Friday, June 26, 2015

capitulo 10

Ella cometió un error creyendo que Peter podía ofrecerle la vida que siempre soñó, quería mucho ser amada y deseada. Tuvo demasiadas esperanzas y terminó infeliz en su matrimonio. Era apenas una especie de objeto más que Peter poseía. Cabía a ella sólo satisfacerlo, como si no tuviese una vida propia. Lali sabía que siempre fue tímida y, en vez de despertar con el matrimonio, se cerrara más aún en si misma. Después que se separó, su autoestima quedó seriamente afectada.
Cuando Alice salió llevando al bebé, un policía simpático entró en el cuarto queriendo saber si Lali tenía alguna queja que hacer contra su marido. Ella lo negó, dijo que todo no pasó de un gran malentendido y después estaba nuevamente sola. Somnolienta, acabó recostándose en las almohadas y se durmió.
Despertó sólo algunas horas después, cuando el médico entró en el cuarto para verificar como estaba su estado general. Después de un rápido examen, le dio de alta, aconsejándola nunca salir de casa sin su kit de adrenalina.
Ni bien el médico se retiró, Lali rápidamente se vistió para irse. Estaba nerviosa y no conseguiría comer nada de aquello que le fue servido en el cuarto.
Mateus Santos estaba esperando por ella en la recepción y la llevó hasta la limusina.
Peter no salió del coche para recibirla. Solamente cuando ya estaba sentada a su lado es que se atrevió a mirarlo de frente.
¿Y ahora? –ella preguntó. – ¿Qué vamos a hacer?
Buscaremos a Santino e iremos a casa.
Quedaron en silencio, incapaces de revelar sus pensamientos. Lali no quería volver a Portugal, pero se sentía sin coraje para decir eso en aquel momento. Peter no parecía querer conversar con nadie.
Vamos a volver, ¿es eso?
Es eso –Peter confirmó, mirándola fríamente. – Mandé sacar tus cosas del trailer, y Mateus ya resolvió qué hacer con los vehículos.
Lali suspiró desanimada. Peter la dejó apenas con la ropa puesta.
Podrías haberme consultado sobre lo que yo pretendía hacer con mis cosas –ella reclamó finalmente.
No importa lo que tú deseas sino lo que yo deseo –dijo Peter, terminando la conversación.
Lali percibió que estaba nervioso cuando lo observó discretamente. Peter era un hombre guapo y sexy. Cabellos oscuros, mirada penetrante, mentón masculino, lo volvían especial. Se obligó a dejar de mirarlo con tamaña adoración, buscando prestar atención a lo que él conversaba con sus guardaespaldas, pero hablaban en portugués.
Peter... Me gustaría quedarme en Inglaterra.
Eso no es posible, a no ser que quieras el divorcio.
Lali no estaba en posición de insistir en nada. Peter había ahogado todas sus protestas en el momento que dijo que podría pedir la custodia de Santino. Ella no con-seguiría convencer a ningún juez que podría criar a Santino con comodidades, pues su
situación económica era un desastre, además estaba el hecho que ella huyó con la criatura después de ser acusada de infiel. Con certeza, el juez vería con malos ojos la infidelidad, la fuga a Inglaterra, el error que cometió al no buscar quedarse con su hijo legalmente. Peter tenía recursos para criar a su hijo con comodidades, era el marido traicionado, no había sometido a la criatura a una vida de viajes incómodos. En fin, ella sabía que tendría pocas condiciones para conseguir la guarda de la criatura en el tribunal. Además, el juez sería portugués como Peter y ella, una extranjera. ¿Qué oportunidad tendría? Ninguna, con certeza.
Pensé que eras tú quién quería el divorcio. –intentó esconder el temblor de sus manos.
No de momento.

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