Thursday, June 18, 2015

capitulo 26

Blanca como la nieve y profundamente conmovida, Lali alzó levemente la mano para dejarla caer de nuevo.
—Peter, yo...
—En el nombre de Ala, una disculpa sería una ofensa aún mayor. No dudo que todavía tengas la fantástica noción de que mi familia mantiene también concubinas pero nuestras normas de comportamiento sexual son bastante más elevadas que las de tu propia sociedad.
Lali ya no podía soportar más aquella mirada de condena.
—Después de la muerte de Euguenia, a mi padre le enviaron a muchas mujeres jóvenes del país para que yo eligiera una nueva prometida. Mientras estuvieron en palacio, siempre estuvieron debidamente escoltadas. También fueron educadas, vestidas y mantenidas a expensas de mi familia... una de las razones por las que las chicas eran ofrecidas por sus padres. Hasta que se empezaron a compartir los beneficios de petróleo, a muchos de ellos le resultaba imposible arreglar matrimonios adecuados para sus hijas. Mis parientes se casaron con algunas de ellas.
—¿Y cómo podía yo saber eso?
—No has querido saberlo —la condenó Peter—. Preferiste creer en las extravagantes noticias de la prensa. Aquel artículo fue una gran ofensa para mi familia y para las familias de las jóvenes. Está por debajo de nuestra dignidad desmentir una falacia de esa altura.
De repente, Lali, que siempre se había enorgullecido de su apertura de mente, quedó aturdida por los prejuicios que le habían hecho creer sin dudar en la noticia... simplemente porque le convenía mantener las barreras con él lo más fuerte posibles.
—No sé que decirte —murmuró trémula.
Peter no estaba casado. Nunca había estado casado. No había tenido a otra mujer en su vida. El cerebro le estaba funcionando con cortas sacudidas eléctricas desmoronando las barreras tras las que se había escondido durante dos años. Sin aquella protección se sentía débil y desvalida. Ya podía sentir una oleada de alivio.  Peter estaba libre y eso le asustaba a muerte.
—¿Cómo te has hecho daño?
Lali alzó los párpados con sorpresa y sin ninguna advertencia, Peter le alzó la mano. Los feos arañazos que le había hecho Belen destacaban contra su el blanca.
Le temblaron los dedos bajo su roce Bajó la vista hacia Peter observando sus pestañas de color ébano acariciando casi sus pómulos. Cuando quería, sabía ser increíblemente delicado.
Tragó saliva, echó la cabeza hacia atrás y sintió una punzada de culpabilidad como una cuchilla en el cuello. «¿De verdad creías que iba a pegarte?»; se preguntó.
—Te lo hizo Belen, ¿verdad?
—No importa —contestó ella con la voz quebrada.
—Amenazó a la familia de Zulema, pero ésta tuvo la fuerza de ánimo de venir a verme. Pero cuando consiguió llegar hasta mí había pasado una hora. Yo estaba con mi padre. Hay que curar esos arañazos para evitar que se infecten. Deberían haberlo hecho anoche —murmuró Peter frunciendo el ceño, le soltó los dedos, y se incorporó.
Lali no podía soportar que se alejara de ella pero pudo sentir la distancia en él como una fría barrerá de hielo. Y no le culpaba. Por su hostilidad. Luz verde y después luz roja. Sintió un violento sonrojo y recordó que le había dicho que si la dejaba irse se arrepentiría el resto de su vida. También recordó lo furiosa que se había sentido cuando él había dicho que le había dado la segunda oportunidad.
Algunas verdades herían mucho el orgullo, reconoció con pena. Qué cobarde había sido dos años atrás, abrasándose ciegamente a los prejuicios y negándose a escuchar a su propia inteligencia excepto para lo que quería oír. La realidad era que no había tenido el valor de derribar la barrera de su inseguridad.

9 comments:

  1. y si toda la razon peter, deberia dejarla que se vuelva a su casa por cabezona jajaaj ♥

    ReplyDelete
  2. necesito mas novela

    ReplyDelete
  3. me encanta tu noveee :D
    yo tmb estoy excribiendo si queres pasar un besos
    http://amorypasionlaliter.blogspot.com.es/

    ReplyDelete
  4. Aww no es como todos los árabes Peter que bueno q ya le dejo en claro todo

    ReplyDelete