Wednesday, June 17, 2015

capitulo 19

En dos largos años Peter no se había olvidado de ella... ¿Por qué? En Inglaterra, Peter se había portado con ella como si hubiera seguido una rígida estrategia militar. La había inundado de flores y joyas caras. Un solo par de meses en el campus de la universidad le había bastado para aprender exactamente lo que las occidentales esperaban de un príncipe árabe.
Ella le había devuelto las joyas, pero cuando había demostrado no estar impresionada por su acoso, él no había cejado en el empeño.
Entonces había cambiado de táctica y había empezado a invitarla a conferencias y a la ópera en vez de a discotecas.
Y ella había seguido excusándose sin decirle hasta el final:
—No estoy interesada... No me atraes... No me gustas.
Pero aquella había sido la mentira mayor que había dicho en su vida. Y lo terrible era que Peter sabía que había estado mintiendo y se había enfadado amargamente con su negativa a reconocer la fiera atracción que existía entre ellos. Por eso era por lo que no la había olvidado.
Se tapó la cara con las manos temblorosas sintiendo una confusión aterradora.
La cabeza le estaba dando vueltas ante sus propias incongruencias. De alguna manera, tenía que convencer a Peter de que la dejara irse, pero estaba segura de que Peter creía que ella debía sentirse halagada por haber hecho tantos esfuerzos por llevarla hasta Datar, sobre todo cuando sus maniobras iban acompañadas de intenciones honorables.
¿Honorables? Y ella había dañado severamente su ego al rechazarle en Inglaterra. Así que él, con su arrogancia y obstinación le había ofrecido un premio que creía que ninguna mujer en su sano juicio rechazaría. Estaba loco.
Aparte del hecho de que lo odiaba, ¿es que no veía Peter que los separaba un mar de culturas? ¿Por qué se negaba a entenderlo? Deseaba gritar y arrancarse el pelo a la vez.
Sin previa advertencia, la puerta de la habitación se abrió. Asombrada, Lali contempló a la preciosa morena que permanecía en el umbral. Llevaba un fabuloso traje de brocado de color limón de un diseño muy sofisticado. Unos enormes ojos castaños sobresalían encima de los pómulos exóticamente alzados y la boca roja de botón se arqueó en una mueca de rabia.
—Yo soy Belen.
Lali se quedó paralizada con un tumulto de emociones, pero el horror fue la mayor de ellas. La esposa de Peter. No podría haber abierto la boca ni aunque su vida dependiera de ello. Sólo deseaba que se la tragara la tierra.
Belen la examinó sin disimular la mirada de odio
—¡El pelo del color del oro! —soltó—. ¡Fea perra inglesa!
Aquella no era la pobre mujer atormentada y llorosa que había visto poco antes, pensó aturdida Lali. De hecho, ni siquiera quedaba rastro de haber llorado en su preciosa cara. Tenía una expresión de extrema violencia e incontrolable furia que Lali temió sufrir algún ataque físico.
—Crees que puedes ocupar mi lugar.. pero déjame decirte lo que te dará Peter. Te dará un falso matrimonio, no el auténtico. Muta... eres tan inteligente que deberías saber lo que significa muta. Es un matrimonio concertado para un día, una semana, como máximo un mes o dos y ni siquiera requiere divorcio. Los hombres lo usan para tomar a las mujeres que desean y después dejarlas tiradas.
Lali sólo tenía una vaga idea de lo que significaba la palabra muta y aun así no le importaba lo que los dataris reconocieran como un matrimonio temporal. Aquellos acuerdos podían satisfacer a una sociedad que condenaba las relaciones sexuales fuera de los límites del matrimonio. El pecado y la vergüenza quedaban por tanto evitados.

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