Saturday, June 20, 2015

capitulo 42

El corazón le dio otro terrible vuelco cuando él la rodeó y la presión de su firme boca se hizo más insistente.Peter utilizó su lengua en un ondulante avance por su tierno interior y una oleada de placer le hizo soltar un gemido atormentado.
Las manos de Lali se enterraron en el espesor moreno de su pelo atrayéndolo hacia ella mientras el pulso de deseo atenazaba todos sus músculos. «¿Qué estás haciendo?», le dijo la voz de la conciencia. Pero se sentía impotente mientras la barrera de su resistencia se resquebrajaba y se desbordaba todo el deseo que había reprimido tanto tiempo. Un gemido incoherente se escapó de su garganta mientras él elevaba el ardor del beso con erótica maestría para emular una posesión mucho más íntima. La temperatura se le disparó por las nubes y un ardiente placer la sofocó.
—Peter... —murmuró cuando él se separó de su boca inflamada.
Con una radiante sonrisa, él le apartó las manos de su pelo y le besó cada una de las palmas. La mirada turbia de ella se clavó en la de él cuando empezó a deslizar los finos tirantes de seda por sus hombros y sintió un escalofrío de pánico que casi rompió el hechizo.
Pero Peter apretó de nuevo la boca contra la de ella y la cegadora oleada de pasión la asaltó de
nuevo.
Cuando salió como una nadadora novata que se hubiera sumergido a demasiada profundidad, sus senos estaban desnudos, inflamados y sus pezones vergonzosamente erizados.  Peter cerró una mano sobre la de ella cuando intentó cubrirse.
—No te avergüences... disfruta de tu belleza como hago yo —la apremió con voz ronca—. Tu pelo tiene la gloria de¡ amanecer y tu piel el brillo de las carmelias blancas.
Allí echada, Lali sintió todo su cuerpo arqueándose hacia él y se quedó sin aliento.
—Pura... sin mancha.
Peter curvó los dedos reverentes sobre un montículo tembloroso y a ella se le contrajo el estómago y cerró los ojos ante la intolerable sensación que su dedo estaba produciendo en el sensible pezón.
Peter abarcó sus senos, los contoneó y exploró con manos expertas y después bajó la cabeza morena para devorar un botón rosa en el ardor de su boca dejándola sentir sus dientes y el frote sensual de su lengua. El corazón se le desbocó a Lali y perdió todo el control mientras arqueaba la espalda y se le escapaba un gemido febril. De repente estaba ardiendo viva en una oleada de atormentado placer.
No podía permanecer quieta. Sus uñas se clavaron en la suave sábana y después volaron instintivamente hacia él, arañándole los hombros, enterrándose en su pelo hasta que con un gemido ahogado, Peter tomó su boca de nuevo con una apasionada urgencia que la consumió. Entonces deslizó uno de sus fuertes muslos entre los de ella mientras- sus dedos jugueteaban sobre su tembloroso vientre.
Se agachó para besar sus senos de nuevo cubriendo la carne ya febril con ardientes y ansiosos besos. Se movió hacia la barrera de seda que cubría sus finas caderas deslizando una mano acariciante a lo largo del sedoso muslo de ella y dibujando todo el contorno de la extremidad temblorosa hasta el remolino de fieros rizos que ocultaba el verdadero corazón de ella. Un sonido estrangulado escapó de los labios de Lali cuando él encontró la fuente del más insoportable placer.
Peter se inclinó sobre ella y le asió por el pelo mientras su cabeza se agitaba sobre la almohada con frenesí.  Lali tenía los ojos muy abiertos y nublados de pasión.  Peter la miró como un ansioso conquistador, sus brillantes ojos esmeralda cerrándose en los de ella mientras apretaba los nudillos en el punto más sensible de su cuerpo palpitante y murmuraba roncamente:
—Ahora dime que no te imaginaste esto la primera vez que posaste los ojos en mí. Dime que no te viste yaciendo bajo mi cuerpo, con el tuyo ardiendo por mi posesión...
—Yo... yo... —jadeó.
—Sólo con verme me deseaste.
—¡No!
—Al instante, de forma desesperada e inolvidable. Sentiste lo que no habías sentido nunca antes. Un reconocimiento sexual tan poderoso y consumidor que los dos los vimos a la vez.
—No.

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