Monday, June 22, 2015

capitulo 52

Lali apretó las manos y contó despacio hasta diez.
Peter se sentó en la hamaca más próxima.
—Me gustaría tomar una bebida fría
Lali levantó la jarra de zumo helado y empezó a servir un vaso.
—Y no me gustaría que me lo arrojaran encima.
—¿De verdad?
—Odiaría someterte a la indignidad de tener que tirarte al estanque más cercano. Los rumores acerca de la fuente el día de nuestra boda se han extendido por estos muros.
Ella se puso escarlata y contó hasta cincuenta.
—Que tu temperamento es del color de tu pelo ya no es un secreto para nadie.
La cuenta llegó hasta cien a una velocidad supersónica.
—Y ahora, ¿de qué te gustaría hablar?
—De métodos de tortura y muerte. Me pones tan furiosa a veces —concedió con un gemido. —Al menos no te aburro como mi padre aburría a mi madre.
—Dijiste que le había abandonado antes de morir —recordó de repente Lali.
La boca expresiva de él se curvó en una mueca.
—Mi madre no está muerta.
—Pero Zulema me dijo...
—Te aseguro que está muy viva. Es la mujer de un prominente político francés con intensa vida social y la madre de otros dos hijos.
—¿Se divorció tu padre de ella entonces?
—Se divorció ella cuando volvió con su familia. Mi padre era demasiado orgulloso como para admitir que él sólo fue un romance de vacaciones y difundió el falso informe de su muerte.
Lali estaba fascinada.
—¿Un romance de vacaciones?
—La madre de Gimena había muerto dejando a mi padre viudo con cuatro hijas. Conoció a mi madre en París —explicó Peter con calma—. Ella era joven, rica y caprichosa y pensó que podría ser divertido casarse con un príncipe árabe. Mi abuelo estaba todavía en el trono entonces...
—¿Me estás diciendo que tu madre era francesa? ¿Cristiana?
—Sí, pero eso no supuso ningún problema. Más de un tercio de la población de Datar es cristiana.
Lali se había olvidado de la historia. Hacía un siglo un gran número de cristianos coptos de Egipto se establecieron en Datar. Su presencia había llevado a un mayor grado de tolerancia religiosa que en los demás países musulmanes. Pero estaba asombrada de enterarse de que Peter era medio francés. —Me parezco a mi padre, no a mi madre.
—¿Cuánto tiempo estuvieron casados?
—Más tiempo del que ella hubiera deseado porque se quedó embarazada el primer mes y se fue de Datar cuando yo tenía dos semanas.
—Tu padre no le permitió que te llevara con ella.
—Tampoco tenía ella deseos de hacerlo. Un niño mestizo la hubiera avergonzado —Peter suspiró con exasperación—. Mi padre estaba profundamente enamorado de ella. Era un hombre mayor pero no muy prudente según el punto de vista occidental. Era mucho más vulnerable al fracaso y que me rechazara a mí fue lo que más le dolió.
Lali se había puesto roja. Imaginarse al viejo tirano, como ella siempre le había catalogado, como a un hombre vulnerable y poco sofisticado le había impactado.

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