Monday, June 22, 2015

capitulo 53

—¿Te has puesto alguna vez en contacto con tu madre?
—Sólo una vez. Fui a verla aunque mi padre me había advertido que sería una tontería —apretó el vaso con fuerza—. Si hubiera visto un esqueleto no hubiera quedado más horrorizada. No quiere recordar que estuvo casada otra vez ni que tiene otro hijo porque, a su marido no le gusta nuestra raza. En presencia mía le hizo jurar a un sirviente que mantuviera el secreto.
—¡Qué odioso hacerte eso! —exclamó Lali con ardor.
—Parece como si te importara, aziz.
Lali se paralizó y su mirada tropezó con aquellos ojos intensos. Desvió la mirada a toda velocidad guardando su corazón y su lengua.
—Por supuesto que me importa. Ni siquiera a mi peor enemigo le desearía una experiencia como
esa.
—No sufrí mucho. Tenía a un padre que me amaba y al llegar a los tres años, también a una madrastra que me crió como si fuera hijo suyo. También tengo dos hermanas más jóvenes, las hubieras conocido si nuestra boda no hubiera sido así. Las dos están casadas y viven en el extranjero.
—Así que tú eres el único hijo.
—Lo que explica por qué mi padre es tan exagerante protector conmigo.  Gimena no bromeaba. Si estornudo en su presencia se pone pálido. He deseado muchas veces que Alá le hubiera bendecido con más hijos.
«Su amado hijo», recordó Lali que había dicho Gimena. Seis hijas y un solo hijo que debía haber sido más precioso qué el oro al nacer, pero que le había cargado en las espaldas con muchas expectativas. La imagen de su suegro había sufrido un vuelco: no el viejo tirano sino un padre amoroso e hiperprotector.
—Mi padre empezó a tener esa desconfianza en el mundo occidental cuando su matrimonio falló. Por esa misma razón yo fui educado en Datar..
Lali casi soltó un gemido.
—Y entonces, la única vez que te dejó ir a occidente...
—Te conocí a ti —Peter apuró el vaso y lo dejó a un lado—. Y cuando lleguen las lluvias y te vayas, dirá... No, no quiero pensar ahora en lo que dirá.
No dudaba que habría toda una semana de celebraciones y la relación entre padre e hijo se restauraría.
—Por supuesto... él no quería que te casaras con migo.
—No, no quería.
—Entonces, ¿por qué lo hiciste? —susurró con impotencia al comprender ahora lo que le habría costado a Peter desafiar a su viejo padre.
Los árabes honraban a sus padres. Los hijos árabes siempre obedecían los deseos paternales sin cuestionarlos, como si se trataran de leyes.
—Ya te he dicho por qué.
Peter estaba otra vez como una máscara impenetrable.
—¿Tanto me deseabas?
—¿Crees que tengo la costumbre de raptar mujeres y casarme con ellas a toda velocidad? —una repentina sonrisa le surcó los labios—. He oído que ya has inspeccionado los establos. ¿Sabes montar a caballo?
El cambio de tema la despistó.
—¿Montar?
—Yo monto al amanecer cuando hace fresco. Mañana, si te apetece, te llevaré conmigo. El desierto es un lugar de una maravillosa belleza a esa hora... Lo compartiré contigo.
—No parece que tenga mucho sentido el que compartamos nada, ¿no crees?

6 comments: