Sunday, August 30, 2015

capitulo 19

-Al principio pensé que me estabas diciendo la verdad. Pensé que no sabías que yo te estaba manteniendo, hasta que me enteré de que comprabas acciones de Finlay Travel. Me enfadé mucho cuando me enteré de que no habías ido a los colegios que yo había pagado, pero podía habértelo perdonado. Pero lo que no te perdono es que seas una mentirosa y una ladrona, como tu madre.
-Para el coche... quiero vomitar -Lali se puso la mano en la boca. Cuando salió, casi se cae del coche. Se agarró a la puerta y respiró aire fresco.
-Te has puesto enferma de verdad -le dijo Peter, saliendo del coche y acercándose a ella-. Creí que estabas fingiendo.
Lali ni siquiera pudo levantar la cabeza para mirarlo. Tenía los nervios agarrados al estómago. Se preguntaba cuánto dinero se habría guardado Emilia a lo largo de aquellos cinco años. Incluso era posible que Emilia se hubiera vuelto tan exigente, que Peter empezara a sospechar.
-Siéntate... -la agarró con mucha suavidad por los hombros y la volvió a sentar en el asiento del coche-. Baja la cabeza, si todavía estás mareada -le indicó él, sin soltarla.
Lali se fijo en sus zapatos hechos a mano.
-¿Estás mejor? -le preguntó Peter, soltándola.
Ella asintió, miró hacia arriba y se encontró con unos ojos verdes brillantes entre unas pestañas negras largas y sensuales. Aquellos ojos tenían un efecto extraordinario en ella. La hacían sentirse débil. Sin darse cuenta, se quedó mirándolo, como si la hubiera hipnotizado. Peter se irguió y ella se quedó mirando al vacío.
¿Qué le estaba pasando? ¿Le habría hecho perder la cabeza la noticia de que su madre se había quedado con todo el dinero? Tenía que concentrarse. Peter era un hombre muy guapo, pero ella ya era lo suficientemente madura como para controlarlo.
Peter era el propietario de la casa de Emilia, recordó con desesperación. Era posible que todo lo demás que le había contado, fuera cierto también. Con lo cual las participaciones que tenía en Finlay Travel, también le pertenecían. Aunque le diera todas las acciones, con ello no pagaría ni una décima parte de lo que le debía. En cierto modo, ella también era responsable de lo que su madre había hecho.
Si no se hubiera creído lo que le había contado su madre sobre la anulación del matrimonio, no la habría engañado con tanta facilidad. Habrían conseguido la anulación cuando era el momento, Peter hubiera recuperado su libertad y no les habría estado enviando dinero a su madre y a ella. Pero Lali nunca le pidió que lo hiciera. Además, no quería nada de Peter.
-Parece que piensas que te pertenezco, y ahora me doy cuenta del porqué -Peter se limitó a sonreír-. Pero siento mucho decirte que la gente no se compra...
-El amor es lo que no se compra. Comprar a la gente es muy fácil -contestó Peter-. Sólo tienes que saber qué es lo que quieren.
-¿Y qué es lo que quiero yo?
-Ser querida. Me di cuenta antes de que fueras mujer. Necesitabas con desesperación ser querida. Pero eras tan cabezota, que lo buscaste en los sitios equivocados, donde no podías reconocerlo, aunque lo hubieras encontrado.
Lali perdió el color de la cara. Le había respondido a sus ironías con seriedad, recordándole las muchas decepciones que había sufrido a lo largo de su vida.

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