Monday, August 24, 2015

capitulo 28

  Lali vaciló. Sus ojos comenzaban a llenarse de lá grimas.
—Pregúntale a Agustin, si no me crees —aconsejó—. Antes de marcharme, le dije a Agustin que estaba esperando un hijo tuyo. Estoy segura de que eso lo admitirá, aun que no quiera contarte toda la verdad.
— ¡Esto es indignante...! —gritó Peter incrédulo—. Agustin me dijo que...
Pero el temperamento de Lali estalló en ese instante sin que pudiera controlarlo, sin previo aviso:
— ¡No me importa lo que te dijo Agustin! Yo no tengo por qué inventar excusas o explicar el estúpido comportamiento y las crueles mentiras de tu primo sobre mí, yo no tengo nada que ver con eso...
—Estás mintiendo… tienes que estar mintiendo... —respondió Peter tremendamente pálido.
— ¿Y por qué iba yo a mentir? —lo interrumpió Lali elevando la voz—. ¿Solo por que no te gusta lo que estás oyendo? Bueno, a mí me da igual. Adelante, Peter, sigue pensando que estoy mintiendo y no hagas caso de nada de esta conversación...
— ¡Cállate!—soltó Peter. Lali parpadeó atónita—. ¿Por qué me gritas como una histérica? ¿Crees que alguien puede tragarse esa historia así, sin más, de repente? Me acosté contigo hace dos años y medio, has tenido tiempo de sobra para decirme que estabas embarazada.
—No quise hacerlo.
— ¿Y qué sentido tiene eso? —preguntó Peter incrédulo—. ¿Quieres prestar un poco más de atención a lo que tú misma estás diciendo?
  Lali bajó la cabeza. Se sentía intensamente mortificada.
—Siento mucho que sea tuyo, lo siento de verdad, pero es algo que no puedo cambiar, Peter —musitó en una especie de ruego, con voz trémula—. ¿Qué ves cuando miras a Santino? tiene los ojos verdes, el cabello negro, la piel aceitunada… —Dijiste que lo había heredado de tu madre.
—Mentí. Mi madre era tan rubia como yo —musitó Lali
—Saliste con Agustin y con sus sospechosos amigos durante semanas, y la mitad del tiempo él estaba demasiado borracho como para darse cuenta siquiera de lo que estabas haciendo —señaló Peter—. ¿Crees que soy tan estúpido como para dejarme impresionar por unos ojos verdes y un cabello castaño? ¡Quién sabe con cuánta gente te acostaste!
—Creo que ya has dicho suficiente —contestó Lali sintiendo que se le encogía el estómago y saliendo de la cama con los miembros adormecidos—. No tengo por qué aguantar que nadie me trate así.
  Peter la agarro del antebrazo al pasar por su lado.
—No voy a disculparme por decir en voz alta lo que pensaría cualquier hombre.
  Lali estaba temblando como una hoja, pero sus ojos, llenos de lágrimas, brillaban llenos de censura.
—Tú fuiste el primer hombre con el que me acosté... ¿en qué te basas para suponer que me convertí en una zorra a las pocas semanas? —preguntó Lali observando cómo le latía una vena en la sien—. Santino nació ocho meses y tres semanas después de ese fin de
semana. Tengo un certificado de nacimiento que lo demuestra. No podría ser hijo de nadie más.
—Pero, si pusimos medios para protegernos...
— ¿Cómo lo sabes?—musitó Lali tensa, reacia a confesarse, pero desafiándolo, sin embargo.
  Peter se quedó mirándola con los ojos entornados.
—Dijiste que estabas tomando la píldora anticonceptiva. ¿Quieres decir que fallo?
—No… —contestó Lali respirando hondo, tras una pausa.
—Entonces, ¿qué quieres decir?
—Nunca tomé la píldora —confesó Lali temblorosa, y decidida a contarle toda la verdad—. En eso también mentí
— ¿Que mentiste...? —repitió Peter dejando caer la mano de su brazo, confuso. Lali apartó el rostro de él. Estaba colorada de la vergüenza, se sentía culpable, el corazón le latía a toda prisa. Por fin asintió—. ¿Por qué?
—Quería quedarme embarazada —confesó Lali.
— ¿Querías quedarte embarazada? —repitió Peter con incredulidad. Peter se alejó de ella a toda prisa, como una pantera a la que a jaula le quedara pequeña, para volver de inmediato a su lado—. ¿Lo confiesas abiertamente ante mí?
—Ahora ya no tiene mucho sentido mentir, así que ya puedes odiarme.
Pero Peter ni siquiera la miraba. De pronto, comenzó a jurar en griego. Antes de que Lali pudiera detenerlo, Peter salió a grandes zancadas de la habitación, cruzó el salón y abrió la puerta que daba a la Long Gallery con tal brusquedad que esta retumbo y fue a golpear la pared.
— ¡Peter! —gritó Lali persiguiéndolo... ¿A dónde vas?
— ¿A dónde crees tú? —preguntó Peter violentamente—, A matar a Agustin... ¡Voy a golpearlo contra la pared más próxima! ¡Por mentir!
— ¡Peter, no!
  Peter se sacudió la manga para librarse de Lali, que se había agarrado a ella, y caminó hacia el vestíbulo con zancadas decididas.
— ¡No me importa lo que le hicieras tú...! ¡Ni siquiera me importa que hayas tratado de hacer pasar a mi hijo por hijo suyo para conseguir atraparlo! —exclamó en un tono de voz cada vez más alto para detenerse en seco y mirarla de frente—. Nada de eso importa ya, pero no hay excusa para sus mentiras cuando la vida de mi hijo estaba en peligro... Te dejó abandonar esta casa sola, sin un penique, sabiendo que... ¡ese egoísta, ese desgraciado sabía que llevabas a mi hijo en tu vientre, y no solo no me lo dijo, sino que hizo todo lo posible para asegurarse de que no tuviera motivos para seguirte!
—Peter... yo no traté de hacer pasar a Santino por hijo de Agustin cuando me quedé embarazada —protestó Lali—. Aunque hubiera querido, era imposible, porque Agustin y yo jamás...
— ¡Si no hubieras estado con dos hombres de esta familia, nada de esto habría ocurrido! —la condenó Peter despectivo—. ¡Jugaste con los dos, nos enfrentaste al uno contra el otro, y mira el resultado!
— ¡Eso no es justo! —gimió Lali—. Yo jamás me acosté con Agustin.

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