Saturday, June 27, 2015

capitulo 16

Jazz tiene un cerebro del tamaño de un guisante, eso si –Peter comentó, riendo. – Pertenecía a mi hermana Rocio y, cuando ella falleció, me quedé con él. Tal vez no haya sido muy sensato, porque casi no tengo tiempo para estar a su lado. Estoy siempre cuidando de los negocios.
Pero Jazz lo adora. Sólo conseguí dejarlo feliz, cuando una de las empleadas me dio una vieja camisa suya para colocar en su cama –Lali confesó y se arrepintió inmediatamente de estar haciendo confidencias a su patrón, pues él se quedó en silencio. Dejara de ser la persona simpática que estaba siendo para volverse, nuevamente, distante y frío.
Después de salir del hospital, Lali pensó que no tendría más contacto con Peter. No obstante, él decidió llevarla a pasar unos días descansando en casa de sus padres. Lali se enamoró de Peter durante el viaje, a pesar que apenas se sentara a su lado, mientras él pasó todo el tiempo hablando por teléfono.
Al ver a Lali llegando en la limusina de Peter, su familia lo invitó a cenar, ansiosos por impresionar a un hombre tan rico. Sus hermanas, Euguenia y Cande, lo habían rodeado, queriendo conquistarlo bajo las bendiciones de sus padres. Lali se sintiera, una vez más, el "patito feo" de la familia. ¿Cómo podía competir con sus hermanas rubias y atractivas?
Lali interrumpió sus recuerdos y retornó al presente, pues estaba en la hora de entrar al jet. Tenía que parar de pensar tanto en el pasado y preocuparse solamente del presente. Cuando el avión despegó, percibió que Santino estaba cansadísimo y resolvió llevarlo a dormir a un compartimiento preparado para el bebé. Le llevó veinte minutos calmarlo y sólo cuando se durmió fue que volvió junto a su marido.
¿Santino se durmió? –Peter preguntó, levantándose del asiento.
Lali confirmó con un gesto de cabeza.
Una respuesta verbal sería bienvenida –él comentó secamente.
Si, se durmió. Y tal vez yo debiese quedarme allá, en caso se despierte.
¿Estás intentando impresionarme con esa demostración de amor materno incondicional? ¿Quién se quedaba con él cuando dabas las clases de equitación?
Nadie...
¡¿Nadie?! –Peter exclamó con rabia.
No era un problema, porque las clases me tomaban solamente dos horas, y yo colocaba el cochecito con Santino cerca. Generalmente, los padres de los alumnos se quedaban jugando con él.
¿Generalmente? No se debe colocar a un bebé en un lugar donde se entrenan caballos. Sabes muy bien que un alumno puede perder el control sobre el animal y éste representar un peligro para quién esté cerca, ¡cuanto más un bebé!
¡Santino nunca corrió peligro alguno! –Lali retrucó palideciendo. – Siempre estuve segura. Hice lo mejor que pude...
Pero lo mejor que podías ofrecer no era lo suficiente, ¿no es verdad? –Peter estaba irritado. – Dejaste a nuestro hijo en compañía de extraños en vez de cuidar de él como debías.

6 comments: