Tuesday, June 23, 2015

capitulo 61

Él se rió con suavidad, encontró su boca y la saboreó como si hubieran estado separados un siglo y no pudiera creer en la alegría de volverla a encontrar. A Lali se le debilitaron las rodillas y se inclinó hacia adelante, sus pezones inflamados frotando de forma deliciosa contra el algodón mojado de su polo.  Peter la agarró con manos impacientes y la apretó contra él, la levantó en brazos y salió con ella del agua para subirla a su habitación.
La punta de su lengua frotó el cielo de su boca y la enroscó con la de ella en un asalto erótico que le despertó todos los sentidos.  Lali enterró las manos en sus espesos rizos y lo beso con salvajismo, toda la pasión contenida de su fiero temperamento desatada.
Fue como aplicar una antorcha a una bala de heno.
Con un salvaje gemido la levantó más contra él y Lali enroscó los muslos alrededor de sus finas caderas. Electrizada por aquella primitiva respuesta, lo hizo otra vez y él reaccionó con devastador entusiasmo.
La posó entonces en el borde de la cama y se despojó del polo.
Ella se apoyó jadeante sobre los codos con la excitación invadiéndole en poderosas oleadas, una excitación mayor de la que había experimentado en la noche de bodas. Esta vez no había miedo a lo desconocido ni terror a sus propias respuestas, sólo pasión y una tierna necesidad de que él alcanzara tanto placer como ella. Deseaba decirle lo mucho que lo amaba sin decirlo en palabras.
Así que se quitó su propia timidez y se inclinó para desabrochar la cintura de los pantalones de montar que él todavía llevaba. La palma de su mano reposó contra el duro abultamiento de su masculinidad mientras bajaba la cremallera con repentina turbación por la falta de experiencia.
—Me moriré de frustración —dijo él con un agónico gemido y una carcajada.
Entonces perdió la paciencia y apartó sus dedos ineptos solucionando el problema en un segundo.
Lali se echó en la cama con todos los músculos tensos de anticipación.  Peter la contempló con los ojos nublados como si no estuviera del todo seguro que aquello le estuviera ocurriendo a él, pero se quitó los pantalones con fervorosa rapidez atrayéndola de nuevo hacia él y besándola hasta dejarla sin respiración.
Capturó entonces un sensible pezón en su boca Lali arqueó la espalda alzando las caderas y con temblor de piernas. Deslizó las manos en tortuosos círculos sobre la suave piel de su espalda y las enterró en su pelo al subir el ardor.
Una fiebre ardiente de excitación la inundó cuando él le despojó de las bragas. Nunca en toda su vida había soñado con desear algo con tanta desesperación como le deseaba ahora a él. El corazón se le desbocó y la sangre le palpitaba con violencia por las venas. Mientras le acariciaba uno de los pezones inflamados con la punta de la lengua y le mordisqueaba con suavidad, la mano de Peter encontró su punto más sensible con dedos expertos y la hizo gemir y jadear, perder el control y apretar los dientes convencida de que aquello era un tormento mortal.
—¡Ahora... ahora! —suplicó.
—Tengo que...
Los ojos negros velados de ella se clavaron en los verdes de Peter; le sintió apartarse y entonces recordó que no debía permitirle hacerlo.
—No hace falta... es seguro —jadeó sujetándole con las dos manos por si no se había enterado. —¿Seguro? —gimió él con inseguridad.
—Absolutamente.

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