Friday, August 28, 2015

capitulo 10

-¡Aun estamos casados, porque nuestro matrimonio ni fue anulado, ni disuelto por un divorcio.
-¡El matrimonio fue anulado! -gritó Lali.
-¿De verdad lo crees? -objetó Peter, en un tono que la hizo palidecer.
-No es sólo una creencia -argumentó Lali, con vehemencia-. ¡Es la pura verdad! -¿Te tramitó los papeles la empresa de abogados Sweetberry and Hutchins? -preguntó Peter.
Lali parpadeó, insegura. Sólo había ido a ver a los abogados una vez, y de eso ya hacía cinco años.
-Sí, creo que era así como se llamaba. Y el hecho de que conozcas el nombre, implica que sabes que ya llevamos bastantes años separados.
-¿Sí? -Peter se fue hacia la ventana, dándose la vuelta antes de llegar-. La anulación de un matrimonio es como si ese matrimonio nunca hubiera existido. ¿Tu crees que si lo hubieran anulado hace tanto tiempo, habría dejado de tener algún tipo de obligación económica contigo?
Un tanto confusa, al no saber a dónde quería ir a parar, Lali asintió con la cabeza.
-Claro.
-Entonces me tendrás que explicar por qué te he estado manteniendo desde que te fuiste de Cerdeña -le dijo Peter.
-¿Manteniéndome? -Lali repitió, sin creerse lo que estaba oyendo-. ¿Tú?
-Yo esperaba que viniera a verme Diamond Lil al hotel La Rocca. Cuando vi aparecer el Fiat, me quedé sorprendido. Hubiera sido más correcto una limusina -musitó Peter.
Lali empezó a reír.
-No sé de lo que estás hablando. Llevo tres años trabajando. Yo nunca he recibido dinero tuyo.
Peter abrió las manos, en gesto muy expresivo.
-Pues si eso es cierto, alguien ha estado cometiendo un fraude desde la última vez que nos vimos.
Lali se quedó mirándolo.
-¿Fraude? -repitió ella. Aquella palabra la dejó un tanto asombrada-. ¿Quién ha podido cometer un fraude? ¿Cómo enviabas el dinero?
-Por medio de mi abogado.
-Pues debe ser un buen elemento -murmuró Lali, sintiéndose más débil que nunca. ¿Peter había estado enviándole dinero todos aquellos años? Aquello la desconcertó bastante, a pesar de no haber recibido ni una peseta. Porque en definitiva, no le debía nada. Incluso se sentía humillada, ante la idea de que él hubiera considerado que tenía obligaciones con ella.
-Lo mejor será no sacar conclusiones precipitadas -murmuró Peter, a quien no parecía preocuparle que alguien le hubiera estado timando durante años.
Lali recordó su encuentro con el señor Sweetberry en el destartalado despacho que aquel anciano abogado tenía. Un abogado que parecía sacado de una novela de Charles Dickens, al que sólo le faltaban unos mitones. Cuando se enteró de que ella se había casado en el extranjero, la miró con cara de sorpresa, seguramente porque nunca se le habría ocurrido que hubiera alguien que se pudiera casar fuera de Inglaterra.
-Es posible -comentó Peter-, que el culpable sea alguien mucho más cerca de ti que tu abogado...

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