Sunday, June 21, 2015

capitulo 47

¿Lo estaba? ¿Por qué iba a esperar una disculpa? No se lo podía imaginar y siguió observándole con los ojos negros nublados desde lo más profundo de la sombría cama.
—Me arrepiento de mi comportamiento de anoche —dijo él con los ojos más brillantes—. No tengo excusa. Perdí el control y el temperamento. Nunca lo había hecho antes.
Ella no podía concentrarse.
—Necesito un doctor —le dijo con debilidad.
—¿Un doctor?
Peter frunció el ceño y ella apartó la sábana y le enseñó el brazo dolorido.
—¿Lo ves?
La bandeja cayó al suelo con un estallido de china al romperse y Peter casi voló hasta la cama a su
lado.
Le asió los dedos y la miró inmovilizado por el pánico. Era auténtico pánico, notó ella con asombro. Entonces sacó un teléfono móvil pero le temblaba tanto la mano que debió marcar mal porque maldijo y empezó de nuevo.
—Perdona que sea una molestia —suspiró ella en tono calmado.
Él respondió algo en su propia lengua con un tono. de angustia mientras alcanzaba su camisón y empezaba a ponérselo. Entonces la arropó con delicadeza como si fuera una momia egipcia. Desde entonces, ella cayó en un estado de sopor febril.
La siguiente vez que despertó estaba en una habitación débilmente iluminada en una de esas camas con ruedas y un gotero aplicado al brazo. Se sentía terriblemente caliente e incómoda y no quería que le metieran otro termómetro en la boca, así que lo dijo en voz alta. Oyó hablar a Peter y la respuesta de una voz femenina, pero le costaba demasiado esfuerzo intentar averiguar lo que pasaba.
La siguiente vez se despertó como si hubiera estado durmiendo profundamente. Ya no le dolía el brazo y escuchó las mismas voces. Abrió los ojos y encontró a Gimena a su lado en la cama y a Peter a los pies.
—Ahí la tienes —dijo Gimena con satisfacción a su hermano—. Te dije que sólo estaba dormida... como dijo el señor Khan.
Lali frunció el ceño de asombro al ver a Peter. Parecía como si no se hubiera afeitado en una semana y no hubiera dormido. Una espesa sombra oscura le cubría la agresiva mandíbula y tenía los ojos inyectados en sangre, el traje arrugado y la corbata quitada.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó tenso sin hacer caso a su hermana.
—¿Cuánto tiempo llevo aquí?
—Así dos días.
—Los dos días más largos de mi vida —gimió Gimena—. Por favor, dile que se vaya a casa, Lali, antes de que cometa un crimen.
—¡No me hables así!
Lali dio un respingo.
—Ningún ser humano puede pasar tanto tiempo sin dormir y mantener ningún sentido de la proporción y... ¿qué le ha pasado a tu sentido del humor?
—¿Esperabas que me riera cuando mi mujer ha estado al borde de la muerte?
—Tu mujer no ha estado al borde de la muerte. Ha estado bastante enferma, pero no grave. Ahora, ¿quieres irte a casa antes de que use otra estrategia más innoble? Sabes tan bien como yo lo que ocurriría, si informo a nuestro padre de tu estado de agotamiento.
—Me quedo con mi mujer. Mientras no se encuentre bien, este es mi sitio.
—Por favor, vete a casa —murmuró Lali con una horrible sensación de culpabilidad por causar una discusión entre los hermanos.

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