Tuesday, February 9, 2016

capitulo 23

-Yo te encuentro a ti enervante -le comunicó Peter después de una pausa. Lali lo miró, perdiéndose en las profundidades de los ojos de reflejos esmeralda. El corazón le dio un vuelco y a la vez le remordió la conciencia. Desvió la vista, pero en su mente se reflejó la imagen del triste e inteligente niño que una vez Alejo le describió apenado. A los cinco años ya era un cínico, con una gran desconfianza en los adultos. El inoportuno resultado de un precipitado matrimonio, Peter había sido de bebé el juguete de una rica y joven madre. Sus padres se separaron antes de que él naciese. Su padre quiso que su mujer abortase, y cuando ella se negó a hacerlo, se consideró absuelto de cualquier responsabilidad que no fuese la económica. Cuando Peter comenzó a caminar, la joven Magdalena se dio cuenta de que requería más atención de la que ella estaba dispuesta a darle, por lo que lo dejó en manos de una larga sucesión de niñeras hasta que el niño tuvo edad para meterlo en un internado. Y luego, muchas veces encontró más cómodo dejarlo allí que tenerlo consigo durante las vacaciones de verano. Magdalena era muy inmadura. No tenía padres, así que carecía de su apoyo. Muchas veces tuvo buenas intenciones, pero era muy egoísta. Siempre le prometía a Peter una visita, pero siempre le fallaba. Uno de sus muchos maridos la alentó a que hiciera un mayor esfuerzo durante un tiempo, pero pronto desapareció de la escena. Así que no era sorprendente que Peter fuese un solitario, reflexionó Lali, arrepintiéndose de haberlo censurado. Había sido injusta y cruel. Peter no podía evitar ser así. Cuando Alejo se hizo cargo de él, a los doce años, el daño ya estaba hecho. Peter se había cerrado a sus emociones. Nunca había tenido un hogar verdadero, ni hermanos que le tomaran el pelo, nunca lo habían querido y apreciado por sí mismo, excepto Alejo. -¿Por qué me miras así? -preguntó Peter frustrado mientras la limusina se detenía junto a la zona privada donde los esperaba un helicóptero. Lali no respondió porque de repente se había dado cuenta de que Alejo era probablemente la única persona en el mundo a quien Peter quería. Y le pareció que el esfuerzo que Peter estaba haciendo para procurarle felicidad era de lo más tierno, lo más indicativo de que... los ojos se le llenaron de lágrimas otra vez. -Está bien -dijo Peter, haciendo un gesto para calmarla, lo que pareció raro en él-. Quizás no te guste el helicóptero, pero la alternativa es horas de coche por las montañas... -En realidad pensaba en ti -dijo acongojada, arrancando su húmeda mirada de la de él. -No pienses en mí. Realmente no quiero que pienses en mí. Lali asintió. Peter le tomó la mano y le puso el opulento anillo de compromiso. -Haré todo lo que pueda para convencer a Alejo, te lo juro -prometió Lali fervientemente-. Me comportaré como él esperaría que me comportase si estuviese enamorada. Trataré de pensar en ti como pienso en Benjamin -le confió. -Podría resultar peligroso. Quizás te enamores de mí. Lo miró con tal asombro en los ojos que Peter le devolvió la mirada. -Puede que sea un frío niño mimado, pero no quiero que esta pantomima cause ningún daño - le dijo con fría expresión en la cara-. Una mujer que se pone a llorar cuando un pececito ejerce el canibalismo tiene que ser más vulnerable de lo común. Cuando aquel día te vi en la fuente preguntándole cómo podía haberse rebajado a comerse a su hermano, decidí que eras de otro planeta. -Les tomo mucho cariño a mis animales, pero no hay peligro de que me enamore de ti -le respondió Lali furiosa y se subió al helicóptero sin mirar atrás. Mientras sobrevolaban las sierras andaluzas, Lali se quedó ensimismada. Por fin se había dado cuenta de qué era lo que le sucedía. Peter era guapísimo y obviamente ella había reaccionado a su atractivo sexual. No era que la atrajera mentalmente, razonó, sino que le atraía su físico. Como cuando tenía un poco de hambre y se imaginaba un postre delicioso. Era tonto, inocuo y sin sentido. Ya que había comprendido cuál era el problema, decidió controlarse de ahora en adelante. Poner a Peter en el mismo plano que una tarta de chocolate la hizo sentirse menos amenazada y nerviosa. Pronto superaría esa tontería. Cuando el helicóptero comenzó a descender, ya atardecía. Lali vio un valle escondido con un denso bosque y un serpenteante camino que se perdía en la distancia. Una hermosa finca se extendía en una ladera. Su tejado rojo y blancas paredes brillaban en la semioscuridad. El helicóptero descendió a un helipuerto dentro de los muros de la propiedad.

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