Saturday, June 27, 2015

capitulo 13

Podrías haberme dejado ropa para me que pudiera cambiar y mejorar mi apariencia –Lali reclamó. – ¿Cómo voy a viajar de ese modo?
Ella tenía ropa cara en su casa de Portugal. Peter la llevaba a fiestas, y ella tenía que corresponder a la imagen de elegancia y sofisticación que todos esperaban de su esposa. Peter siempre se mostraba insatisfecho con la ropa que ella compraba, criticando especialmente los colores brillantes que escogía. Lali creció vistiendo jeans y camisetas, pero intentara ser más femenina cuando sus hermanas comenzaron a tomarle el pelo por su apariencia de niño. Después hizo la tontería de casarse justamente con un hombre para quien la apariencia física tenía mucha importancia.
Puedes comprar ropa aquí mismo en el aeropuerto –dijo Peter, extendiéndole una tarjeta de crédito.
Lali se ruborizó avergonzada. Quería poder rechazar la tarjeta y pagar su propia ropa, pero no tenía dinero suficiente.
Intentó disfrazar las lágrimas que habían aparecido en sus ojos y aceptó la tarjeta en silencio. Estaba amargada y sin fe alguna en el futuro.
Deberías haber elegido mejor a tu esposa... –Lali dijo bajito.
Ahora es tarde para arrepentimientos –Peter comentó fríamente. – Y este no es el lugar para conversaciones de este tipo.
Lali tragó en seco, debía saber que él siempre respondería con agresividad a sus comentarios y evitar que eso la lastimase una vez más. Debía quedarse quieta y mantenerse discreta. Tomó la tarjeta que le extendía y entró en la tienda más próxima. Resolvió elegir colores brillantes, porque una amiga le dijo que los tonos fuertes realzaban su piel clara y el cabello castaño. Procuró no mirar la ropa más discreta y deportiva que le gustaba más. Su amiga con certeza entendía más de moda que ella.
Eligió una blusa color naranja, con estampado colorido y sin mangas y una falda en el mismo tono. Se probó la ropa y se miró al espejo. Intentó convencerse que estaba haciendo la compra correcta y que su apariencia mejoraría vistiendo aquello. Cuando salió de la tienda vio a Peter y su guardia al lado de un cochecito de bebé donde habían puesto a Santino. Los guardias la miraron y bajaron los ojos discretamente. Cuando Peter la vio puso una expresión de crítica en su mirada, y Lali tuvo la certeza que eligió mal la ropa nuevamente. Se sentía incómoda con los zapatos de taco alto que compró y con la ropa colorida que pensó combinaba con su estilo.
Disculpa la demora –murmuró, comenzando a empujar el cochecito, consciente que estaba totalmente mal vestida. Debía haberse quedado con el viejo jeans des-botonado.
No hay problema –Peter respondió con frialdad.
En la sala de espera, Lali vio su imagen reflejada en el espejo y se asustó. La ropa era demasiado colorida y ahora no tenía tiempo para cambiarla. Se sentó, intentando no llamar la atención. Lo que más quería era poder desaparecer como en un pase de magia. Peter continuaba en silencio no queriendo conversación alguna. ¿Por qué aún se lastimaba con eso? Cuando estaban casados, él hacía siempre eso, aún antes
de encontrarla en los brazos de Benjamin.
Sabía que no era bonita, porque su madre y hermanas comentaban eso con frecuencia. Eran rubias y tenían una belleza clásica, mientras Lali nació con cabello castaño que escandalizaron a toda la familia. Decían que salió a la bisabuela.
A Lali no le importaba ser bajita, tener cabello castaño y no tener senos grandes. Cuando vio a Peter Lanzani por primera vez, se enamoró a primera vista, aún sin tener ninguna esperanza de que él la notase. No en tanto, él la buscó y le pidió matrimonio. La sorpresa fue general, al fin de cuentas, ¿qué habría visto Peter en aquella muchacha sin gracia, mientras era asediado por mujeres rubias, hermosísimas y llenas de encanto?

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