Sunday, June 21, 2015

capitulo 43

Peter movió su experta mano como un torturador y Lali soltó un grito incapaz de reprimir los gemidos de intolerable placer ni el arqueo de su cuerpo.
—Admítelo —entonó él con una sonrisa y la tenacidad que tanto la asustaba a ella.
—¡Eres un bastardo! —gimió ella en una explosión de frustración emocional—.
De acuerdo... de acuerdo... sí ... sí... sí.
Peter esbozó una sonrisa de triunfo y como premio a su rendición bajó su largo cuerpo contra el de ella. Apretó su boca con ardor contra el hueco palpitante de su cuello.
—Tú eres mi mujer..
—No —jadeó ella con desesperación.
—Y si te hubiera besado hasta dejarte si respiración en vez de haber intentado comunicarme contigo con mi pobre inglés de entonces, hubieras caído a mis pies.
—¡No! —gimió ella con angustia y furiosa contra él.
Estaba tan furiosa que estaba a punto de explotar pero no podía controlar la atormentada reacción de su cuerpo ni la necesidad que él mantenía en el punto de ebullición.
—Sí.
Con una ronca carcajada, Peter deslizó la punta de la lengua entre sus senos y cambió de dirección para lamer los pezones inflamados que ya había acariciado hasta poner erectos. La hizo jadear y retorcerse mientras sus dedos se deslizaban por la suave parte interior de uno de sus muslos hasta descubrir el centro de su placer.
Lali arqueó las caderas salvajemente bajo el asalto de su mano exploradora. Sentía como si cada átomo de su ser estuviera centrado allí y cada caricia la volvía más loca hasta apretarse a él con frenesí, buscando ella misma su boca provocativa, desesperada por todo el contacto que pudiera conseguir, por aliviar la agonía que la estaba consumiendo.
—Intentaré no hacerte daño —murmuró Peter con voz ronca—. Pero estás muy tensa y yo llevo tanto tiempo sin hacerlo...
La había conducido hasta tal cima de excitación que Lali estaba totalmente fuera de control.
Nada importaba salvo aquella intolerable vaciedad que necesitaba ser llenada.
Peter se deslizó entre sus muslos abiertos, la alzó con sus fuertes manos y la ardiente y dura prominencia de su masculinidad se frotó contra su suavidad.  Lali jadeó y se puso rígida mientras abría los ojos.
—No te pongas tensa —susurró él mientras buscaba la entrada de su húmeda bienvenida que él había preparado con tanta devoción.
—Por favor..
Iba a decir no, pero sus labios no pudieron pronunciar la palabra. Estaba tan excitada que la primera sacudida de su lenta invasión la despojó de toda capacidad de pensar o hablar.
Peter se arqueó ligeramente sobre ella, el vello de su torso rozando sus pezones y atrapó su boca antes de zambullirse en el auténtico centro de ella. Un dolor agudo paralizó a Lali. Cuando gritó, él apartó sus labios y la miró con sus facciones doradas tensas por el control que estaba imponiendo a su fiero deseo. Pero sus ojos eran como dos llamas vibrantes cuando la abarcó con posesivo orgullo.
—Ahora eres verdaderamente mía, aziz —susurró con salvaje satisfacción.
Al borde del dolor, fue otra vez devorada por la ardiente excitación sexual. La sensación de él dentro de ella llenándola era tan intolerable e íntima que gimió desde lo más profundo de la garganta. En reacción, él se paralizó de nuevo antes de penetrarla hasta lo más profundo con un gemido de pasión.
Entonces, cuando empezó a moverse dentro de ella poseyéndola con potentes sacudidas, Lali quedó atrapada en su tormentoso ritmo y se le cortó la respiración.

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