
—¡No lo toques! —ordenó una áspera voz a sus espaldas.
Lali casi dio un salto. Se dio la vuelta para darse cuenta de que había un hombre mayor sentado en una silla en la esquina más alejada. Ataviado con un viejo mandil, la miró visiblemente enfurecido.
—Lo siento. Debería haberlo sabido, pero era tan bonito... Verá, yo tengo algunos en casa, son mi afición.
Los fieros los oscuros se entrecerraron.
—¿Bonsáis, quieres decir?
—Sí. Siento haberle interrumpido. Por favor, discúlpeme.
Lali estaba empezando a sentir una sospecha. Aquellos ojos claros, aquéllas cejas planas.
—No la disculpo
La sospecha quedó confirmada. Lali se puso rígida y el color desapareció de sus mejillas. —Tú eres la mujer de mi hijo. ¿A qué has venido aquí?
A Lali se le secó la garganta.
—Yo... quería ver a Peter.
—¿Para qué? —preguntó con aspereza el rey Alejo.
A Lali le ardieron los ojos.
—¿Para qué? —repitió el anciano con énfasis.
—¡Porque lo quiero! —explotó ella por fin alzando la barbilla.
El anciano frunció el ceño claramente sorprendido de su declaración.
—Y creo que podría hacerle feliz... si él me quiere, por supuesto.
—Entonces ¿por qué le estás haciendo infeliz?
—Eso preferirá discutirlo con él.
El rey sacudió la cabeza con exasperación.
—No me gusta que mi hijo sufra.
—Sí me perdona por decírselo, su hijo es muy capaz de cuidar de sí mismo.
—No cuando se casa con una mujer a la que no puede convencer de que siga a su lado.
—Yo me quedaré.
—Entonces, ¿por qué está aquí y no contigo?
—Yo creí que no podría quedarme. Pensé que usted... no me aceptaba como su esposa. —¿No crees que es muy peculiar creer eso cuando consentí en su matrimonio?
—Pero eso era lo que yo creía.
—¿Es que el inglés de mi hijo es tan deficiente?
—En ciertos momentos, no es una luz de claridad precisamente.
El anciano la observó durante interminables segundos, echó la cabeza hacia atrás y se rió con aprecio.
—Cuéntame algo de tus árboles.
Asombrada, Lali se encontró haciéndolo hasta que él agitó una mano para acallarla.  Lali siguió a dirección de su mirada y se puso rígida al ver a Peter de pie en el umbral de una puerta con las oscuras facciones tensas de incredulidad.
—Llévate a tu mujer a casa, hijo mío, y compra un diccionario —dijo su padre con una mirada divertida.
Una sombra más oscura tiñó los pómulos de Peter. Abrió los labios, pero pareció pensarlo mejor. Inclinó la cabeza y salió del vivero.  Lali apenas pudo seguir sus largos y rápidos pasos. A los cinco minutos estaban fuera de palacio y ella tenía la respiración jadeante.
—Un coche te llevará a casa.
—¿Vienes tú también?
—No.
Peter deseaba saber con desesperación lo que había pasado entre ella y su padre, pero ella supo que nunca le pediría una explicación. Le miró el perfil y creyó notar que había perdido peso. Entonces apareció un Mercedes.
—Siento haber insultado a tu padre.
—No tenemos más, que decimos el uno al otro.
—Estoy embarazada —revelo con dulzura mientras subía al coche y cerraba la puerta.
Lali miró a sus espaldas. Peter estaba de pie donde le había dejado con una expresión de alucinación. Bueno, de todas formas, tenía que habérselo contado, pensó abatida. ¡Qué estúpida había sido! Ahora no sabía como solucionar la situación en la que estaban.
Se sentía un poco mareada cuando llegó a palacio, así que se fue a su habitación. Apenas acababa de tenderse en la cama cuando se abrió la puerta. Zulema echó un vistazo a la cara furiosa de Peter y se escabulló como una sombra.  Lali prefirió cerrarlos ojos ante aquella furia.
—Dime que lo que me has contado no es verdad.
—Me temo que sí y es culpa mía. Supongo que querrás estrangulare ahora mismo y no creas que no me gustaría a mí hacerlo yo misma —susurró Lali con dolorosa sinceridad—. Te mentí cuando te dije que estaba tomando la píldora. Me propuse quedarme embarazada y me sentí mal por engañarle, pero no lo bastante mal hasta que fue demasiado tarde.
—¿Porqué me mentiste?
—Porque quería un bebé.
—¿Sin un padre? —dijo él con tono de disgusto—. He leído algo acerca de ese tipo de mujeres.
—¡Bueno, yo no soy como ellas! Yo también te quería a ti —confió Lali con miseria—. Y si no podía tenerte a ti, el bebé era lo siguiente mejor. No sé lo que me pasó. Era una locura porque tú no querías que me quedara embarazada.
—Yo suponía que tú no querías quedarte —Peter sonaba desesperadamente contenido—. Ni me quería arriesgar a que sucediera después de la experiencia de mi infancia.
Lali sabía cómo se sentía. A ella misma le estaba dando vueltas la cabeza porque ahora no veía ninguna salida fácil para ninguno de los dos. Si fuera niña suponía que la dejaría irse. Pero, ¿y si era el heredero? ¿Y porque su padre la habría aceptado cuando ya era demasiado tarde? ¿Y cuanta de la hostilidad de su padre había contribuido a que Peter la rechazara?
—Dijiste.... dijiste que me querías a mí también —señaló vacilante Peter.