Tuesday, August 25, 2015

capitulo 36

— ¡Estas celoso de Agustin... no puedo creerlo! —exclamó Lali impotente—. De un hombre que ni siquiera me gusta...
— ¿Yo… celoso de Agustin? ¿Te has vuelto loca?
—Me alegro de verdad de que no seas un hombre celoso —mintió Lali apartando la mirada,
En tres días, se convertiría en la mujer de un hombre, tremendamente posesivo y celoso. Bajo aquella apariencia de fría y tranquila sofisticación se escondían oscuras pasiones. Lali sentía un intenso deseo de rodearlo por el cuello y decirle que lo adoraba pero el preacuerdo matrimonial y el anillo de compromiso, comprado únicamente de cara a la galería, enfriaba tal deseo.
  Lali se vistió en el baño y al salir se encontró con que Peter la esperaba en la planta de abajo. Lo vio en el vestíbulo al bajar las escaleras Alto, moreno atractivo. El corazón le palpitó. Ahí estaba, llevando por fin una chaqueta de etiqueta solo para ella. Por un segundo, tuvo miedo de no poder contener sus emociones
—Estás muy atractiva —murmuro Peter ronco,
—Sí, buen… fuiste tú quien compró el vestido —sonrió Lali reteniendo las lágrimas. No solo lo había comprado, sino que se reservaba el derecho de quitárselo. Lali se ruborizó al pensarlo. Peter se echó a reír—. ¿Qué es eso tan divertido?
—No se podría traducir muy bien —contestó Peter envolviéndola en el abrigo de cachemira
  Peter la llevó aun restaurante muy elegante. Al entrar, muchas cabezas se volvieron, para mirarlos. Formaban una pareja impactante. Una docena de personas murmuraron un saludo en dirección a Peter, pero ninguno de ellos se acercó a satisfacer su curiosidad sobre la rubia que lo acompañaba. Peter sonreía y asentía, pero no se detuvo a saludar a nadie
—Supongo que esto forma parte del paquete fingir que nuestra relación es normal y presentarme en público — comentó Lali tensa, en tono de condena—. La primera cita, Peter  
—Nuestra primera cita fue hace mucho tiempo. Fue una excursión junto a lago — respondió Peter con voz de seda—. Puede que no comiéramos mucho de la cesta hasta bastante tarde aquella noche, pero ha sido mi única cita que ha durado todo un fin de semana.
  Lali se ruborizó y se escondió detrás del menú hasta que un camarero les llevó una delicada y preciosa cesta de flores silvestres a su mesa. Lali parpadeo sorprendida al verla y al leer la tarjeta, con la firma de Peter. ¿De dónde diablos había sacado flores silvestres en pleno invierno? Tenía que preguntárselo.
—He mandado traerlas de un lugar con clima cálido.
— Ah...
Aquel día, junto al lago, había flores silvestres, y su fragancia había inundado el cálido aire del verano mientras retozaba en sus brazos... Pero desde luego no podía haber sido precisamente ese tierno recuerdo el que habría llevado a Peter a tener ese gesto.
Durante el primer plato, Peter posó decidido su mirada directa de ojos verdes sobre ella y dijo:
—Aquel día lo tenía todo planeado. Ordené que me prepararan la cesta y me tumbé a esperarte, convencido de que tú me encontrarías —Lali estuvo a punto de escupir un trozo de melón del shock, Peter le sirvió un vaso de agua—. Tengo que confesarte que no tenía ni una sola intención decente —continuó Peter. Lali comenzó a toser y se tapé con la servilleta. Luego retiró el plato y bebió agua tratando de calmarse—. Además, tenía que castigarte por infiltrarte en todas mis fantasías sexuales. Me sentía muy culpable. Llevaba siete meses viudo, y mi matrimonio había sido un desastre en la cama —continuó Peter con increíble sinceridad—. Y ahí estabas tú, haciendo caso omiso de todas mis señales para que te mantuvieras alejada, haciendo de mí tú blanco con tal tenacidad y tan abiertamente que...
—Por favor, no digas nada más, Peter —susurró Lali suplicante bebiendo agua helada con las mejillas escarlata.
—…tan abiertamente que aquello supuso una verdadera atracción para mí —continuó Peter,
  Lali frunció el ceño mientras trataba de asimilar, aquella última frase. Peter rio divertido al ver su expresión.
—Sí... tú no te diste cuenta, ¿verdad que no? No te dabas cuenta de que, mientras por un lado te arrojaba jarras de agua fría, por otro estaba impresionado Tu insistencia me atraía.
—Pues no lo demostrabas —declaró Lali mirándolo con el corazón acelerado.
—No, no quise reconocerlo, ni siquiera para mí mismo—admitió Peter con voz ronca— Belen jamás me había deseado así, era incapaz de sentir esa pasión. Pero tú sí, y parecías ofrecerme exactamente lo que yo quería y necesitaba.
  Lali volvió a ruborizar pero era incapaz de apartar los ojos de él, de la intensidad de su mirada. De pronto, se hizo el silencio, un silencio pesado, espeso. Lali se lamió nerviosamente el labio inferior. Observándola, Peter vaciló.
—Vámonos de aquí —dijo de pronto—. Ha sido un error ponerme a hablar de ese fin de semana en público.
  Lali se quedó atónita, pero Peter ya se estaba levantando. Sus ojos estaban sedientos de sexo, y no hacía el menor esfuerzo por ocultarlo, el maitre se acercó a su mesa, Lali se puso en pie. Peter la rodeó posesivamente con el brazo y le hizo un gesto, refiriéndose vagamente a una cita previa.
Apenas fue consciente de los curiosos comentarios de la gente mientras Peter la guiaba hasta la salida, Lali estaba ruborizada pero no podía resistirse, Peter le señalo la limusina.
— ¡Espera, mis flores! —gritó Lali asustada— ¡He olvidado…!
Entonces un camarero salió del restaurante con la preciosa cesta, Peter rio incrédulo — ¡Pero si es inútil… dentro de un par de horas estarán marchitas!
  Lali se aferró a la cesta. Peter la miró divertido y, sin previo aviso, con un gemido de impaciencia, tiró de ella y la estrechó en sus brazos posando la boca exigente sobre la de ella. Lali accedió a aquel beso apasionado con rodillas trémulas, entrando después en el coche me dio en las nubes
—No te acerques a mí —advirtió él con voz ronca mientras la limosina arrancaba y las luces nocturnas de la ciudad le iluminaban el rostro pronunciando sus pómulos—. No te acerques, a menos que quieras que te posea aquí y ahora… estoy al límite.

1 comment: