Thursday, February 18, 2016

capitulo 11

— te lo advertí – le dijo Vickie — . Los extranjeros son diferentes. Peter puede haberte hecho vivir una aventura maravillosa, mas no se es divertido como marido. Te tiene encerrada. Te embarazó porque quiere atarte todavía más. ¿No te das cuenta de lo que te hace? ¡Te está sofocando! Para no opacar la alegría de Vickie esa noche, Lali hizo todo lo posible por demostrar que se divertía. Recordaba poco acerca de los últimos momentos de la fiesta. Bailó con un fotógrafo norteamericano llamado Jeff y la hizo reír. Con seguridad bebió demasiado. A la mañana siguiente, Vickie la despertó y Jeff estaba acostado en la cama a su lado. Un segundo después, Peter apareció en la puerta y de no haber estado esperando un hijo, estaba segura de que Peter la hubiera matado allí mismo. Sin pronunciar palabra, Peter salió del apartamento. Jeff se retiró de inmediato. Lali estaba impresionada y horrorizada al darse cuenta de que fue a la cama con otro hombre. Vickie se culpó por lo sucedido. — No le di importancia a lo que hiciste anoche – dijo Vickie — . Pensé que ya era tiempo de que abandonaras tus reservas, pero... ¿cómo iba a saber que Peter llegaría a las siete de la mañana y forzaría su entrada? No fue la culpa de Vickie. En un estado depresivo, Lali tenía que aceptar que se metió en la cama con un extraño. Pasaron seis meses antes de que volviera a ver a Peter. Ella regresó a su casa en Florencia y se encontró con que él ya no vivía allí. Una semana después, llegó un abogado y le entregó los papeles de la separación. Para Lali parecía muy importante el intentar decirle a Peter que Jeff no le hizo el amor. Una mujer sabía cuando había hecho el amor y Lali lo confirmó ese mismo día, cuando se calmó lo suficiente. Intentó localizar a Jeff antes de partir de Venecia, aferrada a la esperanza de que él le dijera lo sucedido entre ellos. Aunque el encuentro le resultara desagradable y vergonzoso, tal vez habría conocido los hechos reales. En el fondo de su mente, tenía la esperanza de que Jeff mitigara lo sucedido, o le diera una explicación inocente que resolviera el problema. Sin embargo, ni siquiera tenía el apellido, o la dirección de Jeff. Vickie confesó que no sabía quién lo llevó a la fiesta y sugirió que sería mejor dejar el asunto por la paz. Lali, con terquedad, se negó a aceptar la realidad de que para Peter, un beso, una caricia, un retozo en la oscuridad... no cambiaba nada. No era el grado de la ofensa, sino el haber traicionado su confianza. Los meses que duró el embarazo en Florencia, fueron una pesadilla. Lali permaneció encerrada, torturándose con la culpa y pidiendo que Peter al fin quisiera visitarla. El no lo hizo. La familia de él también la dejó sola. Sólo Dios sabía lo que él les dijo. Al fin, Lali aceptó el hecho de que Peter no estaba satisfecho con su matrimonio antes de la fiesta de Vickie. ¿Por qué iba a querer escucharla, si rompió los votos matrimoniales? — Ya llegamos. ¿Por qué estás tan callada? – preguntó Vickie. Lali volvió al presente y miró su cabaña sin luz. Vickie le colocó su bolso sobre las piernas. — Gracias – dijo Lali y suspiró — . ¿Regresarás a casa? — No, conduciré hasta el pueblo – Vickie la miró con desconcertante ira — . Con honestidad, pareces una suicida. Peter no merece más sufrimiento de tu parte. Fue un mal marido, el hombre más egoísta, tirano y de mente cerrada que he conocido. ¡pensé que ese día, te estrangularía! — Vickie – imploró Lali. — No puedes ser tan sensible. De acuerdo, te metiste en la cama con otro hombre. ¿Crees que el querido Peter pasó todos esos viajes de negocios durmiendo solo? Todavía tienes mucho que aprender de los hombres europeos. Algunas veces, Lali deseaba que él la hubiera matado aquel día. Sin embargo, le quitó algo sin lo que ella no podía vivir. El. Vickie no aceptó ni una taza de café y se fue. Desilusionada por su partida rápida, Lali abrió la puerta principal. Se sentía vacía. La cabaña estaba fría y no se molestó en encender la luz. Descolgó el teléfono. Fue a su habitación y se desvistió antes de meterse en la cama helada. Desde su divorcio, mantuvo sus emociones bajo control. Nada la lastimó desde entonces, pero eso no funcionó con Peter ese día. Hubiera sido maravilloso el no sentir ninguna emoción hacia él. Logró dormir al amanecer. El timbre de la puerta la despertó. Fijó los ojos en el reloj de mesa, pero había olvidado darle cuerda. Se levantó de la cama temblando de frío, se puso la bata y fue a abrir la puerta.

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