Friday, March 4, 2016

capitulo 7

Lali se inclinó en el asiento y cerró los ojos. -Tú no quieres que esté cerca de Katy, me lo has dicho muchas veces. Peter encendió un cigarrillo y continuó mirando al frente mientras entraban en la enorme ciudad de San Antonio. -Necesita una madre -dijo Peter-. He estado pensando en lo que dijiste la última vez que nos vimos. Creo que no tenías razón, pero estoy dispuesto a admitir que no andabas del todo descaminada. Ella se está haciendo una mujer fuerte. Quizás demasiado fuerte. Una influencia tuya no le vendría nada mal. Y además, te quiere. -Yo también la quiero -dijo Lali-. ¿Pero, qué me estás ofreciendo? Tú quieres controlar mis acciones y tener una madre para Katy pero, ¿qué saco yo con todo eso? -¿Qué quieres? ¿Acostarte conmigo? Supongo que podría esforzarme... -¡Maldito seas! -le gritó Lali enfadada. -Vamos, gatita, dime lo que quieres. -Que no me obligues a casarme contigo. -Esa es una decisión inevitable -dijo  Peter-. Si pasa lo peor y nosotros tenemos que llevarlo a cabo, yo mantendré tu casa y Katy y tú pasaréis los veranos allí. -¿Lo harías? -preguntó Lali. -Lo haría. -Podríamos pasar por el trámite de la boda y divorciarnos a los pocos meses. -¿Y qué pasaría con Katy? -preguntó Peter. -¡Oh! -exclamó Lali sorprendida. -Sí. Oh. Está muy contenta de saber que va a estar contigo. Está como loca. Le dije que tú vendrías para decidir si nos casábamos o no. -Ella nunca se creerá que quieres casarte conmigo -respondió Lali. -¿Por qué no? -dijo Peter con una sonrisa en los labios-. Le dije que yo te quería y que esperaba conquistarte. -¡Eres un bastardo...! -Uh, uh, uh -le amonestó Peter-. Esas palabras no son propias de una señorita. -Ni Satán haría eso -dijo Lali-. Peter, por favor, déjame marcharme a casa. No puedo luchar contigo. Estoy muy cansada. -Entonces no lo intentes. No vencerías. Lali se echó a reír. -¿Crees que no? Lali miró por la ventanilla del coche mientras se dirigían al sur de San Antonio. Las lágrimas aparecieron en sus ojos, al pensar en lo lejos que estaba en su casa. Y de su madre. Un sollozo salió de su garganta y empezó a llorar. Había intentado controlarse, pero ya no podía más. -¡Dios mío, no sabes ni llorar como una persona normal! ¡Basta! Lali se limpió las lágrimas. -Yo la quería. Tan sólo han pasado dos días, por favor, Peter... -Esas lágrimas no la traerán a la vida. Y en las condiciones en que estaba, ¿te gustaría que hubiera seguido con vida? Peter no podía entender el dolor porque no lo había pasado.

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