Thursday, February 25, 2016

capitulo 50

— Veo que la idea te confunde. ¿De qué otra manera podríamos vivir en paz? Cuando te forcé a casarte conmigo, pedí algo imposible y ya lo acepté. — Sí – dijo Lali. Comprendió que él había dominado el deseo que sentía por ella y si ya no la veía como mujer sexualmente atractiva, no sentiría celos. Amigos... no quería a Peter como a un amigo, no podía cambiar sus sentimientos, ya era demasiado tarde. El le sonrió. — Ya no habrá escenas angustiosas entre nosotros. Me siento feliz al saberlo. Lali no se sintió feliz al escucharlo. ¿No comprendía Peter que esos días que pasaron en Kordos fueron un período necesario de ajuste? Antes de que sucediera la desagradable escena en la playa, se formaba un entendimiento frágil entre ellos, a pesar de los celos que él sentía. Su comportamiento ese día la estremeció y tal vez sucedió lo mismo con Peter. Ahora él actuaba de una manera previsible, comprendía que había cometido una falta. Tal vez ella fue la causante de esa falta. Ahora, Peter trataba sus problemas con lógica y Lali apreciaba eso. APARTE de la náuseas durante el vuelo a Pisa, Lali estaba bien, pero cuanto más se acercaban al final del viaje, más tensa se sentía. Casa del Fiore fue su prisión durante su separación y asociaba a la villa del siglo dieciocho con recuerdos felices. Peter no parecía sentimental al respecto. La casa estaba en las afueras de Florencia, en las colinas toscanas. La primavera florecía. Lali recordó que su primer día que visitaron Casa del Fiore, ésta estaba rodeada de hierbas crecidas y flores silvestres y que su descuidada fachada color de rosa brillaba bajo el sol que se ponía. Después de que el agente se fue, Peter le hizo el amor entre las flores. Lali se ruborizó y en seguida palideció, parecía que los recuerdos era su único consuelo. Peter se cansó de ella mucho antes de su primer incidente. Lali estaba convencida de ello.¿Cuándo se negó Peter algo que todavía deseaba? — Bienvenida a casa – murmuroPeter cuando el auto cruzo los pilares al principio del largo sendero. Lali recordó que fue ella quine escogió la casa, no Peter. Se entusiasmó por todas las mejoras que tendrían que hacer su voluntad. Lali se encargó de transformar el interior de la casa y de luchar con los trabajadores italianos que siempre le decían domani y pasaban sobre ella para hablar con Peter, quien nunca tuvo tiempo o el interés para tratarlos. Al separarse, suspendió las obras, dejando sólo unos cuartos terminados. Santino fue el primero en bajar del coche, ansioso por explorar. Peter nunca lo llevó a visitar esa casa, puesto que cerró la villa y nada más dejó un vigilante. Todo el personal era nuevo y sonriente los recibió en el vestíbulo. La horrible alfombra rojo cereza que ella escogiera para el suelo todavía estaba allí. Lucrecia, el ama de llaves, le sonrió y tan pronto como terminaron las presentaciones, Lali se olvidó de Peter y se dedicó a explorar. Era como regresar en el tiempo, todo estaba como ella lo dejara. — Veo que no usaste la casa – comentó Lali al escuchar los pasos de Peter detrás de ella — . No tiene buena apariencia. — Me agrada – dijo Peter — . Tiene un encanto especial. En el piso superior, Lali sintió un nudo en la garganta al mirarla puerta de la habitación que compartieran. ¿Cómo podia Peter llevarla a esa casa? ¿No tenía sentimientos? Hacia cualquier lado que volviera la cara, veía algo del pasado.Peter le tomó la mano y dijo: — ¿Fue un error traerte acá de nuevo? Amaste esta casa. — ¿En dónde colocaremos a Satino? – preguntó ella sin responder y caminó por el corredor para mirar las habitaciones vacías. Sólo había amueblado una habitación para huéspedes y Peter tampoco cambió eso. — Yo usaré el vestidor de nuestra habitación – dijo Peter, como si pudiera leerle la mente. Lali asintió y se ruborizó. Lo primero que tendría que hacer era amueblar esa pequeña habitación para que Peter la ocupara. — Tengo mucho que hacer – murmuró Lali. — No debes cansarte demasiado . estaré aquí y podrás pedirme lo que necesites. Lali rió. — Peter, la última vez que te presenté un muestrario de papel tapiz, colocaste un expediente encima de él. — Con seguridad a menudo herí tus sentimientos – comentó — , eso no volverá a suceder. — No espero que te dediques a las trivialidades de la casa – comentó Lali. Más tarde lo vio desde la ventana de su habitación. Jugaba a la pelota con Santino. Lali observaba cómo abrazaba con afecto a su hijo, parecía feliz. Peter colocó un muro entre ellos, el cual ella no quería y sin embargo, él parecía feliz. Peter sólo luchó contra su orgullo al decidir que debería optar por una relación platónica.

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