Thursday, August 27, 2015

capitulo 6

-Tenía mis razones al elegir un sitio tan discreto para hablar.
-¿Sí?
-Creo que estás de vacaciones y me gustaría que te hospedaras en mi casa -propuso Peter.
Lali se lo quedó mirando con los ojos como platos y se le escapó la risa.
-¿Me estás tomando el pelo?
-¿Por qué lo iba a hacer?
-He venido sólo de paso. Tengo que irme a Italia -le dijo, sin acabarse de creer que le hubiera hecho esa invitación-. Así que me temo que tendremos que hablar de negocios ahora, o nunca.
-A mí me importan un comino las villas -contestó Peter.
-Pues a mí no, porque ése es mi trabajo -aquella situación cada vez le parecía más irreal. ¿Para qué quería Peter hablar con ella, después de tanto tiempo?
¿Por curiosidad? Estaba claro que había averiguado en qué trabajaba en Londres. ¿Había sido por eso, por lo que le habían ofrecido las villas a Finlay Travel? ¿Cómo habría descubierto Peter dónde trabajaba?
Mientras daba un sorbo de su vaso, lo observó. Era una persona tan fría, tan controlado, tan calculador. Sintió un cosquilleo en la espalda. Miró sus facciones agitanadas, absorbiendo la perfecta simetría de cada una de ellas. La frente ancha, arrogante nariz, la curva de su boca.
En aquellos momentos, Peter era para ella un completo extraño, con un aire de autoridad y mando que parecía algo innato en él. No era el Peter Lanzani que ella recordaba. ¿O sería que lo miraba con otros ojos?
-Lali...
-Nadie me llama así -murmuró Lali. Aquel encuentro se estaba convirtiendo en una pesadilla. A los dieciséis años había estado muy enamorada de Peter. Le había dicho y hecho cosas que ninguna mujer en su sano juicio le gustaría recordar en su madurez. Le había declarado su amor hasta la muerte. En aquel tiempo no era Lali la que cerraba la puerta de su habitación, para evitar que él entrara, sino que era Peter el que cerraba la suya. Aquellos recuerdos la hicieron sentirse mal.
-Mírame... -le dijo, mientras le acariciaba la mano-. Por favor Lali...
Sintió su mano como si le hubieran puesto un hierro al rojo vivo. Retiró la mano al instante, conmovida por la forma que reaccionó su cuerpo. Abrió los ojos y encontró su mirada. Sintió un nudo en la garganta y el corazón empezó a latirle con fuerza.
-¿Qué quieres? -le preguntó.
-Tres semanas de tu vida -admitió Peter-. Quiero que estemos juntos tres semanas.
-¡Yo no quiero estar contigo! -se levantó muy enfadada.
Peter se levantó, tomándose su tiempo, con una sonrisa en sus labios. De un solo y ágil paso, se puso a su lado, poniéndole la mano en el hombro. Lali se quedó tan sorprendida, que no pudo hacer otra cosa que quedarse quieta, mirándolo. No podía creerse que Peter estuviera insinuándose.
-Relájate -le instó Peter, apartándole un mechón de pelo de la cara.
Cuando sintió la mano en su cara, el corazón le empezó a latir de forma violenta y se le puso un nudo en la garganta. No podía casi ni respirar. Peter inclinó la cabeza y la miró a los ojos. Aquel gesto la excitó tanto que casi se le doblan las piernas. Y de pronto, cuando estaba a punto de poder respirar otra vez, Peter la besó, obligándola a abrir sus suaves labios con la lengua, introduciéndosela en la boca.

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