capitulo 65

El rostro ansioso de Caridad se iluminó en el instante en que vio a Lali acercarse por el parque. -¡Gracias a Dios que has venido! -exclamó levantándose del banco.
-No quería mezclarte en esto, Caridad, en serio. Sólo te llamé porque necesitaba que le dieras un mensaje a Peter, pero ahora veo que ha sido un error...
-¡No, de ningún modo ha sido un error!
-Sí, lo es -suspiró Lali-. No quería escribirle una carta, no sabía qué decirle... y tampoco quería hablar personalmente con él pero... nunca hubiera debido de involucrarte en esto.
-¡Lali, Peter está destrozado!
-¿Le diste mi mensaje?
-¿Acaso crees que diciéndole que estás bien y que quieres el divorcio va a sentirse mejor? -preguntó Caridad extrañada.
-Es lo mejor. ¿Te acordaste de decirle que le dejaré ver al bebé siempre que quiera?
-Sí, pero no le sirvió de consuelo como tú creías - respondió Caridad -. Al fin y al cabo el bebé no nacerá hasta dentro de seis meses...
-Bueno, eso no puedo evitarlo. ¿Está aún en París?
-No, según Agustin se pasó la semana buscándote. Y después se agarró la peor borrachera de su vida. Agustin lo trajo a casa a dormir la mona en la habitación de invitados...
-¿La peor qué? Cuéntamelo otra vez.
-Muy bien. Por orden cronológico: Peter se levanta y se encuentra con tu nota, ¿no es así?
-No lo sé, para entonces yo ya me había ido. Supongo que se marchó a París.
Aquella misma noche Lali había metido unas cuantas cosas en la maleta y había salido del apartamento decidida a evitar cualquier nueva disputa con Peter. Sentía que habían discutido demasiado, que sólo le quedaba su orgullo. Y sólo podría conservar ese orgullo manteniéndose a distancia de Peter, al menos hasta que pudiera controlar sus reacciones.
-Bueno, pues si me permites decirlo la mayor parte de los maridos no discuten y luego simplemente
siguen adelante como si fuera un día normal y corriente -explicó Caridad-. Incluso los más testarudos como Peter tienen sus sentimientos.
-Escucha, tú estás de su parte porque no comprendes nada y lo conoces a él mejor que a mí, pero...
-¡Qué va! La verdad es que me ha sorprendido mucho cómo se lo ha tomado. Nunca pensé que Peter dormiría una borrachera en mi casa.
-Así que se pasó la primera semana buscándome... -dijo Lali expectante, incitando a Caridad a contarle más.
-¿Cómo crees que nos enteramos nosotros de que habías desaparecido? Peter llamó a Agustin. Y estaba realmente de mal humor. Tuviste suerte de no estar delante.
-Nunca le he visto beber... -confesó Lali.
-A la segunda semana, sencillamente, se derrumbó. Se sentó y se puso a beber y a beber hasta el estupor. Agustin estaba terriblemente preocupado por él. Peter nunca hace ese tipo de cosas. Lo tienes bien agarrado, Lali y creo que si de verdad has decidido abandonarlo deberías de haberlo hecho de un modo más considerado. -¡Pero si le dije que me marchaba! -se defendió Lali levantando el mentón.
-¡Pero él no creyó que lo decías en serio!
-Para mí era evidente que nuestro matrimonio no funcionaba.
-Pues el día de vuestra boda yo pensé que estabas loca por él, y cuando comimos juntos a la semana de volver de Chindos me lo pareció aún más. Te pasabas el tiempo hablando de él.
-Y estoy loca por él -musitó Lali.
-Pero entonces, ¿porqué diablos le estás haciendo esto? -preguntó Caridad paralizada.
-Espero que se lo hayas contado absolutamente todo, Caridad -intervino entonces Peter-. La búsqueda interminable, la desesperación, las borracheras y los ataques de autocompasión...
Ambas mujeres se dieron la vuelta. Candela ruborizada, Lali pálida. Pero Peter sólo tenía ojos para su mujer. Candela, con un gesto de culpabilidad, dio un paso atrás.
-Esta vez sí que la he hecho buena, ¿verdad? -inquirió Peter.
-Peter... ¿me permites que te diga que no es ésa la actitud que deberías de tomar? -sugirió Caridad.
-No... tú no sabes qué ha pasado, ni nunca lo sabrás -le informó Peter-. Es una suerte que hable en griego cuando bebo. Lo que ha ocurrido aquí es y continuará siendo un misterio para ti, Caridad.
-Caridad... -murmuró entonces la pelirroja con aires de superioridad antes de marcharse.
Peter se quedó perplejo, perdió el color.