Friday, June 19, 2015

capitulo 30

Lali la siguió al aire ardiente del exterior. Sólo tuvo que caminar unos metros para entrar en otra tienda del tamaño de un circo. Estaba atestada de mujeres de mediana edad ricamente ataviadas. Una a una se acercaron a ella y le dieron un beso en cada mejilla. Eran terriblemente amistosas pero no hablaban inglés y Lali se sintió bastante frustrada porque le hubiera encantado hacerles preguntas. Un enorme banquete estaba extendido en una mesa blanca del centro.
Lali no tenía mucho hambre pero aceptó varios platos por educación. La comida duró una eternidad, pero no le aburrió. Sucedían tantas cosas a su alrededor que estaba fascinada y cuando retiraron los restos del banquete empezó la danza bajo los acordes de la música árabe que sonaba por unos altavoces. El ambiente era muy ruidoso, pero todo el mundo se lo estaba pasando muy bien sobre todo cuando la bailarina del vientre tomó la pista y empezó a ondularse como una serpiente.
—Por favor, sígueme, sitt —dijo Zulema apareciendo de repente a su lado—. Es la hora.
Cuando Lali se levantó, la música se detuvo. ¿La hora de qué? Empezó a escuchar gritos de «Lullah... lullah» y supuso que era algún tipo de despedida. Agitó una mano y sonrió antes de alejarse con Zulema al fondo, de la tienda donde unos cortinajes la dividían en dos.
Peter estaba allí de pie rodeado de otros hombres mayores. Estaba tan magnífico y atractivo con la túnica blanca y el turbante azul oscuro todo rematado en oro que se le secó la boca. Un viejo con barba estaba hablando y todo el mundo te escuchaba con solemnidad.
Cuando el orador se movió hacia adelante estiró la mano para tomar la de Lali y le rodeó la muñeca con un pañuelo, ésta quedó asombrada. Entonces ató el otro extremo del pañuelo a la muñeca de Peter y empezó a hablar ¿Qué diablos estaba pasando? Cuando le soltaron de nuevo la muñeca, comprendió todo. El viejo debía ser un imán o clérigo. A menos que estuviera muy equivocada... Pero tenía que estar equivocada.
Dirigió una mirada de incredulidad a Peter. Este frunció el ceño al notar su palidez.  Lali miró entonces a la multitud de severos hombres a su alrededor y se mordió el labio hasta sentir el sabor de la sangre. Sintió un mareo y la cabeza flotando. Dios bendito, a menos que el calor la estuviera haciendo alucinar, acababa de tomar parte en la ceremonia de una boda en el papel de...
¿Prometida? Ella, Lali Esposito acababa de tomar parte en una ceremonia a la que no había consentido. No podía ser legal cuando ella no había entendido una sola palabra de lo ocurría a su alrededor. Los otros hombres ya estaban saliendo.
—¿Qué es lo que te pasa? —murmuro Peter.
Ella apretó los puños.
—Debería encerrarte —le dijo con voz temblorosa y extraña—. Yo no he consentido en casarme contigo.
Peter se puso escarlata de furia.
—Pero yo te dije que nos casaríamos si te quedabas.
—¿Y dije yo que aceptaba?
—Te has quedado... ¡He supuesto que eso era una aceptación! Pensé que por fin habías recuperado el sentido.
—Hay una gran diferencia entre quedarse y casarse —Lali se llevó las manos sudorosas a la cara ardiente—. Cualquier tipo de matrimonio. Lo has hecho a propósito, ¿verdad? Sabías que yo creía que no lo decías en serio y te has aprovechado de mi ignorancia para...
Sin ninguna advertencia, Peterle apretó el hombro.
—Párate. Este no es el lugar adecuado para una disputa... De hecho, ¿cual es el sitio adecuado para ninguna disputa? Ahora eres mi mujer.
Su mujer. El estómago le dio un vuelco. ¿Su mujer?

3 comments:

  1. masssssssssssssssssss novelaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. jajajaj tanto que no queria casarse y ya esta casada

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