Friday, June 19, 2015

capitulo 31

—No me avergüences delante de mi familia —le advirtió Peter con los ojos brillantes de fiereza—. Porque no te lo perdonaré nunca, ni ellos tampoco. Esta es una ceremonia muy seria. ¿Dónde está tu respeto'?
Ella se puso mortalmente pálida.
—Pero yo no sabía... No me había dado cuenta...
—¿No te lo dije yo?
—Bueno... sí, pero no te creí.
—Pues créeme ahora.
—¡No quiero!
Las piernas le temblaron y el aturdimiento no remitía sino que cada vez era más profundo.
—Entonces, ¿por qué te quedaste? ¿Por qué no te fuiste al aeropuerto?
—No pensaba que hablaras en serio... no hoy, ni aquí. No en una ceremonia como esa. ¡Oh Dios! ¿Por qué había estado tan ciega?
—¿Qué tiene de malo?
—Nada... pero pensé que...que pretendías algún tipo de contrato...
—¿Algún contrato?
—Belen me dijo...
—¿Qué te dijo Belen?
—Bueno, que no pensabas en una boda de verdad sino en un acuerdo temporal. Y me contó los de esa práctica llamada muta.
—Muta —susurró Peter—. En Datar no son legales esos arreglos porque dan lugar a muchos abusos. Nuestras reglas para el matrimonio están fijadas por ley y son iguales que en tu país.
-¡Oh!
—¿Si te hubiera contado que yo era un asesino en serie, también te lo hubieras tragado? —Peter soltó una carcajada de desdén—. Siento decepcionarte, pero estamos casados de verdad y ahora tendrás que darme una respuesta satisfactoria de por qué dejaste que el helicóptero se fuera sin ti. Lali tenía la mente completamente en blanco.
—¿Por qué?
—¡Creí que había sido un acceso de locura temporal!
Las fuertes facciones de él se hicieron impenetrables. Entonces, ante el murmullo de voces que venía de fuera de la tienda, torció los labios.
—Y aún te sentirás más casada para cuando termine el día —predijo al separarse de ella.
—¿Y qué se supone que quiere decir eso? —preguntó Lali temblorosa—. Yo...
Se interrumpió cuando entró un hombre con un collarín clerical Disculpándose por su tardanza y seguido de un hombre y una mujer elegantemente. vestidos.
—¿Puedo presentarte al reverendo Wilkins, capellán del Hospital Real? —dijo Peter sin ninguna expresión en el rostro—. Mi hermana Gimena y su marido, Nicolas, que han aceptado generosamente ser nuestros testigos.
Clavada como si estuviera enraizada a la tierra, Lali se encontró estrechando la mano del ministro, del cuñado de Peter y recibiendo un abrazo de la sonriente mujer.
—La culpa de la tardanza es mía y de Nicolas —le dijo Gimena a Lali—. Deberíamos haber llegado por la mañana, pero como siempre pasa en el mundo médico, los mejores planes se estropean ante una urgencia. Ya sé que, Peter quería que la ceremonia fuera al contrario y se supone que yo debía estar aquí para hacer a Lali sentirse como en casa... Me temo que Zulema no sea una intérprete muy aceptable ante los ojos de la vieja generación. Son todas unas snobs.
Nicolas se adelantó y apoyó una mano en la espalda de su mujer.
—¿No crees que deberías dejar la palabra al señor Wilkins? —murmuró con un bufido—. Ya aprenderás, Lali, que mi mujer casi nunca se detiene a tomar aliento cuando empieza a hablar.

5 comments: