Monday, August 31, 2015

capitulo 25

-¿Y por qué trabajabas en ese banco de Cagliari? -le preguntó con voz temblorosa, porque todavía no se podía creer que el hombre con el que se había casado cuando tenía dieciséis años, fuera el dueño del banco.
-Era el director. Mi padre pensaba que antes de ocupar un puesto en el consejo de administración, era mejor conocer la empresa. No quiso que estuviera en la sucursal de Cerdeña. Pero no sabía la razón por la que yo prefería esa localidad...
-¿Y el castillo que hay en la isla es tuyo?
-Heredé ese castillo el año pasado -le contestó él-. Pertenecía a mi padre, que lo tenía antes alquilado.
-Nunca me contaste nada de ti...
-A mí no me gusta mentir. Te contaba sólo lo que podía contarte. Además estabas tan contenta viviendo en tu mundo. Tienes que recordar que eras bastante inmadura y que nunca me preguntaste de qué vivía yo -comentó Peter-. De lo único que te quejabas era de que mi trabajo me tenía alejado de ti toda la semana.
Lali se sonrojó.
-¿Dónde vamos? -le preguntó, cambiando de conversación-. Este no es el camino por el que hemos venido...
-Vamos a Sienta, a ver a los Esposito -le contestó Peter.
Al oír que se dirigían a casa de su abuelo, Lali se quedó boquiabierta.
-¿Sienta? -repitió.
-No quiero que tu familia se entere de que has venido a Cerdeña y te has ido sin verlos... -¡No te hagas ahora el piadoso conmigo! -le recriminó Lali-. ¡Sabes tan bien como nadie lo desdichada que me sentí en ese pueblo! Mi abuelo podría haberle escrito a mi madre si hubiera querido y ella habría venido a buscarme de haber sabido donde estaba...
Peter detuvo el coche de nuevo. La miró con los labios apretados.
-No estoy dispuesto a decirte más mentiras, o medias verdades, para protegerte. Ya eres mayorcita para enfrentarte a la realidad. ¡Tu madre nunca intentó conseguir tu custodia! -¿Cómo lo iba a hacer, si no sabía dónde estaba? Mi padre siempre se estaba moviendo de un sitio para otro y ella pensó que yo estaría con él.
Peter suspiró.
-Cuando se enteró de que su hijo había muerto, Gino me dio permiso para que me pusiera en contacto con tu madre...
-¡No te creo! -gritó Lali.
-Tu abuelo me dijo que lo mejor era llamar a tu madre para que viniera a hablar con nosotros y decidir lo mejor para ti. Cuando fui a Londres, me acerqué a casa de Emilia y se lo dije. También le dije que estabas muy triste. Tu madre no movió un dedo.
-¡Eso no es verdad!
-Lo siento, pero sí lo es -aseguró Peter, su velada mirada encontrando sus negros ojos, retirándola con diplomacia a continuación.
-Tu madre supo en todo momento dónde estabas, porque tu padre la llamó el día que se fue de casa, para decirle que te llevaba a vivir con su familia. Emilia no tiene instinto maternal. El día que fui a visitarla, estaba en una fiesta con su segundo marido. A pesar de decirle que Nicolas había muerto, prefirió que siguieras viviendo donde vivías.  Lali giró la cabeza, las lágrimas le arrasaban los ojos. Peter le puso una mano sobre sus dedos y ella se la apartó con brusquedad.
-Creo que es mejor que hayas oído toda la verdad. Gino no quería que sufrieras y lo único que ha conseguido a cambio ha sido amargura y resentimiento. Cuando murió tu
padre, tú le echaste la culpa por retenerte en Cerdeña. Y yo no podía dejar que volvieras a Londres, después de ver lo que vi.

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