Monday, August 31, 2015

capitulo 23

Peter se acercó a ella, la miró con sus ojos esmeralda, con tal intensidad que casi sintió su piel arder. Después estiró la mano y le quitó el pasador del pelo.
-Me gustas con el pelo suelto.
Con una paciencia desconcertante, se lo fue desenredando. Lali se quedó quieta, casi sin respirar, pero cada vez que le tocaba la piel con sus dedos, su corazón empezaba a latir con tanta fuerza que la dejaba sin sentido.
-Muy guapa y muy sensual -repitió Peter, acercándose un poco más.
No supo cómo reaccionar. El sol calentaba su cuerpo, sintió que los pechos se le hinchaban y los pezones se endurecían, empujando contra la tela de algodón que los constreñía. Cuando encontró su mirada, para ella en el mundo sólo estaba su esmeralda mirada.
-Y tan sumisa de repente. Pero aunque te digas a ti misma que es para salvar a Emilia, sabes que en el fondo eso no es verdad, píccola mía. Porque eres una mujer que te dejas llevar por los sentimientos. Y ahora mismo lo que estás es excitada.
Lali permaneció en silencio, sabiendo que lo que decía era verdad. Su cuerpo la delataba. Durante unos instantes le había deseado con una intensidad incontrolable. Y no había sido un recuerdo del pasado, lo que una vez sintió por él, era un sentimiento del presente.
Peter se inclinó, sacó dos vasos de la cesta y le ofreció uno.
-No me estoy quejando -murmuró él-. A mí nunca me han atraído los sacrificados. Como tampoco me atrae mucho en lo que te has convertido...
-¿Qué quieres decir?
-Que de momento creo que con tres semanas me conformo -Peter la miró con gesto de frío desprecio-. Tres semanas será suficiente.
Tres semanas era el tiempo que ella había pensado pasar de vacaciones por Italia. Le tembló la mano y se le derramó el vino de la copa. -¿Me estás pidiendo que pase mis vacaciones contigo?
-Algo así. Después nos separamos y te concedo el divorcio. Emilia se va de la casa y yo le perdono lo que me debe. Es una oferta muy generosa -le aseguró.
Pero Lali no pensaba lo mismo. Era una oferta humillante y degradante. Recordó el desprecio en su mirada y se recogió en sí misma. Cuando lo vio en el bar, Peter le había parecido un extraño, pero según fue pasando el tiempo empezó a recordarlo tal y como era. Pero en esos momentos le volvió a parecer un extraño.
-Tienes que decidir.
-No tengo otra elección -si no se quedaba, denunciaría a Emilia. No podía permitir que su madre sufriera de aquel modo, por mucho que se lo mereciera.
Peter sacó un teléfono móvil del bolsillo, marcó los números y empezó a hablar en italiano con alguien. Cuando terminó, se lo guardó de nuevo y le dijo:
-La orden de desahucio ha sido anulada.
Lali se sentó en la manta y dio un trago de vino, para humedecer sus resecos labios.

Lali abrió los ojos, cuando sintió que una mano le agitaba el hombro. El sol había cambiado su posición en el cielo.
-Ya es hora de marchar -Peter se agachó y la levantó con mucha delicadeza.

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