Thursday, June 18, 2015

capitulo 29

La mirada borrosa de Lali se clavó en la cara de simpatía de Zulema mientras la chica le alcanzaba la mano izquierda y miraba con ansiedad los arañazos.  Lali soltó un sollozo mientras Zulema le metía la mano en un cuenco de agua caliente con olor a antiséptico. Le escoció a morir.
—Me he enterado de que Belen amenazó a tu familia.
—Pero ya no tengo por qué temer su amenaza —Zulema sonrió—. Ahora mi familia vive bajo la protección del príncipe Peter. Le dará un nuevo empleo a mi padre.
—Me alegro.,
—Y me alegro de que nuestro príncipe no se case con la princesa Belen —reveló Zulema en un arrebato de confianza—. Es lo que el rey deseaba, pero los qué la conocen bien no la quieren.
Así que Belen tenía el sello oficial de la aprobación real. No le extrañaba que la morena hubiera sido tan amargamente hostil con ella.
—Lo que viste en el patio era... no la compadezcas —Zulema pareció sorprendentemente cínica—. Montó toda esa escena para avergonzar al príncipe y que te echara. Pero es una equivocación para una mujer avergonzar a un hombre de esa manera. ¡Si se entera su padre, será ella a la que echen!
Zulema aplicó un emplasto a las heridas y después se levantó y dio una palmada con sus pequeñas manos. Al instante aparecieron sus acostumbrados ayudantes cargados con varios artículos. Desde fuera de la tienda se elevó un murmullo animado de charlas. Estaban clavando estacas de hierro y encendiendo incienso. El fuerte perfume inundó el aire. Por delante de Lali llevaron una bañera de aluminio que posaron tras una cortina en el otro extremo de la tienda. Entonces empezaron a llegar cubos de agua caliente.
Lali lo observó todo con asombro hasta que Zulema la llevó detrás de la cortina. La pequeña doncella se tapó los ojos.
—No es para mirar, sitt... sólo para ayudar.
Lali soltó una carcajada y la tensión se evaporó de repente. ¿Y por qué no? El sentido común le decía . que Peter no pretendería cumplir su amenaza de obligarla a casarse con él. Era demasiado ridículo. Sólo lo había dicho porque estaba furioso. Más tarde, ella apelaría a su sentido común procurando no ofender su orgullo. Había sido una amenaza bastante melodramática... pero muy al estilo árabe y al del mismo Peter.
Podría aceptar su hospitalidad durante unos días mas y ver como se sentía entonces. ¡Desde luego, no había motivos para salir disparada como una virgen victoriana amenazada de violación! Eso sería una repetición de la cobardía que había manifestado en Londres. ¿Por qué no permitirse conocer a Peter un poco más ya que había llegado tan lejos? Y mientras tanto, podría empezar a investigar...
Se deslizó en el agua caliente y perfumada aceptando con timidez la ayuda de Zulema que le mojó y enjabonó la cabeza con mimo. Envuelta en toallas, salió de nuevo y se sentó mientras le peinaban y pintaban las uñas. ¿Para qué todo aquel ajetreo?, se preguntó.
—Pareces cansada, sitt. Échate un rato y descansa —la apremió Zulema—. La fiesta durará horas.
¿La fiesta? 0 sea que alguien daba una fiesta.  Lali sonrió y se acostó. Podía escuchar el helicóptero.
Cuando abrió los ojos de nuevo, seguía oyendo el helicóptero. ¿O era más de uno? Le sorprendió comprobar que había dormido durante horas, pero no era de extrañar, pues la noche anterior apenas había conseguido conciliar el sueño.
Zulema extendió ante ella un brillante caftan cuajado de bordados de oro. Era realmente exquisito. La seda se agitaba alrededor de su cuerpo con una sensación maravillosa y sensual. La enrollaron un turbante de chiflón dorado alrededor de la cabeza.
—Estás preciosa, sitt —suspiró Zulema con admiración—. ¿Vienes ahora?

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