capitulo 17

-Te enseñó todas las cosas malas y ninguna buena -dijo Lali-. ¿Cómo te atreviste a decirle a Katy que su madre era una... -¿No puedes decir la palabra? ¿Podría ensuciar tu lengua el decirlo? -preguntó Peter. -Fue una crueldad decirlo delante de Katy. Una chica necesita la ilusión de una madre y tú se la has quitado. Después de todo, ella ya ha muerto y ya no puede hacerle daño a Katy. -Pero recordarla le haría daño. No quiero hablar de Elise contigo. -No te estoy pidiendo que lo hagas -dijo Lali evitando su mirada-. Pero sería muy amable por tu parte que no le hablaras a Katy mal de ella. -No puedo hablar contigo -dijo Peter muy enfadado-. Siempre terminamos discutiendo, diga lo que diga. -Perdóname por respirar -contestó Lali. -¡Maldita seas...! Peter se enfadó bastante y empujó a Lali contra los cojines. La lista de invitados que estaba haciendo Lali quedó completamente estrujada al caer encima de ella. -Haces que toda la sangre se me suba a la cabeza -dijo Peter-. Nunca en mi vida quise golpear a una mujer con tantas ganas como a ti. Por lo tanto, no me presiones más. Lali no dijo ni una sola palabra. Peter se había puesto muy violento y le daba miedo. Se sentó y trató de no remover más las cosas. Peter se quedó mirando el rostro pálido de Lali. -Me tienes miedo, ¿verdad? -preguntó Peter mirándola a los ojos-. Creo que sí me tienes miedo. Por eso estás más a la ofensiva conmigo. La ofensiva es la mejor defensa. Así es como tú lo ves, ¿no? Lali dejó la lista a un lado y se levantó, intentando apartarse de Peter. -Tengo que ayudar a Aggie -dijo Lali muy nerviosa. -No tienes que hacerlo. No tienes que huir ni esconderte. -Tendré cuidado con lo que diga de ahora en adelante. Eso te satisfará, ¿verdad? Peter frunció el ceño y la miró. -Tienes miedo -dijo Peter. Lali se dio la vuelta, fue hacia la puerta y al salir dio un golpe. Después de aquello, Peter estaba siempre cerca de ella. Y eso a Lali la ponía muy nerviosa. Mientras tanto, Lali daba largos paseos por el rancho, siempre fascinada por lo que le rodeaba. Katy le había dicho que en primavera había muchas flores, y Lali, que nunca había estado allí en aquella época del año, se lo imaginaba como una explosión de maravillosos colores. Pero todavía era invierno y nada podía florecer, excepto la creciente atracción de Lali hacia Peter. Ella se sorprendía a sí misma mirándole fijamente cuando él no la veía. Se estaba haciendo cada vez más difícil para Lali no mirarle cuando se reunían para cenar. Y en cambio, Peter la miraba a ella con esa extraña y calculadora expresión. El día de la boda, Lali se puso el traje de novia, pero en sus ojos se veía la incertidumbre. ¿Estaba haciendo lo más adecuado? ¿Era lógico que él la forzara a un matrimonio que podía destruirla? Lali tenía miedo de Peter, pero no por las razones que él creía. Ella le temía porque le amaba. Ese enfrentamiento violento en el vestíbulo le había hecho ver a ella cuánto le quería. Pero Peter no quería nada de ella, tan sólo sus acciones, y él se lo había dejado bien claro. ¿Podría Lali arriesgarse a vivir tan cerca de él y que pasara un día tras otro sin dejar entrever que le quería? Peter era muy sagaz, y si él lo descubría, cada vez que discutieran podría mofarse de sus sentimientos. Cuando Lali iba a bajar las escaleras, estuvo a punto de echarse atrás. Pero ya era demasiado tarde. Los invitados, los amigos de Peter y toda la familia Lanzani, estaban esperándoles en la misión de las afueras de San Antonio. Lali se sintió vacía, igual que cuando murió su madre. Vivir con un hombre como Peter iba a ser una experiencia penosa. Lali cogió el ramo de rosas blancas y rosas y bajó las escaleras.