Tuesday, June 16, 2015

capitulo 12

—El príncipe... dice que quiere reunirse contigo ahora —susurró emocionada como si fuera el encargo más romántico del mundo.
El palacio era increíblemente grande. Pasaron por un laberinto de corredores, galerías cubiertas y patios con celosías.
En lo alto de una soberbia escalera de mármol, Zulema se paró de repente y retrocedió varios pasos.
—Debemos esperar, sitt.
Lali bajó la vista por la pared hasta el magnífico patio de abajo, pero no era la profusión de plantas tropicales ni las preciosas fuentes lo que le había llamado la atención. Era Peter a quien había visto, su lujurioso pelo negro ligeramente rizado y brillante como la seda... y después a la mujer, sollozando y agarrándose con frenesí a sus tobillos.
—Vamos a dar un paseo, sitt —le apremió Zulema con incomodidad.
—No, gracias.
En toda su vida, Lali no había visto a ninguna mujer humillarse de tal manera. Estaba aturdida.
No necesitaba saber árabe para interpretar la sumil postura de la pobre mujer que se colgaba de él.
Peter murmuró algo en su propio idioma y literalmente pasó por encima de ella. Cuando ella intentó seguirle, chasqueó los dedos con furia a la corte de sirvientes que esperaban en una esquina.
—¿Quién es esa mujer? —susurró Lali.
—La princesa Belen. El príncipe Peter sólo toma a una mujer. Siempre dice que... sólo la única.
A Lali le dio un vuelco el estómago y se le empañó la frente de sudor. Así que Peter estaba casado. Dios santo, aquella atormentada mujer era su esposa y no hacía falta tener mucha imaginación para comprender la fuente de su histeria.  Peter había llevado a otra mujer al palacio y la pobre criatura estaba muy alterada. La evidente crueldad de su comportamiento devastó a Lali. Era en todos los aspectos, el salvaje y déspota príncipe árabe que creía que sus deseos eran innatamente superiores a los deseos y necesidades de cualquier mujer.
Con una punzada de dolor que se negaba a reconocer, Lali bajó las escaleras de mármol. Peter se dio la vuelta, sus duras y atractivas facciones sonrojadas y todavía con expresión de ardor y furor. Y entonces, al posar los ojos esmeralda en Lali, la tensión se evaporó de él. Una sonrisa radiante transformo su dura y morena cara.
Aquella sonrisa la sacudió y se detuvo cuando el corazón le dio un vuelco gigantesco. Por un segundo se sintió transportada al día de su encuentro. Había sido al salir de la biblioteca. Él estaba apoyado en el capó de su Ferrari, rodeado de un enjambre de estudiantes femeninas, todas rubias y conocidas por no ser nada inhibidas con los hombres. Entonces él había levantado la vista, la había dirigido a Lali y la había paralizado con aquella mirada tan intensa hasta esbozar de repente aquella gloriosa sonrisa.
Pero esta vez no, se juró a sí misma, despreciando las emociones que le borraban toda idea racional.
—Siempre había oído que los hombres árabes protegen y cuidan a las mujeres de su familia —le atacó—. Pero eso no coincide con la realidad, ¿verdad? La princesa Belen no parece merecer ni una onza de tu respeto.
La sonrisa de Peter se desvaneció como si ella le hubiera golpeado.
—¿Lo has visto?
—Lo he visto.
—Me disgusta que hayas sido testigo de una escena tan desagradable, pero no voy a hacerte el honor de discutirla contigo.
Lali se dio la vuelta. No podía soportar mirarlo. Al menos le quedaba un poco de decencia.
Que se avergonzara de que ella hubiera visto aquella escena... era sorprendente. Era casi como si
pretendiera que ella aparentara no enterarse de que aquellas mujeres existían en su vida. Concubinas y una mujer.

3 comments:

  1. lali tienes que escapar de ese lugar, que malo peter tenerla alli prisionera.

    ReplyDelete