Tuesday, March 15, 2016

capitulo 31

El amor tierno de la noche fue disminuyendo y Peter comenzó a vestirse al abrigo de una luz tenue. Lali no se dio cuenta cuando Peter apagó la luz. Él cogió la camisa y se quedó mirándola sin que Lali pudiera leer con mucha claridad en sus ojos. Lali se echó por encima la sábana porque no podía soportar esa mirada. -Ahora ya lo sabes, ¿verdad? -le dijo Peter con una sonrisa-. Sabes que te deseo hasta tal punto que me volvería loco. Pero no creo que me vayas a poner una soga al cuello por ello. Tú no podrías ser mi dueña. Ni aunque me dieras un hijo. Le diré a Aggie que cambie todas tus cosas a mi habitación y de ahora en adelante, dormirás conmigo. -Pero... tú dijiste... que también querías un hijo -dijo Lali tartamudeando. -¡Dios mío, yo te quería a ti! Estaría de acuerdo con cualquier cosa con tal de obtener... Peter suspiró y se dio la vuelta-. Hacía meses que no estaba con una mujer, y eso era mucho tiempo. Todo el whisky que tomé me afectó bastante. Tú te quitaste el camisón y te acercaste a mí como una Venus. Soy un ser humano y tienes que comprenderlo. Lali se abrazó a la almohada y las lágrimas corrieron por su rostro. Durante unas horas Lali había pensado que él había estado tan fascinado como ella, y que lo que habían compartido había sido también para Peter algo mágico y maravilloso. Pero todo había sido una farsa, al igual que su matrimonio. -Lamentarse, no te servirá de nada -le dijo Peter-. Recuerda que todo fue idea tuya. Lali no contestó. No podía. Se le hizo tal nudo en la garganta, que no pudo decir una sola palabra. Peter se quedó de pie delante de la cama durante unos segundos y Lali pensó que quería decirle algo. Pero se limitó a darse la vuelta y a salir de la habitación dando un portazo. Lali se levantó e intentó hacerse a la idea de que todo iba bien. Se puso un vestido de punto beige que había hecho traer desde Georgia y se recogió el pelo en la nuca. No se molestó en ponerse un poco de maquillaje porque nadie la iba a ver, excepto Peter. Y a él no le importaba el aspecto que tuviera. Le había deseado mucho y le había amado. Lali creía que ella le importaba algo... pero lo único que le importaba era el sexo. Lali sonrió ante su propia ingenuidad. Por la noche volvería a dormir con él y todo podría volver a ocurrir de nuevo. Pero se prometió a sí misma que su respuesta no sería tan desinhibida. Peter no iba a conseguir que ella repitiera esa locura, no cuando sabía que la odiaba por tentarle. Lali cogió el cepillo y estuvo a punto de tirarle contra el espejo. Si no hubiera sido tan estúpida y confiada, no le hubiera pasado aquello. Como si nada hubiera ocurrido, Lali fue a la habitación de Katy y llamó a la puerta. La abrió y asomó la cabeza. -¡Oye! -le dijo Lali-. Creo que Santa Claus ya ha venido. ¿Quieres bajar y mirar? -¡Oh, vamos! -exclamó Katy y se puso la bata y las zapatillas. Lali apoyó su mano sobre el hombro de Katy, temiendo un encuentro con Peter cuando llegaran abajo. Estaban todos los regalos que Lali había colocado debajo del árbol, pero también había algunos más. Se quedó mirando a un paquete enorme y rectangular, que estaba envuelto con papel marrón y con un lazo en la esquina. Quizás lo hubiera puesto Aggie. -¿No deberíamos despertar a papá? -preguntó Katy. -Supongo que sí -dijo Lali-. ¿Por qué no subes y llamas a la puerta? -No hace falta -dijo Peter desde el vestíbulo-. Me desperté muy temprano. Peter llevaba puestos solamente unos pantalones vaqueros y tenía una taza de café en la mano. Estaba descalzo y tenía un aspecto raro.

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