Monday, June 15, 2015

capitulo 8

Lali había empezado a temblar. Sin ningún remordimiento le estaba contando que la había llevado a Datar con falsas pretensiones.
—No... no creo que tú... ¡Me niego a creerte!
—Sé la fecha de tu llegada desde que solicitaste el visado. Para lo que no estaba preparado era para que llegarías sola al aeropuerto, pero eso ha jugado en mi favor. Ahora no tienes acompañante que se pueda armar y te tengo en mi posesión mucho antes de lo previsto.
—¡No me tienes en tu posesión, maníaco! —Lali agarró su bolsa de viaje y se fue hacia las puertas—. ¡Ya he oído bastantes tonterías!
—¿Estás preparada para una retención física?
—¿Qué quieres decir?
—Que no se puede abandonar el palacio sin mi permiso.
—¡A mí nadie me tiene que permitir hacer nada! ¡Hago lo que tengo que hacer! ¡Y me vuelvo al aeropuerto!
—Si obligas a mis hombres a que te pongan las manos encima, les avergonzarás terriblemente por provocar tal indignidad... pero no vacilarán en cumplir con su trabajo —la advirtió Peter.
Las puertas se abrieron de par en par. Al instante, dos guardianes se dieron la vuelta y la miraron desviando ligeramente la vista. Para un hombre árabe era un insulto mirar a una mujer que no fuera de su familia... pero ella no era ninguna de sus mujeres. Con un violento movimiento de frustración, Lali cerró las puertas de golpe.
—¡Si no me dejas salir de aquí gritaré!
—Eso sólo te pondrá peor la migraña.
¿Cómo sabía él que tenía migrañas?
—No crees que vaya a gritar, ¿verdad? Crees que estoy tan malditamente impresionada por tus ridículas amenazas y tu pretencioso sala del trono que no ha llegado la gota, ¿no?
—¿La gota? —preguntó frunciendo el ceño mientras se levantaba y avanzaba hacia ella.
—¡Apártate de mí! ¡Te lo advierto!
Al borde de la histeria por primera vez en su vida, Lali estiró los hombros y gritó.
Le dolieron los oídos, la garganta y la cabeza. Pero lo que más la sorprendió fue que nadie acudiera a su llamada.
—Pregúntate a ti misma la felicidad que la vida occidental te ha traído —le apremió Peter con suavidad—. Trabajas incontables horas. Vives como un ratón en una jaula y te niegas a ti misma el mínimo placer femenino.
—¡Soy feliz con mi vida y estoy totalmente satisfecha con mi trabajo!
—Estar totalmente satisfecho para mí significa estar infinitamente más satisfecho. Te aliviaré toda esa tensión acumulada.
—La única forma de aliviar mi tensión acumulada en este momento es atacarte físicamente... si no te mantienes apartado —juró Lali con la cabeza palpitante, la piel húmeda y el estómago encogido—. Ahora quizá creas que este pequeño juego de poder tuyo es divertido, pero ya ha ido demasiado lejos... ¿me oyes? ¡Quiero que me lleven al aeropuerto ahora mismo!
—Si te doy lo que dices que quieres, te arrepentirás para el resto de tu vida —aseguró Peter con sequedad—. No permitiré que tomes una decisión tan estúpida.
—¡Atrás, Peter! La broma ha ido demasiado lejos. No pretenderás mantenerme aquí en contra de mi voluntad. No creo que seas de ese tipo...
—Tengo gustos católicos.
—Intelectualmente te encuentro...

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